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Parece haber un proceso de borrado del INALI, estima Irma Pineda

El gobierno federal a través del INPI presume la creación de la Universidad de las Lenguas como la gran perla, un proyecto centralizado, reprocha la representante indígena ante la ONU. Por otro lado, el interés de la SEP en el tema ahora mismo parece nulo, advierte.

El desdén oficial hacia el INALI  y el bajo presupuesto ponen en riesgo los objetivos del Decenio de las Lenguas Indígenas. Foto EE: Especial

Desde enero pasado, en el arranque oficial del Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas 2022-2032, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas, del cual la UNESCO es el organismo coordinador, y en el contexto del rechazo generalizado hacia la iniciativa presidencial para la incorporación del Instituto Nacional de las Lenguas Indígenas (INALI) al Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), este segundo organismo tomó la batuta y de inmediato dio a conocer sus planes de arranque de cara a dicho decenio.

Entre estas medidas iniciales, Adelfo Regino Montes, titular del INPI, propuso el encausamiento de una bolsa de 100 millones de pesos exclusivamente “para el rescate, revitalización, fortalecimiento y desarrollo de las 68 lenguas y sus variantes”, con especial énfasis en aquellas en riesgo. También anunció la creación, por instrucciones de la Presidencia, de la Universidad de las Lenguas de México, misma que tendrá su sede en la alcaldía capitalina de Milpa Alta.

En cambio, al cierre de ese mismo mes, la UNESCO comenzó las reuniones internacionales para la adaptación de la ruta estratégica del Decenio. En esa primera reunión, en representación de la Secretaría de Cultura federal, estuvo presente Juan Gregorio Regino, titular del INALI, quien anunció que el Plan de Acción de México no se daría a conocer sino hasta agosto próximo, en el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas.

Marginación del INALI

No obstante, para la poeta y activista zapoteca Irma Pineda, representante de los pueblos indígenas de América Latina y el Caribe ante la ONU, aunque no se concretó la fusión de ambos institutos, al menos hasta la fecha, la marginación del INALI en el trajín político ya es evidente.

La activista escribió a finales de abril pasado: “el INPI hace un evento paralelo en el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas (de la ONU) para hablar del Decenio en México. Curiosamente no veo entre los invitados al INALI. Creo que en los hechos el gobierno de México ya lo está desapareciendo”.

En esa misma semana, la Comisión de Cultura del Senado de la República, encabezada por Susana Harp, emitió un exhorto dirigido al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, para que el gobierno federal, a través de Cultura, y la Cámara de Diputados garanticen la operación del INALI y lo doten de recursos presupuestales necesarios para su consolidación preponderante ante el Decenio.

Este fin de semana, Pineda retomó el exhorto y escribió: “ojalá el secretario de Gobernación haga caso en esta propuesta de fortalecer al INALI, porque lamentablemente los puntos de acuerdo son como llamados a misa”.

Eje transversal

Con todo este contexto, El Economista conversa con la activista zapoteca. Le pregunta si no considera viable que el INALI se incorpore al INPI considerando la diferencia presupuestal significativa en favor del segundo.

Mucho se ha comentado que quizás sería bueno que una sola instancia, como es el INPI, lleve todo lo relativo a pueblos indígenas, pero para nosotros es un retroceso en el sentido de que las lenguas tienen una dimensión mucho mayor”, advierte.

La lengua es un eje transversal en todos los temas de la vida pública, indica, “requiere políticas públicas muy definidas, claras y, por supuesto, mucho mayor presupuesto del que actualmente tiene. De incorporarse al INPI, puede diluirse entre tantos temas que resultan urgentes. Ese es el peligro que notamos”.

Por lo anterior, agrega Pineda, las comunidades indígenas insisten en que el INALI debe mantenerse como una instancia dedicada específicamente al desarrollo de las lenguas en todas las ramas, desde la investigación, las políticas públicas y la formación de lingüistas, intérpretes y traductores, hasta la catalogación y el desarrollo de normas escritas, “todo el trabajo que ya viene haciendo y que merece una atención especial”.

Pineda reitera que si bien no fue posible la eliminación por la vía jurídica del instituto dedicado a las lenguas, parece ser que hay una instrucción desde el Ejecutivo “para empezar un proceso de borrado”.

Insistir ante la SEP

Otra de las preocupaciones de las comunidades indígenas sobre los planes para el Decenio, comparte la poeta, es el tema educativo.

“Cuando hablan de educación en lenguas indígenas, presumen a la Universidad de las Lenguas como la gran perla. Nos preocupa porque esa universidad no va a llegar a toda la República y de ella no podrán participar todos los hablantes o todos quienes quieran hablar una lengua. A quienes hay que formar y capacitar es a los profesores insertos en las comunidades y me parece que donde deberíamos de insistir es en la SEP, porque es la que tiene la estructura para llegar a todos los rincones.

“Una universidad seguramente será útil, pero solo para el grupo de personas que accedan a ella. Sí, hay un proyecto de hacerlo también en línea, pero volvemos al mismo tema: la conectividad no está garantizada. Esto no alcanza a cubrir una mínima parte de la gran problemática de las lenguas indígenas. Y el interés de la SEP en este sentido ahora mismo parece nulo”, concluye.

La diferencia de presupuestos en 2022

  • 3,819’229,899 pesos – Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI)
  • 71’027,999 pesos – Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI)
  • 174’171,081 pesos – Dirección General de Educación Indígena, Intercultural y Bilingüe (de la SEP)

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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