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Guerra Apple-Samsung, disputa estancada
Ambas empresas llevan cuatro años en litigios de diferentes países por el uso de sus patentes, lo que llevaría a ambas empresas a ser culpadas por no llegar a un acuerdo.
La disputa de patentes entre Apple y Samsung se parece más a un estancamiento que a una guerra.
Mientras el productor del iPhone espera que su rival coreano pague los 600 millones de dólares correspondientes al veredicto del año pasado, los gigantes de la industria tecnológica se encaminan a un nuevo juicio para el 2014, e incluso hacia un tercer proceso legal.
Este tipo de retrasos judiciales llevan a los dueños de las patentes a demandar en el extranjero o vender sus derechos a los denominados secuestradores de patentes.
En una industria que mide la vida útil de los productos en meses, el conflicto que desde hace casi cuatro años mantienen Apple y Samsung por las tablets y los smartphones parece historia antigua.
Apple no ha visto un centavo de la recompensa que estableció el jurado en agosto pasado y un segundo juicio por patentes similares de Samsung ha sido postergado a mayo del 2014.
La semana pasada, el fallo de un juez para limitar los reclamos en ese juicio -con la intención de evitar un "gravamen a los recursos del tribunal"- casi garantiza un tercer encuentro judicial en una fecha posterior.
Las compañías podrían ser culpadas por no llegar a un arreglo, pero el veredicto del año pasado sugiere que el caso de Apple es sólido. Y como muestran otras disputas como la pugna de tres años de Microsoft con Motorola Mobility, ahora propiedad de Google, los jueces lentos son parte del problema.
LOS RETRASOS SON COSTOSOS
Las patentes permiten a los autores beneficiarse de sus creaciones mediante el bloqueo temporal de la competencia. Sin embargo, los rivales pueden doblegar fácilmente ese propósito explotando los interminables procedimientos judiciales mientras diseñan en torno a la propiedad intelectual que se halla en cuestión.
Las patentes pueden volverse más importantes que los dispositivos al socavar los recursos de los competidores.
Por eso es que muchas empresas presentan demandas en Alemania y otras jurisdicciones extranjeras famosas por sus rápidas decisiones, su conocimiento tecnológico y un enfoque a favor de las patentes.
También es una razón para que los dueños de las patentes se acerquen a los secuestradores, firmas que compran derechos de propiedad intelectual solo para hacerlos valer en tribunales.
Los secuestradores pueden ofrecer liquidez a los inventores, aunque suelen presentar reclamos frívolos o excesivamente amplios diseñados para obtener ciertos arreglos. Más del 60% de los litigios por patentes es iniciado por empresas que no producen nada, según la firma de licencias RXP.
Un sistema judicial que responde con más efectividad a los secuestradores que a las compañías al proteger productos que ellas mismas fabrican necesita una reforma.
Para ello pueden ayudar las propuestas del presidente Barack Obama para ajustar el tipo de patentes que son permitidas u obligar a revelar quién realmente es dueño de los derechos. Pero sólo cuando los jueces empleen los recursos de los tribunales para emitir fallos rápidos y precisos la justicia se desempeñará de manera eficiente.
MFH