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Arte e Ideas

Lectura 4:00 min

Arturo Chacón, entre Puccini y Juan Gabriel

Su voz robusta y viril ?puede dar un color bravío o sonar tierna y aterciopelada, según la canción.

Es sumamente grato escuchar al tenor lírico Arturo Chacón-Cruz, orgullosamente sonorense, interpretar canciones mexicanas de amor, desamor, olvido, nostalgia y bravías en su nuevo disco Arturo Chacón le canta a México.

El artista está bien acompañado por la Orquesta Filarmónica de Sonora, dirigida por el maestro Enrique Patrón de Rueda, ensamble que en algunas piezas incorpora un mariachi; además de que los arreglos fueron hechos por músicos muy solventes.

Arturo Chacón abre así un abanico de compositores que va desde Agustín Lara, Consuelo Velázquez, María Grever, Armando Manzanero, Rubén Fuentes… hasta José Alfredo Jiménez y Juan Gabriel. Las 12 canciones de esta producción son interpretadas con gran sentimiento y buena técnica interpretativa.

Arturo canta con esa voz que con los años se le ha vuelto más oscura, robusta, más llena y viril, por eso el color bravío de algunas de ellas le quedan estupendas y las de amor suenan aterciopeladas, tiernas.

Después de oír las canciones queda una sensación de regocijo en el alma, al haber contactado de nuevo con melodías que oían antaño nuestras familias y comprobar que nacimos rodeados de buena música. Porque como escribe la directora general del Instituto Sonorense de Cultura, Poly Coronel Gándara, en la presentación del disco: Queremos mostrarle al mundo que México tiene mucho que regalarle al alma .

SOY MUY RANCHERÓN

Yo escogí las canciones comenta el tenor en entrevista. Empecé con una lista de más de 70. Quise dejar ‘Sonora querida’, tenía que estar ahí. Es muy bonita. Te he de decir que la última vez que la canté en público me solté llorando (hace una pausa para respirar), de esas veces que no lo puedes evitar. También pusimos ‘Juan Charrasqueado’; quise que estuviera, porque la verdad soy muy rancherón.

Bueno y el resto son canciones mexicanas clásicas que han dado la vuelta al mundo y ahora yo quería enseñarles mi interpretación a los escuchas en español .

Chacón recuerda que con Juan Charrasqueado pasaron cosas simpáticas; el arreglo es de Józef Olechowski y Renato Vizuet. Yo le aplaudo a Józef este arreglo, porque un polaco hizo el mejor arreglo de ‘Juan Charrasqueado’ que puede haber. Es fantástico porque él ve a México con otros ojos. Él lo descubrió, no nació con esto. Se trata de un arreglo donde me cambió un poquito la introducción y la hizo nueva. Pero quedó padrísimo, quedó muy bien; estoy muy contento con ese trabajo y es una de mis canciones favoritas del disco .

El disco, cuya producción musical encabezó María Isabel Canales, exalta una vena amorosa, romántica, de profunda raigambre mexicana: Tenemos también refiere Arturo con una sonrisa de satisfacción el ‘Bésame mucho’ que arregló Eduardo Magallanes Calva, y que quedó como para chuparse los dedos. Igualmente está el ‘No sé tú’, de Armando Manzanero, muy romántico, muy bonito. La orquesta lo tocó precioso. Y Amor eterno (Juan Gabriel) le va a gustar a todos los que tenemos… corazón (risas) .

MÚSICA MEXICANA EN LA ÓPERA

Entonces nos quedó un disco que tiene un poco de todo. O sea, no es un típico disco mexicano, tiene el toque que le pongo yo como cantante de ópera, pero que también me crié cantando mariachi. Yo interpreto las rancheras con la influencia que me ha dado cantar tantos años ópera, con la voz que ya se me imposta naturalmente, pero al mismo tiempo el que ha cantado canción mexicana toda su vida tiene ese toque, esa otra manera de cantar en la que puedes expresar otro tipo de sentimientos .

Aprovecho eso y me doy cuenta de que ahora que estoy cantando por ejemplo, la ópera Manon en Bellas Artes, algunos de los colores que uso para esta obra los adquirí gracias a la música mexicana .

EL ULTIMÁTUM DE LA MAMÁ

Entonces Arturo Chacón recuerda: Cuando joven, yo andaba en donde hubiera canto, allá en Hermosillo. Y tuve la suerte de tener muy buenos amigos en la música vernácula. Aunque de hecho fue mi mamá la que me incitó a que me metiera a clases de canto para que agarrara disciplina. Yo tenía 17 años. Y andaba hasta tarde, muy de madrugada, con los mariachis dando serenatas por las propinas que nos daban, que en aquellos tiempos (risas) eran muy bien recibidas. Sin embargo, mi mamá me puso el ultimátum: entras a la escuela de canto o ya no sales con tus amigos, porque necesitas disciplina .

ricardo.pacheco@eleconomista.mx

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