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Mañana, la inflación; ¿qué hará Banxico?
En la inflación de la primera quincena de septiembre siempre se nota el regreso a clases, porque es cuando se aplican los incrementos en las colegiaturas y cuando suben de precio los uniformes y los útiles escolares. Mañana tendremos el reporte inflacionario de los primeros 15 días de este mes y más allá de este efecto estacional del regreso a clases, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) seguramente estará más cercano al nivel que el Banco de México considera tolerable, dentro de su meta de 3%, más-menos 1 punto porcentual.
Esto alentará en el mercado las expectativas de que el banco central mexicano habrá de aplicar un nuevo recorte en su tasa de interés de referencia en su reunión de política monetaria del próximo jueves. Sobre todo, porque una de las consideraciones que tiene la Junta de Gobierno para optar por esta modificación a la baja en el costo del dinero es lo que haya determinado la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). Vamos, no como una política espejo, como sí ha sucedido en el pasado, pero sí como una guía para no afectar el mercado cambiario ante una rigidez monetaria en la economía más importante del mundo y una postura más laxa en México.
La baja de la semana pasada en la tasa de referencia de la Fed abrió ese margen para que ocurra lo mismo de este lado de la frontera con menos consecuencias esperadas. Más allá de la expectativa mayoritaria de que viene una baja en la tasa de interés, hay quien se atreve a pronosticar hasta medio punto porcentual de disminución, lo cierto es que prevalecen riesgos para la estabilidad futura del poder de compra del salario.
Incluso una baja en la tasa de interés debería ir acompañada de un discurso precavido por parte de la Junta de Gobierno. Por lo pronto, la disminución en las presiones inflacionarias tiene que ver con la economía bordeando los niveles de crecimiento cero.
El Paquete Económico es prácticamente un hecho que se aprobará en los términos en los que fue enviado por Andrés Manuel López Obrador,con el membrete de la Secretaría de Hacienda, porque para eso está la bancada del presidente. No para legislar, sino para obedecer las instrucciones de su líder, como ocurrió con las aberrantes leyes secundarias en materia educativa que negoció López Obrador con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Entre los datos que no cuadran están muchos del sector energético, como la recaudación del impuesto especial a las gasolinas y la plataforma petrolera de producción.
Si prevalece la medida populista de subsidiar las gasolinas, ante un eventual incremento de sus precios, el golpe será para la estabilidad de las finanzas públicas. Pero si se opta por respetar el libre mercado de los precios de estos energéticos, podría haber presiones inflacionarias. Si la decisión es no hacer enojar a los automovilistas al costo que sea, quien pagará los platos rotos será Petróleos Mexicanos, que prácticamente garantizaría su degradación crediticia, con todo lo que esto implica en materia de impacto financiero y de ahí al resto de la economía.
El Banco de México, pues, debe tomar en cuenta todos los focos amarillos que rodean el hecho de una baja en los niveles inflacionarios.