Lectura 3:00 min
El profesor seguirá reclamando justicia
Quisieron acabar mi lucha, quisieron hacerle restar, pero lo que pasó fue multiplicar. Quisieron ocultarlo, lo que hicieron fue resplandecer , dijo el profesor Alberto Patishtán ya en libertad, tras pasar 13 años en prisión y ser el primer beneficiado de la reforma al Código Penal Federal.
Quisieron acabar mi lucha, quisieron hacerle restar, pero lo que pasó fue multiplicar. Quisieron ocultarlo, lo que hicieron fue resplandecer , dijo el profesor Alberto Patishtán ya en libertad, tras pasar 13 años en prisión y ser el primer beneficiado de la reforma al Código Penal Federal.
En conferencia, celebrada en la ciudad de México, luego de que el Ejecutivo federal le otorgara indulto al reconocer que hubo violaciones graves durante su proceso legal, el indígena tzotzil, condenado a 60 años en prisión, acusado del asesinato de siete policías, sugirió que por el momento no reclamará reparación de daños, pues desea enfocarse en curar un tumor alojado en el cerebro, el cual le provoca pérdida de visión.
Yo no guardo rencor. Mi corazón está en paz. Estaré con mi gente y lo que le toca del Estado será del Estado , afirmó Patishtán, después de preguntarle si demandaría al Estado mexicano o pediría reparación de daños.
Su futuro es aún incierto, indicó. Por el momento se encuentra a la mitad de un tratamiento de radioterapia en el Instituto Nacional de Neurología, por lo que, afirma, centrará su atención en lo inmediato: cuidar su salud.
Mi misión, solamente Dios sabrá, pero motivos para seguir reclamando justicia no hacen falta , expresó Patishtán, quien asegura que en su estancia en prisión conoció más hombres que, como él, están encerrados por ser señalados culpables, sin pruebas y, por falta de recursos, no pudieron demostrar su inocencia.
Alberto Patishtán fue detenido en el 2000, acusado por el asesinato de siete policías en una emboscada ocurrida en El Bosque, comunidad de Chiapas y lugar de origen del maestro. En el 2002, fue condenado a 60 años de prisión por lesiones y homicidio calificado, robo calificado, daños y portación de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército.
Las apelaciones, amparos y recursos de reconocimiento de inocencia presentados fueron rechazados y desde el primer momento de su encierro aseguró que su detención se debió a motivos políticos, a su activismo en favor de su comunidad.
Acompañado por sus dos hijos, Héctor y Gabriela, el profesor se presentó ante los medios como una persona que no sólo oye, sino que escucha y que se volvió en el símbolo de que siempre quedan muchas cosas por hacer.
ana.langner@eleconomista.mx