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Política

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Facebook o el ogro filantrópico de los medios

“Una empresa privada [Facebook], que no le rinde cuentas a nadie, se ha apoderado del ecosistema de medios del mundo”, afirma el periodista Stevan Dojcinovic, al denunciar el poder sin contrapesos de la red social de Mark Zuckerberg.

Facebook aceptó ante el mundo en diciembre del 2016 que era un medio de comunicación. Mark Zuckerberg por fin dejaba atrás la narrativa de que Facebook era sólo una compañía tecnológica que no producía contenido sino que creaba herramientas. La declaración hecha por el empresario fue celebrada como una victoria por parte de los medios de comunicación convencionales. El ogro filantrópico, en un dejo de generosidad, se igualaba a quienes han puesto su existencia en sus manos: los medios informativos. O eso les pareció.

La interpretación entre líneas de la declaración debió ser que Facebook asumió públicamente que es tal su poder como intermediario privilegiado entre sus usuarios y los medios de comunicación, que accedía a regular el flujo informativo que se publica en su plataforma. Y muchos aplaudieron el gesto.

Octavio Paz escribió en 1978 el ensayo titulado El ogro filantrópico. En el escrito, el intelectual y poeta mexicano hizo un crítica de los Estados nacionales. Distinguió, entre otras cosas, los objetivos del Estado y los de la empresa privada. Pedirle a un Estado que lleve la administración de la economía con la lógica en que es llevada una empresa, se sigue del análisis de Paz, no tiene sentido. “El Estado no es una fábrica ni un negocio”, dijo en el ensayo, y siguió: “La racionalidad económica depende de la relación entre el gasto y el producto, la inversión y la ganancia, el trabajo y el ahorro. La racionalidad del Estado no es la utilidad ni el lucro sino el poder: su conquista, su conservación y su extensión”.

Otra parte del análisis político de Paz es la crítica al Estado paternalista. Un Estado paternalista es peligroso en la medida que es el culmen de la razón de todo Estado: la concentración del poder. Así, el Estado paternalista es la concreción de la concentración del poder, y lo logra al regir toda relación.

El 8 de junio pasado, en el marco del Journalism Project Day en la Ciudad de México, los representantes de Facebook para América Latina hicieron el compromiso ante periodistas de algunos de los medios de comunicación más influyentes de la región de combatir las noticias falsas y ayudar a la prensa con la difusión de sus contenidos. En tiempos de Octavio Paz habría sido impensable que una empresa concentrara tal poder que estuviera en condiciones de hacer un compromiso de este tipo. En todo caso, lo habría hecho un gobierno nacional, y no habrían faltado las voces que advirtieran que habría un riesgo de ingerencia por parte de los gobernantes en la libertad de prensa.

Facebook es una empresa trasnacional, de las más lucrativas del mundo. En la actualidad, tras las dietas a las que han sido sometidos los Estados nacionales bajo el régimen neoliberal y la globalización, y que han resultado en una disminución por renuncia de su poder, la empresa de Zuckerberg ha ido cubriendo algunos de esos vacíos.

En la edición del 2016 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Juan Luis Cebrián, presidente del grupo de medios español Prisa, declaró que Facebook es el principal medio de comunicación en el mundo sin generar ni un solo contenido propio. Se equivocó. Los algoritmos y la inteligencia artificial empleada por Facebook para seleccionar los contenidos a aperecer en los News Feeds son una burocracia, no editores de contenidos. Y quienes crean y fijan las directrices de los algoritmos se rigen por una lógica de empresa, y no por razones políticas que comprendan el bien común ni que se rijan por el derecho a la información.

En octubre, Facebook dio una muestra del crecimiento de un poder que va más allá del de una empresa convencional.

Algoritmos en acción

En un comunicado fechado el 23 de octubre, Facebook publicó una aclaración sobre pruebas que efectuó en su servicio en Sri Lanka, Bolivia, Eslovaquia, Serbia, Guatemala y Camboya. Las pruebas en cuestión consistieron en que las publicaciones de páginas de Facebook, entre ellas las de medios digitales independientes, se suprimieron del News Feed de los usuarios, y se enviaron a otro espacio llamado Explore. La idea —afirma el comunicado firmado por el Jefe de Noticias de Facebook, Adam Mosseri— es atender la petición de los usuarios de la red social que han solicitado que su News Feed se privilegie la aparición de los contenidos de sus contactos por encima de los de las páginas. El boletín añade que esta supresión afectó a todas las páginas por igual, y que no se privilegió a quienes pagan las publicaciones haciendo que sólo sus contenidos aparecieran en los News Feeds.

Stevan Dojcinovic es editor en jefe de KRIK, un medio digital de periodismo de investigación de Serbia. El 22 de noviembre pasado, publicó un artículo en The New York Times en el que señala que la afirmación de Adam Mosseri no es todo lo cierta como pretende el comunicado de Facebook. Dojcinovic denuncia que las publicaciones de KRIK desaparecieron de los News Feeds, pero no así los contenidos de los sitios que pagan por publicaciones.

KRIK publicó en la última semana de diciembre del 2016 una base de datos donde enumeraban las propiedades de los políticos serbios. En el trabajo periodístico titulado “Propiedades de los políticos”, los serbios pudieron leer que la familia del ministro de Finanzas, Dušan Vujović, es propietaria de varias casas y condominios en Serbia y Estados Unidos, y que el cuñado del ministro de Minería y Energía, Aleksandar Antić, fue condenado por producir anfetaminas en una empresa farmacéutica cuya copropietaria es la hermana del ministro.

El caso de KRIK se replicó en los medios independientes de los otros países afectados por el “experimento” de Facebook.

El medio guatemalteco Nómada publicó el 11 de septiembre pasado que el presidente Jimmy Morales estaba recibiendo un sobresueldo ilegal de parte del ejército de 50,000 quetzales para la defensa de su hijo, que enfrenta una acusación por fraude efectuado en varios procesos de compras en el Registro de la Propiedad de Guatemala. Martín Rodrigues Pellecer, director del medio guatemalteco, publicó un artículo el 27 de octubre pasado, en el que denunció la forma en que el medio que dirige se vio afectado por el experimento de Facebook. Con la medida de enviar sus contenidos al Facebook Explorer en vez del News Feed, se redujeron 60% sus visitas desde Facebook, que significa más de la mitad del tráfico en su sitio.

Por otro lado, los medios impresos que cuentan además con una versión digital se vieron menos afectados por el experimento de Facebook. La razón de su menor afectación no se debe sólo a que cuenten con más verticales en el rubro de ingresos, además de los ingresos de su versión digital. El estudio Verificación de Realidad, elaborado por Hsiang Iris Chyi y Ori Tenenboim, sugiere que los diarios tradicionales en Estados Unidos, contrario al lugar común de que van en declive hacia su extinción porque las personas prefieren informarse por medios digitales, tienen en la circulación impresa su mayor influencia e ingresos. El declive, en todo caso, es una diagonal descendente —apunta el estudio— que proviene de mucho antes de la irrupción de internet en el mundo.

Tanto Stevan Dojcinovic como Martín Rodrigues Pellecer coinciden en señalar que el Explore Feed de la empresa de Mark Zuckerberg afectará a quienes no puedan pagar la aparición de sus contenidos en el News Feed regular. En democracias incipientes o pretendidas, sin contrapesos y sin transparencia, se han dado casos en que los gobiernos suelen hacer uso de recursos públicos para fomentar una narrativa en medios que les favorezca. ¿Alguien recuerda el exorbitante gasto en publicidad oficial del gobierno de Enrique Peña Nieto?

Censura velada

En las democracias débiles y/o en desarrollo los medios nativos digitales informativos independientes son quienes garantizan a la población el cumplimiento del derecho al acceso a la información. Y Facebook es su fuente de tráfico de referencia y crecimiento, pero no hay garantía de que dure.

La implementación experimental del Explore Feed en estos países resultó en una censura velada. Dado que es el intermediario privilegiado entre los ciudadanos y la información, puede decidir qué contenidos mostrar y cuáles no. Ahora Facebook está en medio de una investigación en Estados Unidos, por sospechas de que Rusia logró influir en el voto a favor de Donald Trump gracias a la red social. Los congresistas han mostrado a los representantes de Facebook facturas en rublos con el concepto de publicaciones pagadas. Ni las burocracias algorítmicas ni las administrativas de Facebook detectaron el movimiento de los rusos detrás de estas publicaciones.

Estados Unidos cuenta con un sistema democrático en el que existen contrapesos al Presidente y a los poderes fácticos. Pero en países donde la democracia apenas da sus primeros pasos, donde los gobernantes simulan las formas democráticas por un lado, mientras por el otro hacen lo necesario para mantenerse en el poder por cualquier medio, Facebook podría ser un actor que ayude a conservar a regímenes antidemocráticos y corruptos en el poder.

“Facebook es una empresa monopólica con una incidencia tan grande en el mercado, en los servicios públicos y en la democracia, que necesita ser fiscalizada, cuestionada y (quizás) regulada”, dice Martín Rodrigues Pellecer en su artículo. “Pero lo hecho, hecho está: una empresa privada [Facebook], que no le rinde cuentas a nadie, se ha apoderado del ecosistema de medios del mundo”, apunta Stevan Dojcinovic.

El experimento de Facebook reveló el alcance del poder que tiene la red social como mediador privilegiado de los servicios informativos. El asunto no se resolverá pidiendo que sea bueno. Es necesario regular, y la regulación —además de poner límites al acaparamiento de poder de Facebook— será una toma de poder de entidades que han renunciado a tenerlo. Ejemplos de esta retoma de poder son los fallos de la Unión Europea contra Google y Apple. Las decisiones de las autoridades comunitarias hicieron recular a las empresas, que vieron así mermada su área de influencia, a la vez que fueron obligadas a actuar conforme a la ley.

Ahora se presenta una oportunidad para que la clase política reclame el poder al que ha renunciado frente a las empresas, y llame a cuentas a Facebook, llamado que resulte en una regulación y acotamiento del poder del que se ha hecho. Una cuestión de equilibrios. El nuevo ogro filantrópico debe ser detenido.

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