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Alta Grupo espera nuevo inversionista
Buscan hacer frente a sus obligaciones y reimpulsar el esquema.
Abogados, empresarios, contadores, académicos, publirrelacionistas, entre otros perfiles profesionales, es el tipo de personas con las que Alta Grupo no ha podido cumplir desde marzo pasado, las cuales invirtieron en el esquema de telefonía del consorcio con la promesa de que obtendrían rendimientos de entre 14 y 16% anuales y al final del vencimiento de su contrato, sus recursos les serían devueltos.
Y es que aunque Alta Grupo no ha cumplido con los depósitos mensuales así como con el regreso de las inversiones iniciales, la mayoría de las personas que entraron a este esquema estaba tranquila por los comunicados que la empresa ha enviado y que aclaraban que este problema pronto se solucionaría.
La promesa de la inyección
De acuerdo con afectados, desde que comenzaron los cuestionamientos de los afectados, el grupo prometió que llegaría un inversionista privado con una inyección de 300 millones de dólares para que pudieran hacer frente a sus obligaciones y así reimpulsar el esquema para cumplir con sus metas de crecimiento.
Fui con mi abogado a las instalaciones de Alta Grupo, me metieron a una sala y llegaron dos personas del departamento jurídico de la empresa a explicarnos la situación y, sin mensajes claros, dieron su discurso. Antes de que me explicaran quién era ese inversionista privado, me hicieron firmar un contrato de confidencialidad , dijo a este diario un afectado que pidió no se plasmara su nombre.
Agregó: Mi abogado en ese mismo momento cuestionó a los representantes jurídicos del grupo: En el caso de que ese inversionista llegara, ¿cuándo le devuelven a mi cliente el dinero?, y su respuesta fue: En cuatro, no; en siete, no; en 15 días .
Ni siquiera tenían claro cuándo llegaría esa inyección de capital, ni en cuántos días harían la devolución del dinero ni el pago de los rendimientos mensuales que ya debían , explicó el afectado.
Asimismo, detalló que los representantes de Alta Grupo prometieron que dicho inversionista inyectaría 60 millones de dólares antes del 30 de agosto y los otros 240 millones de dólares antes del 30 de septiembre de este año.
Me afirmaron que ya se tenía todo pactado y en caso de que dicho inversionista privado fallara sería penalizado con 10 millones de dólares , apuntó el afectado con tono de desesperación.
La promesa de los 300 millones de dólares se remarcó en una reunión que representantes del grupo tuvieron con cerca de 100 afectados el pasado 20 de agosto en la Hacienda de los Morales, en la ciudad de México.
Pese a estas promesas, el afectado no ha podido ver de vuelta sus recursos, por lo que ya comenzó acciones jurídicas en contra del grupo en un intento de recuperar sus recursos.
Inconsistencias con sus sedes
Hace tan sólo algunos meses, la sede corporativa de Alta Grupo se encontraba en una de las zonas de negocios más significativas de la ciudad de México: en una de las dos Torres Esmeralda ubicadas en el boulevard Manuel Ávila Camacho, número 36.
Sin embargo, coincidentemente con los problemas de su división de telefonía, el grupo había informado que se mudaría a la Torre Magna Sur, ubicada en boulevard Adolfo López Mateos número 2157. Esta mudanza no llegó y Alta Grupo terminó instalándose en Torre Mural, ubicada en Insurgentes Sur número 1605, colonia San José Insurgentes.
Aunque por el momento se desconoce cuántos afectados existen, éstos comienzan a agruparse para ejecutar demandas colectivas contra el grupo encabezado por Luis López Panadero y Salvador Abascal, quienes también manejan las tiendas de conveniencia Mambo, así como la sociedad financiera popular Alta Servicios Financieros.
Recientemente, este grupo explicó que su operatividad se vio afectada por los cambios que llegaron al sector de las telecomunicaciones, derivadas de las reformas estructurales, por lo que trabajaba para cumplir con las obligaciones con sus clientes.
La división de telefonía del grupo se basaba en captar a inversionistas con un monto mínimo de 76,000 pesos que quisieran adquirir cabinas telefónicas de la marca Fontástiko, éstos firmaban un contrato donde se plasmaba la obligación entre particulares para actividades comerciales y cedían al consorcio la operación de dichas cabinas.
De la operación se generaban los rendimientos; sin embargo, ante un entorno donde la telefonía celular es imperante, es difícil imaginar que los rendimientos de hasta 16% anuales serían para siempre.