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Arte e Ideas

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Pixies, repitiendo prodigios

En su concierto del Metropólitan, los Pixies repitieron canción tras canción su actuación del Corona Capital, con uno dos temas distintos. El espectáculo fue magnífico, sin embargo, porque un 50% de un concierto es el público.

Pocos conciertos tan esperados como el de domingo. Los Pixies están por primera vez en México. Como la noche es de por sí vintage, el recinto no podría ser más adecuado: el Teatro Metropólitan que allá en la década de los 90, cuando los conciertos empezaban a ser habituales por primera vez para el público chilango, fue sede de grandes grupos de rock, lo mismo King Crimson que Garbage.

Hay cierto dejo virginal en el aire: ser los primeros en recibir a Pixies. Falsas ilusiones: apenas el sábado cerraron el Festival Corona Capital, así que estrictamente ésta no será la primera vez que los de Boston se encuentran con el público mexicano. Nah, tonterías, eso no desilusiona a los asistentes, una cosa son las tonterías y los sets "chafitas" de los festivales y otra cosa son los conciertos, se dicen. En las dos últimas semanas la conversación iba de quién sí iba al concierto "de verdad", no nada más al Festival.

(Hay que decir que la sensación de exclusividad que los asistentes a esta fecha tenían apenas antier se esfumó cuando anoche en el festival, justo antes del encore, las pantallas anunciaron la apertura de una fecha más este lunes 18. Cierta desilusión se percibe: el rock también necesita de elitismos).

Podemos ponernos generacionales y decir que los fans más jóvenes, los que todavía no nacían cuando se grabaron el Doolittle o el Surfer Rosa, fueron al Corona y los que ya llevan sus buenas 3 o 4 décadas encima son los que alcanzaron boletos para esta "histórica tocada" en el Metropólitan.

Pero no es cierto, el público es variopinto: hipster, punks, oficinistas endomingados, darkies (de los que existían antes que los llamaran emos), tipos con playeras futboleras, chavas fresas trocadas en alternativas gracias a un mechón azul.

Algunos hablando del Festival Corona: "No mames, yo los vi pero no los oí. El sonido estaba de la v...". Vienen esperando que el Metropólitan les dé la revancha.

Un público rabioso y enamorado

Así que tres conciertos de Pixies en el mismo fin de semana (vaya, qué importante se ha vuelto nuestra ciudad). ¿Qué van a tocar?

"En el Festival tocaron los puros singles, ya sabes, para los fans posers que quieren 'Where is My Mind?'. Hoy es lo chido, se van a centrar en el Doolitle porque es la gira del aniversario" me explica un vecino de butaca. A la que escribe le parece que, si es así, gran parte de la audiencia saldrá decepcionada. ¿Quién no quiere oír 'Where is My Mind?', canción que gran parte de los que estamos aquí descubrimos viendo El club de la pelea? Esa rola nos llevó a Pixies.

En realidad espero que mi vecino esté en lo correcto. Los vi en el Corona. Ver dos veces el mismo show... "¡Ponte en Pixies- state-of-mind!" se ordena la reportera a sí misma.

Pero antes todos disfrutamos del pop progresivo (en serio, ese género existe) de The Temper Trap, excelente agrupación australiana. Hacen solos de percusión, se lanzan por melodías largas y dulcísimas y, sorprendentemente, al público de Pixies no le molestan nada. A pesar de las bocinas saturadas (Dios mío, ¿no hay buenos ingenieros de sonido en México?), The Temper Trap da buen show.

Y tras una muy breve pausa, tal como la anunciaron en su página oficial los Pixies salen a escena a las 8:15 de la noche. Ovación total, todo mundo se pone de pie y así veremos todo el concierto, en vilo. Y la canción con la que comienzan es... ¡"Bone Machine"! Una canción del Surfer Rosa, no del Doolittle. Y por cierto, es la canción con la que comenzaron su presentación de ayer.

Sí, me espera una noche deja vu. Canción tras canción, los Pixies repiten su actuación del festival, con una o dos canciones distintas. Se ven un poco más cansados. Allá jugaban más con la audiencia, aquí se dedican a tocar. El espectáculo es magnífico, sin embargo, porque un 50% de un concierto rockero es el público y el de esta noche es un show en sí mismo: cantan todo, gritan todo, reaccionan a los gestos de Black Francis. Enamorados al primer guitarrazo.

Al fin una sorpresa

Tras el obligado encore ("Where is My Mind?", por supuesto, seguida de "Gigantic", igual que en el Festival Corona) sucedió algo que yo nunca había visto. Se prendieron las luces y nadie quería irse. Esto se ha visto concierto tras concierto: el público se queda un rato coreando al grupo antes de salir. Nadie espera un nuevo encore en realidad.

¿Ah, sí? Nunca hay que subestimar el poder de la masa. ¡Los Pixies regresaron al escenario! Tocaron una canción más antes de por fin irse a dormir. Es que no sólo son grandes: ya están grandes.

De todos modos, qué conciertazo, aunque sea repetido.

cmoreno@eleconomista.com.mx

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