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Guía práctica para uso de redes por menores
El entorno digital puede ser a la vez útil y hostil, especialmente para los niños y adolescentes. A la hora de plantearnos cuándo y cómo queremos adentrar a los menores en el ecosistema digital, los adultos podemos dotarles de los conocimientos necesarios para desenvolverse.
Aunque parezca mentira, la mejor manera de preparar a los menores para su presencia en redes sociales es proporcionándoles una formación en valores que les enseñe tanto a respetar los límites como a ponerlos, y que les ayude a crecer a nivel emocional y a desarrollar una autoestima sana: esta labor es fundamental y los progenitores no deberíamos pasarla por alto.
Padres y madres pueden intentar conocer en profundidad las redes sociales en las que los menores van a tener presencia y guiar sus primeros pasos en ellas. Lo más probable es que empiecen por redes como TikTok o Instagram, que son las que mayor penetración tienen en esos segmentos de edad, tal y como indica el último estudio de IAB. En este sentido, pueden tenerse en cuenta una serie de observaciones comunes a ambas redes sociales:
Poner cara a los seguidores
Es importante asegurarse de que los perfiles que abran los menores sean privados y que conocen a cada persona a la que dan acceso a los mismos. Como padres, se debería revisar qué contactos tienen en esas redes, asegurando poder poner nombre y cara a todos ellos, y echar un ojo a qué personas o cuentas están siguiendo, para asegurarse de que el contenido al que acceden es adecuado.
Del mismo modo que los menores permiten acceder a usuarios a su cuenta, deben sentirse empoderados para echar de las mismas a aquellas personas que no les hacen sentir bien y bloquearlas y denunciarlas si fuera necesario. Todas las redes sociales cuentan con un procedimiento específico para realizar ambas acciones que los menores deben conocer.
Dopamina y adicción al ‘like’
Las redes sociales y sus algoritmos están desarrollados para hacer sentir al usuario recompensado en forma de “me gusta”, “vistas” o comentarios. Estos activan la dopamina, el neurotransmisor de las sensaciones placenteras y de la relajación, y pueden llegar a generar adicción, tal y como reflejan numerosos estudios.
Por lo tanto, es importante controlar el tiempo que los menores pasan dentro de las redes sociales y hacerles ver hasta qué punto está siendo una experiencia productiva. En esta línea, también es importante explicarles que no son esclavos de las notificaciones y de los mensajes, y que ellos son los que deciden cómo y cuándo responderlas, en caso de que lo consideren oportuno.
Descubrir contenido
La presencia en las redes sociales de los menores suele tener una doble motivación: conexión social con sus iguales y entretenimiento. Para que este último pueda tener un carácter instructivo y de descubrimiento se puede orientar su experiencia sugiriendo términos de búsqueda, palabras clave o usuarios que sean representativos o relevantes para sus intereses y que pueden estar vinculados con sus aficiones.
Todas las redes cuentan con sus propios buscadores, en los que, introduciendo las palabras clave, daremos con usuarios o perfiles especializados en esos contenidos. Otra manera de dar con cuentas interesantes es usar Google. Por ejemplo, si les apasiona la papiroflexia, se escribe: red social (Instagram, Tiktok…) + papiroflexia.
Desactivar la geolocalización
Es importante alertar a los menores de que, por seguridad, no compartan su ubicación en tiempo real, evitando usar la geolocalización. Lo más aconsejable es que suban el contenido de manera asíncrona. Lo ideal sería que alguien de fuera de su círculo de amistades no pueda saber dónde están a través de lo que suben.
También es interesante enseñarles a compartir contenido solo con algunos de sus seguidores, aquellos que son más cercanos. De esa manera tendrán un mayor control sobre con quién comparten sus vídeos y fotografías.
Huella digital
Que padres y madres tengan acceso a la cuenta de sus hijos y vean qué contenidos suben es una de las reglas clave para el uso de los medios sociales por parte de los menores. En este sentido, es importante que entiendan que aquello que suben a las redes sociales está configurando su huella digital y que deben cuidarlo porque puede llegar a marcar su futuro.
Es cierto que los menores pueden crear otra cuenta que sus padres desconozcan, por eso es imprescindible crear una relación de confianza que favorezca la comunicación entre padres e hijos, para que, en caso de necesidad, sientan que cuentan con su apoyo.
Generación muda
La digitalización de las relaciones de los menores con sus iguales hace que con frecuencia la conversación en el mundo físico les resulte cada vez más difícil. De hecho, se les conoce como la “Generación Mute” pues prefieren relacionarse a través de las redes sociales. Por ello, es clave que padres y madres faciliten esos lugares físicos de encuentro: asociaciones, actividades extraescolares, equipos deportivos en los que se pueden crear lazos de amistad más allá de las pantallas, compartiendo experiencias en la vida real.
En definitiva, la presencia de los menores en las redes sociales y su salto al mundo digital necesita del apoyo y guía de sus padres, quienes tienen en la educación en valores la clave para sentar las bases, y a los que no les queda más remedio que meterse de lleno en los medios sociales en los que sus hijos van a tener presencia para poder acompañarlos de manera efectiva.
Ainhoa Torres Sáez de Ibarra, Doctora en Periodismo y profesora de Redes Sociales, Universidad CEU San Pablo
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.