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Opinión

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El presidente Boric en México

El mandatario chileno habló extensamente “de la importancia de mantener los empleos y las distintas medidas para acelerar la inversión”.

A finales de 1972, el gobierno de Luis Echeverría le prestó todo el protagonismo imaginable a la visita de Estado que realizó a México el presidente socialista de Chile, Salvador Allende. Pero según los informes, el inmenso apoyo propagandístico a aquella visita contrastó de manera notable con la parquedad con la que se trató la reciente del nuevo presidente chileno, Gabriel Boric. ¿Por qué la parquedad, si es el caso de un mandatario latinoamericano que se autoidentifica como “de izquierda"?

Una de las razones, posiblemente tuvo que ver con cuestiones de protocolo. El presidente Boric vino a México junto a los mandatarios de Ecuador y de Colombia, con la idea de participar en la junta cumbre de líderes del mecanismo Alianza del Pacífico. Al no poderse celebrar ese evento por la inasistencia del presidente de Perú, la visita pasó obligadamente a ser bilateral.

Pero en la visita de Boric a México, también se suscitaron roces de tipo diplomático, imposibles de ocultar. El presidente chileno pronunció un discurso en el Senado de la República en el cual hizo algunas acusaciones que debieron causar escozor en los altos círculos del poder en México. Quizá la más polémica fue cuando hizo referencia al problema de los feminicidios en México al cual calificó, textualmente, de “brutal”. Y en la misma tónica de tocar sensibilidades locales, el mandatario denunció el embate a las libertades políticas en Nicaragua, insinuó que en México también se había sufrido “violación de los derechos humanos” y abogó por la defensa de la democracia en el mundo, “que está en riesgo”.

Boric se ostentó en México como de “izquierda”, pero, según todos los indicios, se trata de una izquierda muy distinta a la local, a juzgar por sus ideas y enfoques. En tal sentido, cabe citar las reuniones a las que asistió con grupos empresariales. En ellas, el mandatario chileno habló extensamente “de la importancia de mantener los empleos y las distintas medidas para acelerar la inversión”. También de las ventajas que ofrece Chile para atraer capital del exterior y de la importancia de hacer cambio y llevar a cabo reformas teniendo muy en cuanta, de antemano, las posibles reacciones de la clase empresarial. Las reformas no deben llevarse a cabo con base en encuestas, sino en propuestas estudiadas cuidadosamente. “Lo importante para el sector privado es saber de antemano cual va ser la dirección de los cambios, para evitar sorpresas”.

bdonatello@eleconomista.com.mx

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