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Opinión

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Elecciones 2024: ¿Quién le puede ganar a Morena?

Aunque parezca que la “caballada está flaca”, hay candidatos que tienen buenas tablas y posibilidades de ganar, pero no quieren aventarse el “tiro”.

Todas las hipótesis que se barajan en las siguientes líneas se sostienen bajo una premisa: la única manera de derrotar a Morena en las elecciones presidenciales es conformando una alianza opositora que incluya como mínimo al PRI, PAN y PRD. Está claro que sin Movimiento Ciudadano en la alianza, las posibilidades de que Morena gane la presidencia crecen. Se dividió la lista de aspirantes en tres categorías: Los que quieren, pero no pueden ganar. Los que pueden ganar, pero no quieren. Y finalmente, están los que pueden y quieren ganar, pero les falta algo.

Los que quieren, pero no pueden ganar: En esta categoría se encuentra claramente Alejandro Moreno, presidente del PRI, asociado con una larga historia de corrupción y con los peores resultados electorales de ese partido en su historia. También priistas como el coordinador de la bancada en el Senado Miguel Ángel Osorio Chong, peñista con una enorme cola de dinosaurio. O el exgobernador de Oaxaca Alejandro Murat, señalado por claudicar ante AMLO y ceder el estado a Morena.

Manlio Fabio Beltrones merece una mención aparte. Tiene un gran oficio político y experiencia concertando con la oposición, pero está identificado con Salinas de Gortari y con escándalos de narcotráfico. Alfredo del Mazo no ha levantado la mano oficialmente. Sin embargo, su eventual candidatura depende del próximo resultado electoral en el Estado de México, el cual se ve complicado sin un candidato de unidad, y súmele el clima de inseguridad que se vive en esa entidad.

En el PAN ha levantado la mano Ricardo Anaya que es un “cartucho quemado''. En su momento tuvo la oportunidad histórica de ser uno de los mejores presidentes del PAN; en vez de eso, decidió cooptar a la dirigencia del partido para autodesignarse candidato. En ese papel, en las pasadas elecciones, dejó al partido a la deriva y dividido en un momento crucial. A él se le podría aplicar la vieja regla priista de “el que ya bailó debe sentarse”.

Santiago Creel es otro de los aspirantes panistas, pero se trata de un político gris que como precandidato en el sexenio de Fox no emocionó a nadie. A Creel se le puede aplicar el viejo refrán de “mucho ayuda el que no estorba”. Otra figura que cree tener posibilidades es Maru Campos, la actual gobernadora de Chihuahua, pero está siendo investigada por la fiscalía anticorrupción, y el público la asocia con César Duarte, por supuestamente estar en la nómina de pagos del corrupto ex-mandatario priista.    

Pueden y quieren ganar, pero les falta algo: En primer lugar, está el actual gobernador panista de Yucatán Mauricio Vila. Es jóven y es el mandatario mejor calificado del país, pero su figura no trasciende a lo nacional. Algo parecido le pasa al ex-gobernador de Querétaro, el también panista Francisco Domínguez Servién. Su buena gestión permitió que el PAN repitiera en ese Estado, pero no pinta en las encuestas. También debe mencionarse a Enrique de la Madrid, el priista de mejor reputación entre los que han levantado la mano, pero le faltan tablas. Su último puesto de importancia fue Secretario de Turismo. También a la Senadora panista Lily Téllez, que tiene carisma, pero le falta experiencia y temple políticos. Luis Donaldo Colosio Riojas, actual alcalde de Monterrey, figura en esta categoría. Se perfila como jóven y honesto, y se ha rodeado de gente que le aconseja bien. Su nombre es conocido en toda la República Mexicana, pero le falta “foguearse” más.        

Los que pueden ganar, pero no quieren: Finalmente, aunque parezca que la “caballada está flaca”, hay candidatos que tienen buenas tablas y posibilidades de ganar, pero no quieren aventarse el “tiro”. En esta categoría se destaca el carismático orador Diego Fernandez de Ceballos: el único panista que comanda el suficiente respeto para unir a ese partido, meter orden entre sus clanes, y a la vez, recibir el apoyo del PRI. En su contra está la avanzada edad, así como algunos controversiales litigios y negocios que realizó a lo largo de su carrera como abogado.

En segundo lugar está Agustín Carstens, el actual gerente del Banco de Pagos Internacionales, que tiene credenciales académicas y laborales inmejorables, así como reputación intachable. Quizás no haya en México alguien mejor preparado. En su contra juega la asociación a todo lo “neoliberal”, y el poco conocimiento que tiene su figura entre la población general. También en esta lista puede ubicarse a Marcelo Ebrard. No hay duda de que si decidiera postularse por la oposición, metería en serios problemas al candidato o candidata de Morena. En su contra juega el haber sido priista, morenista y el escándalo de la línea 12 del Metro.

Finalmente el caso Lorenzo Córdova, el actual presidente del Instituto Nacional Electoral. Córdova le ha plantado cara a López Obrador y ha defendido a capa y espada la autonomía del Instituto. En su contra juega ser juez, para después querer ser parte.

Independientemente de quién sea el candidato, desde el triunfo de la oposición en el 2000, los partidos tradicionales han representado los intereses de los grupos oligárquicos y de los poderes fácticos, y atendieron menos las necesidades  de los grandes sectores de la población. Por esta razón, en la lista de los que pueden ganar se destacan algunas figuras que son ajenas o están alejadas de la política. Y ello obedece a la enorme deslegitimación social que tienen los políticos “tradicionales”.

Twitter:@EduardoTurrentM

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