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Un título universitario no es garantía para escalar en ingresos
Aunque cada vez más mexicanos terminan una licenciatura, también crece la población estudiada que se ocupa en empleos con salarios bajos, sin prestaciones, con jornadas extensas o en sectores informales y de baja productividad.
La precarización del trabajo y las cambiantes necesidades del mercado laboral han generado que la movilidad que suponía estudiar una licenciatura en años pasados sea cada vez más difícil de alcanzar en la actualidad. Del ciclo escolar 2010-2011 al ciclo 2018-2019, la matrícula total de licenciatura pasó de 2.7 millones a 4.4 millones, lo que significa que anualmente se integraron 212,500 nuevos estudiantes a la educación superior. Al mismo tiempo, la población con estudios superiores que gana más de cinco salarios mínimos pasó de representar 19% en 2011 al 7% en 2019 del total de profesionales, de acuerdo con cifras de la ENOE del Inegi.
Aunado a esto, en México 15 de cada 100 egresados de educación superior en edad de 25 a 34 años se encuentra desempleado, de acuerdo con cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). ¿Por qué no logran insertarse en el mercado laboral? Por un lado, la oferta laboral crece de manera importante pero sólo en ciertas áreas de estudio —mientras el mercado requiere perfiles distintos— y por otro, porque las condiciones laborales en donde encajan la mayoría de los egresados son casi iguales a las de otros trabajadores con menor preparación académica, al menos en términos de ingresos.
No adecuados para el mercado laboral
Actualmente, las necesidades del mercado laboral se han volteado hacia los perfiles de egresados en carreras relacionadas con la tecnología, la innovación, la investigación y la ciencia. Al menos en la educación universitaria pública, estas carreras son las que presentan la menor demanda estudiantil y el menor grado de egreso y titulación.
De acuerdo con cifras de la OCDE, el 35% de los egresados estudió carreras relacionadas con la administración de empresas y el derecho, y la tasa de ocupación en estos campos apenas supera 50%, mientras que en años pasados llegaba casi a 80 por ciento. Esta situación muestra cómo los empleadores necesitan cada vez menos egresados con estos perfiles. Aunado a esto, las plazas bien remuneradas relacionadas con las ciencias sociales requieren de perfiles académicos más elevados, como maestrías y doctorados.
En México, la población con estudios de posgrado no representa ni el 1% del total, de acuerdo con la OCDE. En el país 84 de cada 100 empleadores declararon tener dificultades para cubrir vacantes por falta de competencia y educación de sus aspirantes insuficiente para el puesto, pero los estudios de posgrado son inasequibles para muchos estudiantes, la oferta pública de estos programas es muy reducida y el costo de los programas de posgrado en escuelas privadas es muy alto.
Se quedan en puestos mal remunerados
Debido a las constantes transformaciones del mercado laboral mexicano, los egresados de licenciatura cada vez ocupan más puestos con peores remuneraciones, específicamente en términos de salario, prestaciones y jornadas.
En el 2019, sólo 7 de cada 100 trabajadores con educación superior perciben más de cinco salarios mínimos al mes, esta proporción se redujo a menos de la mitad en los últimos nueve años. También incrementó el número profesionistas ocupados en empleos sin acceso a instituciones de salud, la proporción de empleados en esta condición pasó del 40% a 43% del 2010 al año actual, de acuerdo con cifras del Inegi.
Las condiciones laborales que enfrentan los trabajadores con educación superior actualmente podría indicar un aumento de la precarización laboral, que de acuerdo con la OCDE, impacta no sólo en la condición socioeconómica de los trabajadores vía ingresos, sino también en la productividad del mercado laboral agregado. De modo que, quienes alcanzan a terminar una carrera universitaria se ven atrapados entre la sobrecalificación para los puestos que el mercado les ofrece y la falta de capacitación para acceder a puestos que les permitan movilidad, al menos en términos de ingresos.