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Los diez conceptos más importantes de finanzas personales (I)
(Parte 1 de 2)
Mucha gente dice que el dinero no es lo más importante. Y tienen razón. Hay muchas cosas más valiosas: la salud física y mental, el bienestar de nuestra familia, tener libertad para tomar decisiones o simplemente, el disfrutar de todo lo que hacemos.
Sin embargo, el dinero acompaña nuestra vida. Lo necesitamos para satisfacer nuestras necesidades más básicas, como comer o poner un techo sobre nosotros. Además, muchas de esas cosas que queremos lograr también cuestan dinero. Es cierto: no es lo más importante pero nos guste o no juega un papel muy relevante. Como es un recurso limitado, nos irá mejor en la vida si aprendemos a manejarlo bien: hacer un plan de gastos, ahorrar, invertir, proteger lo que estamos construyendo. No caer en deudas. Cosas que se dicen tan fácil pero que a mucha gente les cuesta enorme trabajo ejecutar.
Por eso mismo trato de hacer reflexiones en este espacio. Porque de nada sirven los consejos vacíos, sino que deben tener un contexto. Se trata de que mis lectores puedan tomar mejores decisiones financieras y no sólo aplicar “tips” que pronto se olvidan. Al final, el dinero nunca es un fin en sí mismo, pero sirve para acercarnos a lo que es verdaderamente importante para nosotros.
Me gustaría retomar diez de los conceptos más importantes en finanzas personales, en esta serie de dos columnas:
1. Las finanzas personales son personales. Cada persona tiene un punto de partida distinto (su situación financiera) y tiene objetivos diferentes. Pero además, las personas no hacen las cosas ni responden a estímulos de la misma manera. Hay gente muy ordenada y otra muy dispersa. Por eso, lo que funciona para unos no necesariamente es lo mejor para otros. Eso nos tiene que quedar muy claro.
2. El dinero siempre es escaso, independientemente de nuestro nivel de ingresos. No podemos hacer todo lo que queremos al mismo tiempo y en el mismo momento, porque no somos pulpos. El tiempo es escaso. El dinero también. Aún si ganáramos mucho, no nos alcanzará nunca para comprar todo lo que queremos comprar. Por eso es importante priorizar: definir qué va primero y qué va después.
Sin embargo, muchísimas personas no tienen claro qué es lo más importante para ellos en la vida. Otros no tienen visión de largo plazo y piensan solamente en el plan para el siguiente fin de semana. Por más que sepan administrarse, si no tienen claras sus prioridades, de poco servirán todos sus conocimientos de finanzas personales.
3. Los peores consejos sobre finanzas personales son sobre presupuestos. Muchísima gente lo ha intentado y siempre termina gastando de más. Esto es obvio: la realidad nunca sucede exactamente como uno la planea. Siempre tenemos sorpresas. Por eso siempre digo que en lugar de un presupuesto, uno debe hacer un plan de gastos. Es sencillo: cada vez que uno recibe un ingreso, se sienta a asignarle a cada peso un trabajo. Le estamos diciendo a nuestro dinero qué es lo que debe hacer por nosotros. Pero a la vez, lo modificamos cada vez que sea necesario. Por ejemplo: asignamos 300 pesos para el recibo de luz y llega en 400, en ese momento ajustamos nuestro plan para adaptarlo a la realidad. Además, cada vez que nos enfrentemos a un gasto no planeado (por ejemplo: se anuncia que nuestro grupo favorito dará un concierto y los boletos se venderán pronto), sacamos nuestro plan y vemos cómo podemos reasignar nuestros pesos hacia ese trabajo. ¿Qué otras cosas tenemos que sacrificar para ir a ese concierto? Ahí entran de nuevo nuestras prioridades.
4. Los gastos irregulares no son emergencias. Son gastos que sabemos que vendrán y por lo tanto debemos considerarlos en nuestro plan de gastos. Parte de nuestros ingresos los tenemos que asignar a estos “trabajos”. Es decir, cada mes vamos “pagando” una parte de estos gastos (a nosotros mismos). De esta forma, cuando se presenten no nos causarán ningún desequilibrio: tendremos el dinero para pagarlos de contado, sin problemas y sin necesidad de adquirir deudas. Porque ya los tenemos cubiertos.