Lectura 6:00 min
En Acapulco falló comunicar el riesgo que representaba Otis: expertos
Autoridades difundieron información por redes sociales que muy pocos atendieron y, aunque existen planes y protocolos de protección civil actualizados, no se pusieron en marcha adecuadamente, señalan expertos.
En el episodio que representa el azote del huracán Otis —que convirtió en zona de desastre Acapulco y Coyuca de Benítez, Guerrero—, los organismos técnicos comunicaron bien la evolución del ciclón; sin embargo, las autoridades fallaron al comunicar el riesgo y la gente no hizo todo lo que pudo haber hecho para ponerse a salvo, así como a sus bienes. Comunicaron por redes sociales, pero pocos hicieron caso.
Raymundo Padilla Lozoya, académico de la Universidad de Colima, expuso que, desde el punto de vista técnico meteorológico, se comunicó bastante bien la amenaza que representaba Otis, es decir explicando las características evolutivas del fenómeno; pero, no se comunicó de manera efectiva el riesgo. Eso fue lo que falló.
En opinión del experto, desde que se identificó que era categoría uno o dos, se debieron tomar medidas especiales, porque sabemos que un huracán no necesita ser categoría cinco, para generar daños importantes.
Explicó que comunicar el riesgo implica poner en marcha una estrategia planificada —con antelación por supuesto—, que permita viralizar la información para advertir a la población las características del fenómeno, así como las acciones que se deben hacer inmediatamente, como irse a refugios. “No se comunicó de manera efectiva el riesgo que representaba el fenómeno”, insistió.
Por su parte, Anaxelli Ruiz Rivera, académica del Instituto de Geografía de la UNAM, recalcó que comunicar la amenaza no es lo mismo que comunicar el riesgo.
Quien comunica el riesgo tiene que usar otras formas de llegar a las personas posibles afectadas para que realicen conductas de autoprotección.
Raymundo Padilla Lozoya destacó que hay una cronología muy precisa de qué se informó y en qué momento, al menos por parte de la Coordinación Nacional de Protección Civil, quien desde las 15:00 horas del 24 de octubre dio a conocer que se trataba ya de un huracán categoría dos; a las 16:00 horas informó que había evolucionado a categoría tres; a las 18:00 horas que había escalado a categoría cuatro y a las 21:00 horas, que era categoría cinco, relató.
El investigador llamó la atención en que la página en Facebook de ese organismo cuenta con 238,000 seguidores. A las 16:00 horas, cuando informó que Otis era ya categoría tres, solo reaccionaron con un “me gusta”, “me encanta” o “me enoja” únicamente 53 seguidores y, a las 21:00 horas, cuando se avisó que era categoría cinco, sólo 285 reaccionaron con “me gusta”, “me encanta” o “me enoja” y 27 comentarios, la mayoría diciendo “(…) que Dios los bendiga” o “esperemos que no ocurra una tragedia”.
En tanto, la presidenta municipal de Acapulco, Avelina López Rodríguez, quien tiene 94,000 seguidores en Facebook y gobierna una ciudad de 846,000 habitantes, colocó en su cuenta 22 mensajes, entre las 20:49 horas del 22 de octubre y las 22:16 horas del 24 de octubre, es decir alrededor de dos horas antes de que entrara el huracán y destrozara todo a su paso en Acapulco.
Llama la atención uno que colocó a las 18:35 horas del 24 de octubre, alrededor de seis horas antes de que tocara tierra el ciclón.
Se trata de un video que grabó en el cruce de los canales Del Perro y Del Muerto, en la colonia Libertadores, donde dijo que fue a comunicar a los vecinos que en esos momentos el ciclón era ya un huracán categoría tres y con altas probabilidades de que por la noche se convirtiera en cuatro y que iba rumbo a Acapulco, con vientos de más de 200 kilómetros por hora. “Estamos en alarma roja”, “vine a decirles que se tienen que salir de aquí”, mencionó.
A unos metros de ella unos jóvenes reían entorno a una sombrilla de un vendedor ambulante, junto al canal.
El último mensaje que emitió por esa vía la alcaldesa fue a las 22:16 horas del 24 de octubre, en el que informa de la habilitación de cinco refugios y cuatro macroalbergues y puso un mapa de ubicación.
Ese mensaje tuvo como reacción 70 comentarios, se compartió 197 veces y tuvo 158 “me gusta”, “me encanta” o “me enoja”.
Las cifras no se comparan con las que llegan a tener personas famosas en redes sociales. Por ejemplo ese mismo día, pero a las 20:29 horas, el youtuber, Javier mejor conocido como El Zorrito Youtubero, subió un post en su cuenta de X que decía “Reggaetón champagne pan pan pan pan pan”, que tuvo 294,000 visualizaciones, 95 republicaciones y 2,562 me gusta. Muy lejos de las marcas de la alcaldesa.
Había protocolos y planes de acción, pero no se activaron como se debe
Por su parte María de Lourdes Romo Aguilar, investigadora de El Colegio de la Frontera Norte, expuso que Acapulco cuenta con un Atlas de Riesgo actualizado a 2021 y cuenta con un Programa de Desarrollo Urbano actualizado.
Dijo que según el Atlas “están perfectos”, pues consigna que cuenta con una unidad de protección civil, un plan de emergencia, un consejo municipal en la materia, que colabora con otros actores, para atender cuestiones de emergencia; que existe un programa para la prevención y mitigación del riesgo y que hay mecanismos de alerta temprana, etcétera, etcétera.
Asimismo, refiere, Acapulco cuenta con un mapa de vulnerabilidad; sin embargo, lo que ahí expone es, por mucho, menor a la que existe y que se vio con la devastación que ocasionó Otis.
Dijo que, en el episodio que representó el desastre ocasionado por ese huracán en Acapulco, lo que ocurrió es que, además de que no se comunicó la vulnerabilidad de los habitantes de esa ciudad ante los huracanes, no hubo trabajo previo ni protocolos de actuación para autoridades que toman decisiones al respecto y menos para la población en general, para mitigar los efectos del impacto del ciclón.
“Todo parece indicar que no supieron qué hacer el momento del evento y después del evento”, dijo.
Por otra parte, consideró que los documentos en materia de protección civil no se comunican entre sí. “El Atlas de Riesgo va por su camino, identificando las zonas de riesgo y de vulnerabilidad, pero eso no se contempla en los planes de desarrollo. Se reconoce que hay zonas de riesgo y de vulnerabilidad, pero no hay comunicación entre los instrumentos”.
Indicó que todo eso hace suponer que tampoco hay comunicación entre los funcionarios que toman las decisiones para prevenir y reaccionar ante este tipo de fenómenos. Eso explica, al menos en parte, la dimensión de la tragedia.