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Opinión

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Reino Unido cae noqueado por el Brexit

Londres se va acercando a la ruta Roma-Buenos Aires.

De diciembre de 1999 a diciembre de 2003 Argentina tuvo cuatro presidentes. Uno de ellos, Adolfo Rodríguez Saá, duró siete días en la Casa Rosada.

Italia, 70 gobiernos desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Liz Truss se va por la misma razón por la que se fueron David Cameron, Theresa May y Boris Johnson. Ninguno de los cuatro reconoció que el Brexit ha sido el mayor fracaso de Reino Unido en lo que va del siglo.

Hay matices, claro. Cameron también se fue porque cometió el error de convocar el referéndum en clave partidista, pero sobre todo, por intereses personales: quería el apoyo de los radicales de su partido para buscar la mayoría en las elecciones de 2015 a cambio de organizar el referéndum del Brexit.

Theresa May no logró salir del laberinto de la negociación del divorcio con la Unión Europea, y Boris porque violó las reglas del confinamiento que él mismo promovió.

El eje central que atravesó a los cuatro líderes británicos fue el mismo: el Brexit.

El populismo se acrecienta en el entrono de la posverdad. La mentira ya no se sanciona; ahora se aplaude a los mentirosos.

Nigel Farage abandonó el Partido Conservador pero dejó asentado el populismo y la mentira. Desde su partido UKIP presionó al Partido Conservador para caminar al filo del abismo. ¡No más dinero a Bruselas! ¡Que el dinero se invierta en el sector de la salud!

Boris Johnson se traicionó a él mismo antes que a los británicos. Antes de 2016 nunca mostró un perfil pro Brexit. Pero en el divorcio de la Unión Europea detectó una posibilidad de llegar al número 10 de Downing Street.

Boris Johnson es un trumpista culto. Es decir, un mentiroso. Un personaje que ni siquiera respetó la firma del acuerdo del Brexit con la Unión Europea. Puso en riesgo el acuerdo de Viernes Santo con la república de Irlanda. De ese tamaño es el populismo de Boris.

Ayer 20 de octubre, le tocó a Liz Truss. Su programa fiscal no logró aterrizar en la realidad. Reducir impuestos e incrementar el gasto apela a la magia en época como en la que vivimos: pandemia y economía de guerra por la invasión rusa a Ucrania.

Es difícil aceptar errores. Al parecer, para los políticos resulta imposible.

El mejor inicio para el próximo ministro británico sería el reconocimiento del fracaso del Brexit. El país ha perdido más de 5 puntos del PIB sólo por el Brexit.

Reconocer el error no significa el reingreso súbito de Reino Unido a la Unión Europea. Reconocer el error del Brexit revelaría el costo del populismo y las mentiras.

Reconocer el error también les ayudaría a aceptar que sí necesitan a trabajadores migrantes. Lo mismo en los hospitales como en el transporte de mercancías.

Reino Unido quedó aislado con el Brexit. Hoy, siglo XXI, ir solos representa un elevado costo. Lo demostró el economista británico David Ricardo hace 200 años.

@faustopretelin

Fue profesor investigador en el departamento de Estudios Internacionales del ITAM, publicó el libro Referéndum Twitter y fue editor y colaborador en diversos periódicos como 24 Horas, El Universal, Milenio. Ha publicado en revistas como Foreign Affairs, Le Monde Diplomatique, Life&Style, Chilango y Revuelta. Actualmente es editor y columnista en El Economista.

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