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Sector Financiero

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Sofincos apuntan hacia la innovación en beneficio de la inclusión, pero sin una consolidación normativa

Se estima que existen cerca de 30 entidades en atención de 222,000 socios; varias atienden en municipios de alta y muy alta marginación.

Foto: Especial

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Han pasado 14 años desde que se reformó la Ley de Ahorro y Crédito Popular (LACP) para dar paso a la creación de la figura de sociedad financiera comunitaria (sofinco) y en estos años, estas entidades han tenido resultados a favor de la inclusión, pero a la par, la autoridad se ha estancado para consolidar normativamente a este tipo de entidades.

En junio del 2013, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), bajo el mando de Jaime González Aguadé, autorizó a la sofinco SMB Rural; sin embargo, 10 años después, esta autoridad, ahora encabezada por Jesús de la Fuente Rodríguez, no le ha dado el aval del inicio de operaciones.

Asimismo, en este periodo se ha tenido el nacimiento de otras entidades que operan como sofincos básicas, es decir, por tener activos menores a 2 millones 500,000 de UDIS, que son alrededor de 19.5 millones de pesos, no requieren de la autorización de la CNBV para desarrollar operaciones.

De acuerdo con datos de Integra, Organismo de Integración Financiera Rural (OIFR) también contemplado en la LACP, actualmente existen entre la sofinco autorizada y las básicas, 31 financieras comunitarias, que suman activos por 1,251 millones de pesos, y atienden a 222,697 socios en el país.

Según las cifras del OIFR, la atención de este sector se concentra en 85 sucursales, de las cuales 30% está en municipios de alta y muy alta marginación; 55% de su membresía de socios son mujeres y 35% indígenas.

En los últimos 10 años han generado una derrama de crédito en su conjunto de más de 5,000 millones de pesos mediante 700,000 financiamientos; el monto promedio del préstamo ronda los 8,000 pesos.

¿Pero qué son?

La Asociación Mexicana de Uniones de Crédito del Sector Social (Amucss), la principal promotora de esta figura define a las sofincos como instituciones financieras integradas por personas físicas y morales (organizaciones económicas de productores) dedicadas a prestar servicios financieros a sus socios y terceros en zonas rurales. Esta figura funciona bajo los principios de:

  • Territorialidad.
  • Solidaridad.
  • Apoyo mutuo.
  • Enfoque especial para agricultores, ganaderos, forestales y pescadores.

Según Amucss, el diseño institucional de esta figura permite que la captación de ahorro en las comunidades rurales se reinvierta en las mismas regiones mediante crédito, lo cual fomenta la inversión y el desarrollo económico de estas zonas, que se distinguen por poca oferta de servicios financieros seguros y una voracidad de algunas entidades que rayan en el agiotismo.

Romper el hito de la innovación

Pese a la poca atención que se ha tenido por parte de la autoridad, estas entidades han sabido identificar las fortalezas y debilidades de su mercado. Saben que muchas personas a las que dan atención son receptoras de remesas; sin embargo, buscan hacer algo más para aprovechar esos ingresos en favor del ahorro y, de manera secundaria, del crédito que otorgan.

Recientemente, la Amucss presentó el proyecto la Cámara de la Gente, el cual con apoyo de la fundación Interledger, busca crear una cámara de compensación para que el sector de ahorro y crédito popular del país se pueda conectar a ella y así tengan acceso al Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios (SPEI) del Banco de México.

"El acceso al SPEI es sumamente difícil, es costoso, implica muchos temas regulatorios y el sector popular no tiene la capacidad de impulsar las transferencias rápidas y seguras. Es el caso de muchas cooperativas de ahorro y préstamo, sofincos y financieras populares, que les es complicado tener acceso al SPEI y si lo tienen es por medio de uno o dos grupos que no tienen las mejores condiciones, al menos para el sector social", declaró Roberto Valdovinos, uno de los creadores de La Cámara de la Gente.

De acuerdo con Valdovinos, la intención de este proyecto es avanzar hacia la digitalización de las remesas en todo su proceso, es decir, que tanto de lado de Estados Unidos como de México el envío y recepción de recursos sea totalmente digital.

Según el especialista, con este proyecto se busca que las remesas que llegan a socios y clientes del sector de ahorro y crédito popular se administren en las cuentas que estos tengan en dichas entidades y así se desplace el pago directo del efectivo en ventanilla, que es como normalmente se liquidan estos recursos provenientes principalmente de Estados Unidos.

"Las remesas pagadas en efectivo no son tan buenas cómo podrían ser porque tienen efectos secundarios que hacen que las regiones que reciben remesas en efectivo tengan precios más altos, hay un proceso de inflación, por consiguiente, son menos competitivas", apuntó Valdovinos.

En este contexto, la Cámara de la Gente puede fungir como el switch social del sector de ahorro y crédito popular, para que las entidades se conecten y puedan recibir remesas que se pueden liquidar prácticamente de manera inmediata.

Pero para esto, se debe de resolver un problema que en actualidad el sistema financiero no ha logrado superar, es decir, que las instituciones financieras de Estados Unidos puedan interactuar con el sistema financiero mexicano vía el SPEI para el paso de remesas por medio de este sistema.

De acuerdo con Othón Moreno González, director de Política y Estudios de Sistemas de Pagos e Infraestructuras de Mercado en Banxico, el problema radica en que gran parte de los mexicanos en Estados Unidos no tienen una cuenta bancaria, lo cual hace que los esquemas de liquidación de transferencia para las conexiones entre instituciones financieras de aquel país y de México, no sean aprovechados para el envío de remesas.

"Una parte importante de la población en México tiene una situación migratoria irregular y entonces, se siente excluido de los servicios financieros de los Estados Unidos: no puede abrir una cuenta o tiene miedo de acercarse a los servicios por su propia circunstancia migratoria", declaró recientemente Moreno González.

Para Valdovinos, la Cámara de la Gente contempla esta problemática con distintas alianzas para que los paisanos en Estados Unidos puedan abrir cuentas dentro del sistema financiero de aquel país y así aprovechar la infraestructura del SPEI, vía la cámara de compensación.

Con esta infraestructura, las remesas romperían con una barrera que Banxico tiene identificada: "El reto de las remesas es mantener los recursos en una cuenta, porque el recurso puede llegar, pero ya sea que la gente lo retire, por ejemplo, en una tienda de electrodomésticos (y ahí lo gaste) o lo retira porque su tarjeta no le sirve, porque los comercios de su comunidad no aceptan el pago con tarjeta", declaró el funcionario de Banxico.

Tenemos que formar toda una red —agregó— para que la remesa llegue y se pueda mantener en la cuenta del receptor, para que se disperse poco a poco".

Pero esto, según Valdovinos, será uno de los hitos de la Cámara de la Gente, pues una vez que tenga la autorización y esté en funcionamiento, los recursos de las remesas podrán llegar a cuentas y se podrán crear esquemas para incentivar el ahorro a partir de estos recursos.

"Ese ahorro, aún temporal, va a poder servirle al banco comunitario (o a la entidad financiera popular), para prestar a proyectos productivos locales, es una inyección de capital que se puede prestar", indicó el promotor de la Cámara de la Gente y añadió que el proyecto también contempla la creación de infraestructura para poder aceptar pagos con tarjeta y así, se tenga un mejor control de los recursos.

Para Valdovinos, el reto es que el sector de ahorro y crédito popular haga suyo el proyecto, para así tener los volúmenes suficientes que puedan solventar los costos de operación de la cámara de compensación.

 Y mientras se avanza en el proceso de autorización de la cámara de compensación, ni la Secretaría de Hacienda, ni la CNBV, dan señales sobre un avance normativo para consolidar correctamente a esta figura.

Fernando Gutiérrez es editor de EconoHábitat

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