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Sector Financiero

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Libra de Facebook, una oleada de contradicciones

La moneda virtual desarrollada por la empresa de Mark Zuckerberg plantea grandes retos para el sistema financiero global, que en el corto plazo parece muy por encima de los desafíos de cualquier criptomoneda.

Foto: Cortesía Asociación Libra

Foto: Cortesía Asociación LibraFoto: Cortesía Asociación Libra

Facebook ya conoce a casi todo el planeta, por nombre y apellido. Conoce gustos, aficiones, emociones de las personas... ¿y ahora también quiere saber dónde y cómo gastan su dinero? La red social más grande del mundo presentó el proyecto para 2020 con el que pretende revolucionar el sector financiero. Se trata de Libra, una criptomoneda con características no vistas antes en activos de su tipo y que ya ha provocado reacciones, a favor, en contra y cautelosas, de instituciones como el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de México (Banxico).

Mark Zuckerberg, CEO y fundador de Facebook, pidió confianza para libra, que estará respaldada por empresas de los sectores de tecnología, telecomunicaciones y medios de pago, entre otros, y con la que se podrán realizar transacciones por Facebook y WhatsApp. No obstante, hay muchas dudas sobre esta criptomoneda y sus características poco compatibles con la categoría. ¿La Asociación Libra, que gestionará la operación y el valor de libra, será en los hechos un “banco central privado”? ¿La libra de Facebook tendrá un tipo de cambio controlado, como hacen algunos gobiernos con sus monedas?

Facebook lo sabe

Uno de los puntos más importantes para el nacimiento del bitcoin fue la inconformidad de su creador, Satoshi Nakamoto (seudónimo), con el control y manejo que los bancos tienen de la información de sus clientes. La cadena de datos (blockchain), tecnología en la que se basan las criptomonedas, limita el conocimiento de toda operación al comprador y al vendedor, como lo quiso Satoshi.

La propuesta de libra de Facebook es llevar el mundo financiero a 31% de la población mundial que no posee una cuenta bancaria, con un énfasis en los países emergentes como México (con una tasa de bancarización de 68%), explicó Zuckerberg. Los pagos se realizarán a través de cuentas personales de Facebook y de WhatsApp y sólo los dueños de esas cuentas sabrán sobre los movimientos que realizan. Sí, sólo ellos, prometió Zuckerberg, cuyo principal negocio es la explotación de los datos generados en sus plataformas sociales.

Sobre esta dimensión de la privacidad vale destacar que ambas plataformas han tenido problemas con la información de sus usuarios, como hackeos y robos de identidad. Además, en lo esencial, no importaría si en los registros de la cadena de bloques se muestra que una clave de datos hizo una transferencia a otra clave de datos, anonimizada: el movimiento se haría desde perfiles personales, así que Facebook lo sabe.

¿Un banco central privado?

El sustento principal de libra son las empresas que la respaldan. En el sector de pagos destacan los activos de Mastercard, Paypal y Visa, entre otras. En el de tecnología están involucradas algunas como Ebay, Lyft, Mercado Pago, Spotify y Uber. En telecomunicaciones, Vodafone; en blockchain, Coinbase. Son más de 20 gigantes liderados por la compañía de Zuckerberg.

El plan para libra es que Facebook encabece por un año el proyecto y luego pase a formar parte de un consejo integrado por directivos de estas compañías. Cabe resaltar que Facebook tendrá un doble voto al ser Calibra (una subsidiaria de la compañía recién creada) la encargada de proveer la plataforma financiera. Calibra, al mismo tiempo, es el nombre que se dio a la billetera digital con la que los usuarios administrarán los tokens de libra.

En conjunto estas empresas dirigirán las actividades relacionadas con la criptomoneda, de una manera semejante a la que lo hace un banco central. Los activos y capacidades de estas empresas pueden configurar una entidad de gran poder al margen del control de cualquier Estado. 

Crear una forma de pago fuera del control de los gobiernos era el sueño de Satoshi con bitcoin. Un sueño que otros impulsores de la tecnología blockchain han perseguido, en el sistema financiero y también en la política electoral. Pero libra no es exactamente lo que Satoshi y otros buscaban al diseñar innovaciones sobre blockchain. Con un poder semejante al de un banco central, Facebook podría convertirse en una fuerza más poderosa que cualquier gobierno y empresa, considerando que ya controla un alto porcentaje de la información personal a escala global.

Lenta como inversión e imprevisible como refugio

De acuerdo con la información que dio Zuckerberg sobre el proyecto, al contrario de bitcoin, libra no será una moneda fiduciaria. Esto quiere decir que su valor no será representativo de un conjunto de activos, como sucede con las divisas tradicionales, ni de un número de operaciones y usuarios, como con el resto de las criptomonedas.

El valor de libra se basará en una especie de índice conformado por activos de las empresas participantes y con los que integrarán la reserva libra. Entre estos activos destacan algunas de las divisas más importantes y fuertes como el yen y el euro. Al menos en el papel, esto permitiría dar a su valor una estabilidad contrastante con la volatilidad de otras criptomonedas.

No es el primer proyecto de establecoin —una moneda estable, sin volatilidad—, pero sí es el más mediático y de mayor alcance debido a la ventaja que le brinda el respaldo con el que cuenta. A pesar de ello, la idea de mantener su valor ligado a otros activos no sólo es complicado, también es muy riesgoso, basado en historias similares.

Antes, los países valoraban su moneda en correspondencia directa con sus reservas de oro. Analistas han descrito este factor como un agravante durante la crisis de 1929, previa a la segunda guerra mundial. Al terminar el conflicto bélico se acordó que el dólar fuera la única divisa ligada a esa materia prima.

Estados Unidos abandonó su respaldo en oro en la década de 1970. Así fue como las monedas comenzaron a fluctuar con el dólar estadounidense como referencia. Facebook quiere conseguir algo que ningún país ha logrado, fijar el valor de una moneda. De lograrlo, ¿qué creen que pasaría?

jose.rivera@eleconomista.mx

Analista de mercados

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