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Ni árbol, ni lágrimas, el mito de la Noche triste

A 500 años del acontecimiento, el historiador de la UNAM Guilhem Olivier, echa abajo las creencias de que los indígenas no peleaban de noche y que Hernán Cortés lloró la derrota bajo un árbol.

Foto: UNAMFoto: UNAM

“Y una noche nos sacudió un grito. Era la voz de una mujer: —¡Venid, guerreros! ¡Los enemigos abandonan la ciudad! Era cierto. Los españoles trataban de escapar silenciosamente, siguiendo la calzada de Tacuba”, así relató Miguel León-Portilla lo sucedido hace 500 años, en el texto para niños “La Conquista”, editado por el Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa (ILCE).

Guilhem Olivier, del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM, comentó que el 30 de junio de 1520 ocurrió el episodio conocido coloquialmente como “La Noche Triste”, clave en la historia de la Conquista, “un acontecimiento que nos habla de la valentía de los habitantes de Tenochtitlan, que deciden pelear y expulsar a los castellanos para terminar con este mito de que no pelearon, y tampoco de noche”.

El académico del seminario Mitos y ritos en Mesoamérica, del posgrado en Estudios Mesoamericanos de la UNAM, resaltó que ese hecho da cuenta de que los españoles y sus aliados no eran superiores.

“A nivel militar, estrictamente, se encontraban en un lugar cerrado, muy difícil para los europeos, a diferencia del campo raso donde con sus armaduras, cañones y caballos tenían superioridad táctica”, detalló.

“Vamos, que nada nos falta”

Para entender “La Noche Triste”, expuso Guilhem Olivier, hay que regresar un poco atrás, cuando ocurre el desembarco de las tropas de Pánfilo de Narváez en la costa del Golfo, pues eso provocó que Cortés haya salido de Tenochtitlan con gran parte de su tropa, por lo que deja a cargo a Pedro de Alvarado, con aproximadamente 150 españoles.

“Los mexicas aprovecharon la ausencia de Cortés y de gran parte de su tropa para acabar con ellos, y es cuando empieza la guerra entre ambas partes, porque no había sucedido ningún enfrentamiento; cuando regresa Cortés y están sitiados por los mexicas durante varios días, se toma la decisión de evacuar la ciudad, y hacerlo de noche”, narró el universitario.

Durante su salida son atacados, y como iban cargados de oro eran más vulnerables, así que dan cuenta de más de la mitad de los españoles y tlaxcaltecas que iban con ellos. No obstante, Cortés y Alvarado logran escapar a Tlaxcala para hacerse de nuevas fuerzas.

Es una salida muy trágica, pero no es una victoria total para los mexicas, porque logran escaparse los principales líderes, como Martín López, que construye los barcos y los bergantines, fundamentales para la victoria a la postre.

“Es un mito que Cortés lloró en el árbol, al contrario, se ha documentado que cuando salió y ya estaban a salvo de la ciudad, dijo: 'Vamos, que nada nos falta'. Los testigos documentados lo aseguran, porque poseía voluntad, certeza, aun cuando perdió su tropa y el botín, y seguía convencido de que regresaría a tomar la ciudad, y finalmente sucedió”.

(Con información de la UNAM

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