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Exrector de la UNAM, Pablo González Casanova, murió a los 101 años
Fue una de las figuras fundamentales del robustecimiento de la sociología en México y un destacado luchador por la autonomía e identidad de los pueblos indígenas. Deja una huella indeleble con instituciones y obras torales del estudio académico.
La tarde de este martes, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) anunció la partida a los 101 años del abogado, sociólogo, historiador y luchador social mexicano, Pablo González Casanova, quien fuera rector de la máxima casa de estudios y reconocido por la UNESCO en 2003 con el Premio Internacional José Martí por su trabajo en defensa de la identidad y autonomía de los pueblos indígenas de América Latina; una institución del pensamiento, la academia y la lucha social en nuestro país.
Fueron tantos los rubros e instituciones en los que González Casanova fue fundamental que resumir su trabajo es jn desmérito para el valor de su aporte.
Es de destacar que durante su rectorado en la UNAM, de 1970 a 1972, se crearon los Colegios de Ciencias Sociales y Humanidades (CCH) y el Sistema de Universidad Abierta de la UNAM. Por si esto fuera poco, fue fundador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Humanidades (CIIH) en 1986, también en esa casa de estudios, el cual en 1995 se transformó en el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH).
En 1984, González Casanova fue nombrado como investigador emérito y profesor emérito, siendo el primero en ser reconocido con ambas distinciones al mismo tiempo. Ese mismo año, recibió el Premio Nacional de Ciencias Sociales, entregado por la Presidencia de la República.
Es clara su huella indeleble como un luchador en favor de la profesionalización y fortalecimiento de las ciencias sociales en el país, no solo como funcionario en su alma máter, sino como autor de libros fundamentales, como “La utopía de América” (1953), “La democracia en México” (1965), “Sociología de la explotación” (1980), “Imperialismo y liberación en América Latina” (1983) y “La hegemonía del pueblo y la lucha centro-americana” (1984), entre otros.
Por todo este pequeño esbozo y mucho más, Pablo González Casanova recibió el doctorado honoris causa por la UNAM en septiembre de 2011, de manos del entonces rector José Narro Robles.
Asimismo, en marzo de 2012, fue nombrado como miembro honorario de la Academia Mexicana de la Lengua (AML) y, en octubre de ese mismo año, recibió el Premio Daniel Cosío Villegas otorgado por El Colegio de México a manera de reconocimiento por su inconmensurable aporte a la sociología.
Mucho más importante fue su lucha por el pensamiento crítico y la lucha no solo en favor, sino de la mano de los pueblos indígenas de México y de la región, una causa por la que se mantuvo siempre congruente. Por ello, en abril de 2019, González Casanova recibió el nombramiento como miembro del Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Despiden al exrector González Casanova
Ante la muerte de Pablo González Casanova, personajes e instituciones de primer orden en el país expresaron sus condolencias por la partida de este hombre hecho institución, incluyendo al sello Siglo XXI Editores, del cual fuera socio fundador, así como El Colegio de México, la Academia Mexicana de la Lengua (AML) y la Cámara de Diputados, entre otras.
La secretaria de Cultura federal, Alejandra Frausto Guerrero, declaró: “Se va un referente de la lucha por la democracia y en favor de la dignidad para los oprimidos. Hasta luego, Dr. Pablo González Casanova”.
La directora de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Marisol Schulz Manaut, dijo: “Me uno al dolor de la comunidad universitaria. Tuve el honor de trabajar directamente con el Dr. González Casanova. Otro de mis grandes maestros”.
Asimismo, la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, se pronunció: “Yo le debo a Pablo González Casanova el giro de 180 grados que dio mi vida al convertirme en ‘ceceachera’. Él fundó una institución revolucionaria: el CCH. Su utopía siempre fue tener un país más democrático, más culto y más justo”.
kg