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Opinión

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La proyección internacional de los países a través del medallero olímpico

Los mega-eventos deportivos son la herramienta más potente de diplomacia deportiva de los países. Las naciones que hospedan Mundiales o Juegos Olímpicos (JJ.OO) muestran al mundo su fortaleza, cultura e imágenes positivas, siempre y cuando sean organizados exitosamente. Las ceremonias de inauguración y clausura son ventanas que potencializan los mensajes que el país sede presenta al mundo y a su sociedad. De igual forma, la alta exposición mediática y en las redes sociales que generan estos encuentros, posibilitan a las naciones participantes proyectarse internacionalmente a través de sus equipos y atletas. 

En París 2024 se puede citar varios ejemplos sobre este último rubro. La espectacularidad del salto de altura del sueco Armand Duplantis para batir el record en su disciplina inevitablemente vinculó su éxito con las ideas que se tienen de su país, las cuales son favorables normalmente. Por otra parte, la entrada triunfal y colorida del taekwondoin mexicano, Carlos Sansores, maravilló al público y reafirmó la percepción de México como un país alegre, y a la máscara de lucha libre como un símbolo nacional positivo, el cual se reforzó con el video publicado días después por el artista Bruno Mars, quien portó dicha prenda luchística en el video que realizó en agradecimiento al público que acudió a su concierto en la Ciudad de México. No obstante, las acciones criticables o negativas que suceden en estos eventos también pueden afectar a los países. El atleta estadunidense Shelby McEwen se negó a compartir la medalla de oro en salto y debido a ello le asignaron la presea de plata. Esta actitud poco deportiva fue utilizada por algunos para criticar a la Unión Americana, asociando al atleta y con aspectos negativos de su nacionalidad. De tal forma, atleta y país se significaron para algunos como actores egoístas, incapaces de generar lazos reales de empatía.

Por otro lado, la posición en el medallero olímpico es un timbre de orgullo nacional al interior de los países que puntean dicha lista y, por otro lado, reafirman o generan ideas nuevas en el público extranjero que revisa dicho ranking. El punto de referencia para la construcción o deconstrucción de estas imágenes se basa en los paradigmas y estigmas que envuelven de manera general a las naciones. Y para aquellos países que son poco conocidos en el orbe, su aparición en las alturas del medallero les permite presentarse ante millones de personas en el mundo y asociar su nombre con el éxito deportivo.

Generalmente, los medios y las publicaciones muestran el top 10 del medallero olímpico. En este sentido, los países con más medallas en París 2024 fueron: 1. EUA, 2. China, 3. Japón, 4. Australia, 5. Francia, 6. Países Bajos, 7. Gran Bretaña, 8. República de Corea, 9. Italia y 10. Alemania. Todas naciones desarrolladas, por lo que no causa sorpresa verlos ocupar las primeras posiciones. EUA reafirma la idea de ser una potencia deportiva. China, aprovechando la ausencia de Rusia, muestra su pujanza y reafirma su poderío en lo deportivo. 

No obstante, me pregunto si en el imaginario general se tiene noción de que Australia está dentro de los 5 países con más medallas. Si alguien se sorprende de la posición de Australia es entendible, ya que en Tokio 2020 ocupó el sexto lugar y en Río 2016 el décimo. No es casual el avance de este país en el deporte, ya que el Gobierno ha apostado a realizar una política de estado de deporte y de diplomacia deportiva precisamente para mejorar su presencia en el mundo. En 2015, Australia lanzó su primera Estrategia de Diplomacia Deportiva. En 2019, se publicó la Estrategia de Diplomacia Deportiva 2030, que se basa en el éxito de la estrategia anterior. En este diseño, dicho país busca, entre muchas otras cosas, organizar diversos mega-eventos deportivos. Entre los más significativos realizados está Copa Mundial Femenina de Fútbol de 2023, llevándola a cabo junto a su socio regional Nueva Zelandia, quien ni más ni menos ocupa el lugar 11 del medallero de París 2024 debido a que también está apostado por la diplomacia deportiva para posicionarse en el mundo. Para concluir el caso de Australia, en 2032 hospedará en Brisbane los Juegos Olímpicos y Paralímpicos y espera en ese momento estar entre los tres países con más medallas.

La presencia de Corea del Sur en la élite del medallero parisino también fortalece su imagen en el mundo (En Tokio 2020 ocupó la posición 16). Dicho país le ha apostado a la diplomacia pública para generar soft power, ha construido herramientas como el K-pop y el K-Drama, de los cuales existen productos que son seguidos por millones de jóvenes en todo el mundo. No es extraño que alguien se haya preguntado al ver a los coreanos en el lugar 8 ¿ahora también destacan en deporte?

Para los curiosos que decidieron revisar más a profundidad el medallero, se habrán encontrado en el lugar 13 a Uzbekistán y en el 14 a Hungría, países pequeños poco conocidos, pero con una gran tradición en diversos deportes. Ambas naciones sin duda se verán favorecidas en su construcción de imagen internacional con sus posiciones en el medallero. El lugar 17 de Kenia refuerza su imagen como país potencia en atletismo de fondo, lo cual le ayuda a equilibrar las imágenes de pobreza y hambruna que se le pueden asociar. Por mucho es el país mejor posicionado de África.

Si se revisa la próxima decena de lugares del medallero, se podrá encontrar con dos casos que saltan a la vista. Irán en el lugar 21 y Ucrania en el 22. Como se podrá coincidir, Irán tiene una reputación negra en occidente debido a su supuesto programa nuclear con fines no pacíficos y su vínculo con grupos extremistas y/o terroristas en Medio Oriente. Esta imagen podría contrastar con la de un país deportivamente exitoso. Para Irán, estar en el top 30 de potencias olímpicas le ayuda a matizar el aspecto negativo de su proyección mundial. Por otro lado, la buena posición ucraniana en París 2024 produce sorpresa y reconocimiento, al obtener ese logro en medio de la guerra con Rusia; y por supuesto, aumenta la buena imagen mundial que su presidente ha impulsado, mostrándose como víctima de una invasión en la cual se defienden con éxitos militares incluidos.

Finalmente, un oro olímpico puede representar para un país un gran salto en el medallero. Se podría mencionar ejemplos de oros que fueron catapulta para varias naciones en París, pero me centro en dos significativos: Dominica y Pakistán. Ambos obtuvieron una sola medalla en los JJ.OO, pero fue dorada. Esta presea les permitió estar por delante de países más conocidos en el mundo y con más número de medallas (aunque no de oro), como Turquía, México y Colombia. 

Resulta arbitrario hacer un análisis de la imagen que tienen algunos países sin tener mediciones sobre la percepción internacional de los países y sin conocer sondeos mundiales que indiquen las ideas de millones de personas sobre la posición de tal o cual país en el rankig de preseas olímpicas. No obstante, esta revisión de país-imagen-posición en el medallero-imagen es una invitación a realizar investigaciones y análisis profundos sobre el particular, lo cual sin duda podría ser un incentivo para que las naciones se preparen de mejor manera para los Juegos Olímpicos e inviertan más en el deporte.

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