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Hallan entierros prehispánicos en Azcapotzalco

Más de una decena de entierros y restos de estructuras arquitectónicas que datan de los años 1200 a 1300 d.C. fueron descubiertos en un predio de la avenida Aquiles Serdán.

Más de una decena de entierros, y restos de estructura arquitectónicas, que datan de la época prehispánica, fueron hallados en un predio de la avenida Aquiles Serdán, cercano al centro de la delegación capitalina Azcapotzalco, que evidencia la existencia de un barrio de comerciantes tepanecas que tuvo su esplendor hace 700 años.

El descubrimiento, que se conforma de entierros infantiles en su mayoría, es resultado de las labores de salvamento arqueológico que realizan especialistas y comprueba que el barrio de San Simón Pochtlán fue residencia de las familias de pochtecas o comerciantes, entre los años 1200 a 1300 d.C.

De acuerdo el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se deduce que se trata de un espacio de élite que fue parte de un conjunto cívico-ceremonial, por su cercanía a la Capilla de San Simón, que fue construida durante la Colonia (1521-1821), sobre un teocalli, pirámide mesoamericana coronada por un templo.

La mayor parte de la zona de Azcapotzalco fue hasta 1950 ocupada por ejidos y ranchos, por lo cual el equipo de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH, con apoyo de estudiantes de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), sólo ha ubicado contextos de la época moderna y prehispánica.

En dos meses de trabajos arqueológicos, se han realizado calas de aproximación, unidades de sondeo para conocer cómo los antiguos pobladores adecuaron el terreno para ocuparlo y cinco unidades de excavación para liberar vestigios culturales y arquitectónicos, que permiten conocer la asociación de distintos espacios.

Las labores que llevan a cabo los especialistas, se prolongarán de modo indefinido, a causa de la continua aparición de vestigios.

Más de 10 entierros en posición sedente, debido a que fueron amortajados con un fardo, casi todos infantiles, que exhiben la alta tasa de mortalidad de niños en sus primeros tres años de vida, fueron hallados en una de las unidades de excavación de aproximadamente cuatro 4 metros de anho por 22 metros de largo.

La arqueóloga Alejandra Jasso Peña, quien dirige las labores de prospección, señaló que la mayoría de los depósitos funerarios se acompañaban de ofrendas, compuestas por objetos cerámicos, como flautas, sahumadores, incensarios, copas, cajetes, malacates con representaciones de aves y platos.

En el mismo espacio, también se halló el entierro de una mujer, que debió de tener alrededor de 25 años a la hora de su muerte, la cual debió ser posparto, pues la osamenta se halló cubriendo los restos óseos de un neonato.

La osamenta portaba un ajuar, compuesto por un par de orejeras y una pulsera con cuentas de obsidianas de diversos tonos, en forma de gotas, lo que indica que se trató de un personaje importante del barrio de los pochtecas.

A unos metros del mismo patio, se encontró el entierro de otro niño, que destaca por un cajete, de mayor proporción con respecto a otros, que se le ofrendó, además de que también se halló junto al esqueleto de un perro, indicativo de que el animal fue sacrificado para acompañarlo en la otra vida.

En los alrededores de un altar de cuatro metros por seis metros, estaban dispersos algunos cráneos que presentaban perforaciones simétricas en ambos parientales, que pudieron formar parte de un tzompantli o muro de calaveras, explicó Jasso.

Por su parte, el investigador de la Dirección de Antropología Física del INAH, Jorge Arturo Talavera González, señaló que en el área del patio también se descubrieron tres copas, dos de tipo pulquero y una trlípode, que contenían restos de cráneos cremados.

Algunos documentos mencionan qué personajes de élite eran incinerados para evitar la putrefacción del cuerpo, por lo que existe la posibilidad de que los cuerpos encontrados en San Simón Pochtlán, correspondan a miembros importantes del barrio de comerciantes.

También, en los entierros hallados en posición sedente, se deja ver que los tepanecas conocían el proceso de rigor mortis, ahondó el especialista del INAH.

Mientras que la arqueóloga Alejandra Jasso hizo hincapié sobre los hallazgos de entierros secundarios, en los que el individuo fue removido o sus restos puestos en un sitio distinto al original, en estos mismos contextos, se han hallado figurillas femeninas asociadas a la fertilidad y vasos vinculados al culto de los dioses Tláloc y Quetzalcóatl, que permite reconocer las deidades veneradas por el grupo.

Resaltó que el salvamento arqueológico en el barrio San Simón Pochtlán, es de las escasas oportunidades que se han tenido para explorar lo que fue el centro cívico-ceremonial de la antigua ciudad tepaneca de Azcapotzalco.

La línea dinástica de los señores de Azcapotzalco, entre 1200 y 1300 d.C., incluye a los gobernantes Quauhtzintecuchtli, Ilhuicamina, Matlacóhuatl, Tezcacohuatl y Tezcapuctli, hacia finales del siglo XIV, esta zona, era la principal fuerza político-militar del área, y controlaba un extenso territorio.

Posteriormente la ciudad fue tomada entre 1428 y 1429 por tropas huexotzincas, texcocanas y mexicas, a partir de ese momento se procedió a considerarlo como un centro secundario, sujeto al nuevo poder de Tlacopan.

klm

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