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Política

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La intolerancia de los seguidores de AMLO se vuelve escarnio contra periodistas: Claudio Flores

No es una buena noticia que se decodifique por parte de algunos seguidores de AMLO que la manera de defenderlo es atacando a quienes lo critican, plantea el especialista Claudio Flores Thomas.

Foto: Cortesía

En ninguna democracia sólida el periodismo se ve sometido a escarnio público cuando hace críticas a las decisiones de gobierno, aseveró el consultor en comunicación política, Claudio Flores Thomas.

En entrevista consideró que el estudio realizado por Signa Lab ITESO denominado “Democracia, libertad de expresión y esfera digital. Análisis de tendencias y topologías en Twitter. El caso de la #redamlove”, tiene validez científica, es sólido técnicamente y señala que hay un fenómeno en redes sociales de bots y una reacción de ataque a los medios de comunicación y periodistas que se atreven a criticar al presidente Andrés Manuel López Obrador y  su gobierno.

Quienes generan estos mensajes y agresiones contra reporteros se asumen con la autoridad para calificar quién es y quién no es un buen reportero, sólo con base en lo que comunican del presidente López Obrador, recalcó.

El director de Lexia Insights & Solutions expuso que un demócrata reconoce el valor de la crítica y es capaz de corregir el camino con base en ella.

Planteó que hay muchos ciudadanos que, fruto del enojo que tienen ante el desempeño de gobiernos anteriores, corruptos o ineficaces, quieren manifestar su desencanto y entre ellos hay un grupo ferviente de seguidores de López Obrador, que creen en su administración y su potencial transformador.

Eso está bien, abundó. Muchos compartimos este deseo de cambio en el país y una valoración negativa de lo hecho hasta el pasado gobierno federal. Lo que está mal es que se decodifique por parte de una buena parte de estos seguidores que la manera de defender a Andrés Manuel es atacando a quienes lo critican.

AMLO desata una jauría

Desde su perspectiva, el problema es que el presidente hace una serie de críticas contra periodistas y desata una jauría de seguidores que se dedican a atacar, incordiar a cualquiera que ose criticar en  cualquier sentido a su gobierno.

Ese es un comportamiento de feligresía radicalizada. Parece que están defendiendo a un Dios o a una religión o una fe, en vez de una figura política en el concierto democrático, donde distintas agendas, personajes y fuerzas políticas luchan por decir el rumbo político de este país.

Parecen estar seguros de que no sólo tienen autoridad moral, sino exclusividad moral. Eso es lo realmente peligroso.

“Me parece que un presidente que llega con una bandera de izquierda, que esté manifestando políticas muy conservadoras y todavía se atreve a calificar de conservadores a sus contrincantes: la Cuarta transformación es una paradoja andando”.

Flores Thomas mencionó que un gobierno que no escucha la crítica es un mal gobierno, pues un buen gobierno no sólo tiene que tolerar la crítica sino enriquecer su política pública a partir de la crítica.

Lo que estamos viendo en el caso concreto de este estudio que generó el ITESO es un síntoma más de intolerancia.

Se está cometiendo el error brutal de, en lugar de analizar por qué se están dando esas críticas, se reacciona con descalificaciones. Parecen ubicarse en la certeza de que: aquel que me critique está en contra de mí.

Estas decisiones dicotómicas de la realidad, en donde es conmigo o contra mí, es decir la lógica de oro para mis amigos, acero para mis enemigos, no es una buena noticia para nuestra democracia.

Estamos viendo un ciclo donde se critica a la prensa por considerar que es conservadora, “fifí” o por reflejar resistencias al cambio.

En ese sentido destacó que si bien puede ser cuestionable alguna parte del trabajo periodístico que hay en el país, también es cierto que se hace un periodismo de calidad que señala los desaciertos del gobierno en turno, lo mismo que cuando estaban los presidentes Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón y los anteriores.

Me parece que estamos enfrentando un poder con la piel muy delgada, con muy poca tolerancia a la crítica y a la otredad. Es un poder al que no le gusta compartir voz. Parece que no tiene una vocación democrática.

El especialista en comunicación política expuso que este gobierno no está buscando los consensos “porque en una de esas no los necesita” debido a la tasa de aceptación que trae, que es una muestra de que una buena parte de la población está contenta con su desempeño en el ejercicio del poder.

Se está generando un efecto de un empoderamiento que detona una actitud poco dialogante, poco abierta, poco tolerante con las opiniones distintas, según la cual todo aquel que ose criticar a Andrés Manuel López Obrador es un enemigo de la Cuarta Transformación. Es un representante del neoliberalismo, de las tecnocracias, es un defensor del statu quo.

Aquí están cometiendo un error porque hay críticos bien intencionados que están generando crítica al sistema con el afán de mejorarlo o para defender una agenda social, puntualizó.

Periodista mexicano, originario de Amealco, Hidalgo. Editor del suplemento Los Políticos de El Economista. Estudié Sociología Política en la Universidad Autónoma Metropolitana. En tres ocasiones he ganado el Premio Nacional de Periodismo La Pluma de Plata que entrega el gobierno federal. También fui reconocido con el Premio Canadá a Voces que otorga la Comisión Canadiense de Turismo, así como otros que otorgan los gobiernos de Estados Unidos y Perú.

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