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Opinión

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México y el FMI

Bretton Woods marcó el punto de partida de una tradición de participación activa e innovadora por parte de México en la política financiera mundial.

En relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), a México se le recuerda principalmente por una sucesión de crisis de balanza de pagos graves y traumáticos.

Hay otra historia menos conocida y más constructiva respecto de la vinculación del país con los organismos financieros internacionales. Ese recuento se remonta a la propia fundación del FMI y del Banco Mundial, cuando México recibió el honor de que el tercero de los comités de la conferencia de Bretton Woods fuera presidido por el Secretario de Hacienda, Eduardo Suárez.

En Bretton Woods fue por iniciativa de la delegación mexicana que los países de América Latina formaran un bloque para defender sus intereses en forma común. Esa estrategia consiguió que, sin tener la aportación suficiente, América Latina obtuviera dos de los 12 asientos en el Directorio Ejecutivo del organismo. En Bretton Woods la delegación mexicana también luchó porque entre los objetivos del Banco Mundial se le otorgara igual importancia al desarrollo que a la reconstrucción.

Bretton Woods fue el punto de partida para una tradición de participación activa e innovadora por parte de México en la política financiera internacional. A principios de los 70, México tuvo una intervención activa en el Comité de Reforma del Sistema Financiero Internacional, en la conformación del Grupo de los 24 y en la creación en 1974 del Comité de Desarrollo del Banco Mundial y del FMI, en contraparte del Comité Interino de ese último organismo. El Ministro de Hacienda David Ibarra fue posteriormente Presidente de ese órgano.

En 1960, México contribuiría con su liderazgo al establecimiento del Banco Interamericano de Desarrollo, organismo en el que varios funcionarios mexicanos han tenido una participación destacada, entre ellos Antonio Ortiz Mena, que lo dirigió por 18 años.

Ya en tiempos recientes, Silva-Herzog y Aspe cumplieron con un importante liderazgo en las negociaciones sobre la deuda externa; además, México se encuentra entre los fundadores del G-20.

En 1944, México se convirtió en el primer país emergente en ingresar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos; actualmente el Secretario General de esa organización es un mexicano: el exsecretario de Hacienda, José Ángel Gurría.

Además de sus méritos personales y su experiencia, la tradición expuesta ofrece un marco de referencia histórico que explica la candidatura de Agustín Carstens al máximo puesto dentro del FMI.

bdonatello@eleconomista.com.mx

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