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INAH encabeza defensa del patrimonio cultural del Centro de Monterrey

Conjunto habitacional ilegal de 500 departamentos pone en riesgo edificios históricos, movilidad y sustentabilidad de la zona. El Instituto hace defensa de Barrio Antiguo de Monterrey, en contra de intereses de empresarios y políticos. 

MONTERREY.-  El desarrollo inmobiliario “Vía Zócalo”, en el Barrio Antiguo de Monterrey, ha prendido las alertas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que desde hace un par de años detectó la obra afectaría severa e irreversiblemente un lugar histórico de la ciudad de Monterrey. 

El proyecto, que incorporaría aproximadamente a 1,200 personas en el área conocida como “Barrio Antiguo de MTY”, sin considerar la movilidad que propiciarían las oficinas y la población flotante por las áreas comerciales, afecta el patrimonio cultural, artístico y arquitectónico del Barrio Antiguo, por la falta de vialidades y la imposibilidad de construirlas en la zona; la escasez de agua (un problema ya de sí serio para Nuevo León) y los límites de la carga del drenaje, entre otros factores.

El CEO de “Vía Zócalo”, Juan Carlos Durán, ha asegurado que se tienen “todas las garantías de calidad y la gente va a vivir feliz”, pero los vecinos de la zona no piensan igual. Colonos de Barrio Antiguo y Santa Lucía han solicitado al INAH su intervención y han conminado públicamente a la institución federal a que lleve la protección de la zona hasta sus últimas consecuencias para evitar que se pierda su patrimonio histórico y la armonía de quienes ahí viven. “Se trata de todo lo contrario a una tendencia mundial de fomentar ciudades resilientes”. 

Por lo pronto, un dictamen del propio INAH señala que la obra afectaría severamente edificios históricos, culturales y artísticos que son patrimonio de México, pero con argucias legales el consorcio inmobiliario, inexplicablemente, logró que el Juzgado Primero de Distrito en Materia Administrativa, amparara al desarrollo dejando sin efectos los sellos de suspensión que ya había logrado aplicar el Instituto.

El proyecto contempla 479 departamentos de entre 40 y 90 metros cuadrados, con áreas de uso múltiple, centro comercial y de oficinas, así como 3,000 metros cuadrados de esparcimiento social y entretenimiento, cine al aire libre, áreas pet friendly, zona de negocios, cocina especializada y terrazas, entre otros, en pleno centro de Monterrey.

Vecinos planean interponer una queja en contra del juez de distrito ante el Consejo de la Judicatura Federal y pretenden pedir al municipio de Monterrey que ejerza presión política y jurídica para que el impartidor de justicia apegue su actuar a Derecho. 

El permiso para Vía Zócalo no fue otorgado en la actual administración municipal, aunque da seguimiento a una auditoría al proyecto inmobiliario que está en marcha desde octubre de 2021, la cual ha revelado que la anterior administración actuó de manera diferente a lo habitual en el otorgamiento de permisos para este desarrollo, empezando por la rapidez, al expedir la resolución pocas semanas antes de finalizar la anterior administración.

El alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio Riojas, se ha reunido con organizaciones de vecinos para conocer de primera voz sus inquietudes y temores. Se presume que detrás del desarrollo estaría un alto exfuncionario de la administración de Monterrey, Genaro García, jefe de la Oficina vinculado al también exalcalde priísta Adrián de la Garza quien desde hace 10 años ocupa puestos públicos en Nuevo León y ha adquirido propiedades bajo el cobijo de supuestos privilegios y el apoyo de su exjefe.  

De no encontrar falta a la Ley en el otorgamiento del permiso, la esperanza de los habitantes de Barrio Antiguo es que sí se acredite una afectación al patrimonio histórico y cultural a la ciudad, para que, con las facultades que tiene el INAH, se pueda suspender definitivamente la obra. 

Por lo pronto, todo indica que la promesa con la que se vende el proyecto “Vía Zócalo”, combinar “la historia de su ciudad con la vanguardia de un nuevo estilo de vida”, es todo menos eso; en palabras de inspectores del INAH que pidieron mantenerse en el anonimato, en realidad se trata de un proyecto inmobiliario del que sus dueños sólo esperan sacar provecho, no cuidar la rica historia del centro histórico de Monterrey ni mejorar la calidad de vida de las personas.

 

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