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Los cuentos de espías de Stewart Copeland
A sus 68 años Stewart Copeland encontró una nueva vocación que lo hizo dejar las baquetas por un momento para convertirse en historiador y el narrador de una historia de espías sui géneris. El espía en cuestión, cuya apariencia tenía más similitudes con George Smiley —el antihéroe de las novelas de John LeCarré— y los personajes de Graham Greene que con el famoso agente 007 de Ian Fleming, era su padre, Miles Axe Copeland Jr.
El exbaterista de The Police y también compositor de música para películas descubrió la verdadera identidad de su padre cuando éste publicó en 1969 el libro The Game of Nations: The Amorality of Power Politics, un best-seller donde el patriarca Copeland reveló su pasado como espía y los engranajes de la geopolítica moderna. Copeland vivió su infancia en una extraña burbuja, rodeado de sirvientes, comidas exóticas y fiestas con la aristocracia de la época en ciudades lejanas de su natal Estados Unidos, como Beirut o El Cairo.
Años más tarde, Stewart Copeland, el guitarrista Andy Summers y Sting irrumpieron en la escena musical británica con un estilo que mezclaba el ritmo frenético del punk con sonidos de otros rincones del mundo. En la música de The Police, los arreglos percusivos con los que contribuía Copeland se alimentaban de sonidos exóticos de El Caribe, África y Oriente Medio. El célebre trío recorrió el mundo en su breve carrera musical y dejó un legado musical único. Escuchar las baterías de “Regatta de Blanc”, “So Lonely” o “Walking on the Moon” son claros ejemplos de las influencias del mundo que se colaban en sus composiciones.

En My Dad The Spy, una miniserie de audio de nueve capítulos producida en asociación con la plataforma de audiolibros Audible, Copeland reconstruye la historia de su padre, Miles Copeland Jr, un agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) que desempeñó un papel clave para la política exterior estadounidense después de la Segunda Guerra Mundial.
Miles Copeland Jr. creció durante la era del jazz y amaba la música. En su juventud, Copeland fue trompetista y dijo haber tocado brevemente con la banda de Glenn Miller; posteriormente se enlistó en el Ejército estadounidense y en la Agencia Central de Inteligencia (CIA). El espía Copeland fue uno de los operativos de la CIA en Oriente Medio entre 1947 y 1957, donde cenaba con el entonces presidente de Egipto, Gamal Abddul Nasser y echó la fiesta con el célebre doble agente inglés Kim Philby, quien proporcionó información al gobierno ruso durante la Guerra Fría. Además, tuvo una participación importante en la remoción de líderes en Siria e Irán, y en otras tácticas de espionaje que ayudaron a transformar el espectro geopolítico de la región.
Durante un concierto de The Police en Egipto, el mánager de la banda, Miles Copeland III, hermano de Stewart, utilizó las poderosas conexiones de su padre para que la banda pudiera librar la aduana y cruzar la frontera con su equipo e instrumentos.

My Dad The Spy es un viaje personal en el que Stewart Copeland, con la ayuda de sus hermanos Miles, Lenny e Ian y la perspectiva histórica de historiadores y personajes cercanos, reconstruye la historia de su padre, contrastada con la mitología con la que él creció. En su autobiografía Strange Things Happen, Copeland rememoraba sobre aquellos sitios en El Líbano durante su infancia, que posteriormente fueron “corroídos por la guerra, rociados de balas, torpedeados de cohetes o nivelados por las bombas”.
El patriarca Copeland les decía a sus hijos que era un hombre de negocios, mientras el pequeño Stewart jugaba con el hijo de Kim Philby a los Cruzados contra los Sarracenos. Stewart Copeland nunca se imaginó que su historia familiar sería una novela de espionaje que muchos desearían haber tenido. “Él no nos mintió”, relató Stewart Copeland en una entrevista reciente a The Guardian. “Simplemente no nos contó toda la historia. Aunque nunca le preguntamos”.