Inflación pega ya a precios de la canasta básica en mercados populares

“Pescado ya no compro”, cuenta la señora Verónica Rodríguez en la pollería Amayrany mientras espera a que Luis Antonio Bautista termine de aplanar las ocho milanesas de pechuga de pollo que llevará a casa.

El incremento en el precio de los productos de la canasta básica, asegura la empleada de gobierno en el interior del mercado San Bartolo Atepehuacan, en el corazón de la colonia Lindavista, ha “afectado bastante" su economía.

Su familia se integra por cuatro miembros: ella, su esposo y dos hijos.

“Lo que tengo que consumir a fuerza es carne de res, huevo, pollo, verduras y tortillas. Todo eso está carísimo. El aguacate lo acabo de comprar a 130 pesos el kilo, pero a mis hijos les gusta mucho y lo tengo que comprar. Antes podía sustituir la carne por frijoles, arroz, huevo y verduras, pero hoy todo eso subió de precio".

El pollero admite que ha tenido que subir los precios a sus productos porque él también compra muy cara la mercancía.

“Suba como suba hay que comprar porque si no trabajo me enredo más en mis deudas", comenta resignado, y pone como ejemplo las bolsas de plástico que usa en su negocio, que han subido mucho de precio en lo que va del año; “costaba 58 pesos el kilo y actualmente ya va en 80 pesos. ¿Y qué hago? Pues lo tengo que pagar porque las necesito".

Y la venta de pollo va a la baja, explica, porque a la gente no le alcanza el dinero para hacer sus compras de toda la semana y cada vez compra menos producto.

“Si una persona me compraba dos kilos de pollo ahora solo lleva uno. Ahí es donde se ve que afecta el aumento de precios".

Bautista se manifiesta en contra del control de precios que está por anunciar el gobierno federal, en acuerdo con la iniciativa privada.

“No puedes topar el precio, esa no es la solución. En el caso de mi negocio no se puede dar al mismo precio el pollo congelado durante meses que el del día, el pollo fresco".

En su opinión, eso no resolverá el problema de la inflación.

“El gobierno solo busca su bienestar y uno tiene que seguir tallándose el lomo para que la familia salga adelante. El gobierno no va a solucionar nuestra situación económica".

Si topan los precios, advierte, “va a tener que empezar a trabajar la báscula", en referencia a que el comerciante optará por no pesar bien el producto a la venta al consumidor.

“Habrá quienes darán kilos de 700 gramos. Vamos a ser honestos; eso va a pasar".

Guadalupe Castañón, dueña del local de abarrotes “El Faraón"; Agustín Báez, de la carnicería “El Torito" y Gilberto Ortiz Ocampo, de la tortillería “El Tapatío", coinciden con la visión del pollero en que el plan gubernamental para contener la inflación no dará el resultado esperado.

“Todos los productos que manejo, los precios de la carne de res y de cerdo, el chicharrón, sí se han incrementado. La gente lo reciente. Son amas de casa que si antes compraban dos kilos ahora solo compran un kilo y cuarto. Afecta mucho el aumento de precios porque estamos hablando de entre diez y veinte pesos por kilo", relata el señor Báez.

Se queja del elevado precio del gas, que sube mes tras mes.

“Uno sube el precio de la carne un peso o dos, pero la gente reclama de inmediato. El kilo de carne de res costaba 160 pesos hace apenas medio año y hoy cuesta 200 pesos. La carne en canal costaba 80 pesos el kilo y actualmente, 106 pesos", lamenta.

El señor Ortiz Ocampo explica que el precio de todos los insumos para la elaboración de tortillas se ha disparado, sobre todo a raíz de la pandemia de la Covid-19, por lo que el kilo cuesta 20 pesos.

“La gente no ve eso, se le hace caro el precio y ya no compra tortillas".

Desde hace 30 años el precio de la tortilla es libre, lo fija el comerciante de acuerdo a la oferta y la demanda, finaliza, y ya no hay subsidio al maíz.

“Si quieren que haya de nuevo precio fijo tiene que haber subsidio en maíz, gas o electricidad, que está muy cara".

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