Lectura 6:00 min
México, Estados Unidos y el cambio climático
Las disposiciones que se están proponiendo en materia ambiental tendrán implicaciones en la cooperación binacional.
A partir de las decisiones en cuanto al cambio climático y la reciente orden ejecutiva de independencia energética del presidente Donald Trump, en la que más de media docena de medidas ambientales promulgadas por su antecesor desaparecerán, surge en el ámbito académico la reflexión sobre si esto provocará cambios importantes para México.
Adrián Fernández Bremauntz, biólogo, doctor en ciencias ambientales y exfuncionario en distintas instituciones para el gobierno federal en temas de medio ambiente, explicó en entrevista algunas de las posibles repercusiones e hizo una reflexión sobre el trabajo externo que debe realizar México.
Estados Unidos claramente tuvo un liderazgo de cambio climático durante los dos últimos años, camino a la COP 21 Cumbre de Paris, no sólo con las políticas domésticas sino además por los foros y espacios que se estaban trabajando y promoviendo alrededor del mundo.
Hoy están en peligro de desaparecer , añadió.
Puso un ejemplo, el Clean Energy Ministerial , o el 21st Century Power Partnership, que venían funcionando muy bien y donde se revisaban los avances acelerados de las energías renovables o la disminución dramática de los precios de estas energías, ya no van a estar, porque el motor político de esto era Estados Unidos .
Dijo que París se ganó cuando EU y China anunciaron que buscaban la reducción de sus emisiones. Por otro lado, explicó que sus agencias de energías renovables y medio ambiente van a verse sacrificadas, pero más importante será el recorte presupuestal que se le otorgaba a la agenda de cooperación bilateral e internacional, desde hace décadas se le canalizaban millones de dólares, en particular al cambio climático, para apoyar medidas políticas y el uso de energías renovables, esto, si no desaparece, sí se va a reducir dramáticamente .
¿Cuáles son las implicaciones para México?
El también consultor y miembro de la asociación Ceiba, explicó que México se beneficiaba por donativos. Como ejemplo, hace cinco años Estados Unidos invirtió 50 millones de dólares en dos proyectos multianuales para ayudar a México a identificar sus oportunidades de reducción de emisiones, el Mexico Low Emissions Development Program y en el sector forestal se canalizaron 30 millones de dólares (...) Este año ya el dinero está autorizado por el Congreso de aquel país, pero es muy probable que proyectos como estos se acaben .
Fernández aseguró que México tiene metas no condicionadas que cumplir. Sin importar lo que haga cualquier país, debe cumplir, pues las medidas que tiene que implementar son acciones que le convienen al propio país, al ahorrar recursos, generar empleos en actividades limpias, promover el uso de energías renovables, mayor salud y ahorro de dinero.
No nos confundamos, la meta de reducción de 22% de emisiones por parte de México para la Agenda 20-30, es ajena a lo que pase con Estados Unidos .
En este sentido, el único sector que ha avanzado de manera significativa es el energético, porque hay una ley en transición que establece metas agresivas y paulatinas de cómo tiene que incrementar la participación de energías renovables en la matriz energética de México, esto da certidumbre a los inversionistas para acelerar el escalamiento a grandes niveles . ?La preocupación es que estamos rezagados en el avance para el cumplimiento de las metas que prometimos para la Agenda 20-20.
Una larga relación en materia ambiental que puede terminar
El doctor Gustavo Sosa Núñez, académico del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, explicó a través de la Agencia Conacyt que México y Estados Unidos tienen una larga tradición de cooperación en materia de medio ambiente que data de 1936, cuando firmaron un acuerdo para la protección de aves migratorias y mamíferos cinegéticos, al que le siguió una serie de documentos en materia de contaminación de agua, aire y suelo.
Agregó que uno de los acuerdos más importantes que se encuentran en peligro de desaparecer es el de Cooperación Ambiental de América del Norte, firmado en 1993 y en el que también participa Canadá, donde se proponen atender asuntos ambientales de preocupación común, contribuir a prevenir posibles conflictos ambientales derivados de la relación comercial y promover la aplicación efectiva de la legislación ambiental en los tres países.
Este acuerdo es paralelo al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) firmado en 1992, y que a la fecha el primer mandatario de Estados Unidos pretende renegociar.
Frente a este escenario, el investigador aseguró que el gobierno mexicano debe poner en la mesa tripartita el tema de medio ambiente.
En el TLCAN se estipula que este intercambio comercial no debe afectar el medio ambiente, de ahí que las autoridades mexicanas pugnen por salvaguardar esa premisa, más cuando las acciones de la Casa Blanca están encaminadas a desmantelar la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) , añadió.
El especialista en temas de cooperación internacional aseguró que otro punto al que debe ponerse atención es el contexto en el cual quedará la Comisión de Cooperación Ecológica Fronteriza (Cocef), que se encarga de aprobar proyectos de infraestructura en materia de agua, calidad de aire y gestión de residuos en la franja fronteriza; y del Banco de Desarrollo de América del Norte, con sede en San Antonio, Texas, que otorga financiamiento a dichos proyectos.
Las disposiciones que se están proponiendo en materia ambiental tendrán implicaciones en la cooperación, incluso en proyectos que se realizan en México con auspicio de esas instituciones. Entonces tenemos que ver cómo se replantearán y qué efectos puedan tener en proyectos ambientales que actualmente se realizan en la frontera , refirió.
Para el doctor Gustavo Sosa, el primer paso es poner el tema sobre la mesa de diálogo en el ámbito trilateral, en el que podría acercarse a Canadá, propiciando la negociación para impulsar una ruta de preservación de los acuerdos ambientales.
En el ámbito bilateral, considera que el gobierno mexicano debe estar preparado para el impacto del desmantelamiento de la EPA y del freno a los recursos que financian proyectos de infraestructura fronterizos y de protección ambiental en la frontera.
Finalmente, refiere que una vía podría ser la búsqueda de esquemas de cooperación entre los estados fronterizos mexicanos y estadounidenses, con el sector privado y la academia, a fin de no detener las acciones que se ejecutan al momento, con miras a continuarlos en los próximos años.