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“Por mucho tiempo se pensó que la educación virtual era de segunda, hoy sabemos que la calidad la da la institución”
Educación virtual no es solamente dar clases en la plataforma, es asegurarnos de que el conocimiento y el aprendizaje se está dando.
Entrevista Enrique Alejandro González Álvarez, rector de la Universidad La Salle.
“Aunque la pandemia nos tomó por sorpresa y llegó de manera intempestiva, la universidad ya tenía año y medio preparando la educación de forma virtual”, explica el doctor Enrique Alejandro González Álvarez, rector de la Universidad La Salle en diálogo con El Economista. En el mes de febrero la universidad echó a andar el campus virtual con una oferta educativa reconocida con registro y validez por parte de la Secretaría de Educación Pública; esto los había llevado a preparar a algunos maestros quienes iban a impartir las primeras clases en este campus virtual, con plataformas disponibles y conocimiento de cómo se hace este tipo de educación, pero el proceso se aceleró y tuvo que incrementarse.
Y es que para el modelo educativo que ha adoptado la universidad, llevar las aulas al tema digital no es cosa menor, González Álvarez asegura que es muy importante el acompañamiento cercano del alumno, “no es solamente dar clases en la plataforma, es asegurarnos de que el conocimiento y el aprendizaje se está dando, que el alumno no solamente está siendo un receptor del maestro, que lo que antes se lograba de forma presencial, ahora se logre a través de la virtualidad”. Para ello había que implementar también técnicas de evaluación del aprendizaje de forma más racional y sobre todo, la capacitación al docente para que se dé la comunicación cognitiva con el alumno.
El también doctor en lingüística dijo que por mucho tiempo se pensó que la educación virtual era de segunda, pero hoy, y de manera especial luego de la pandemia, “sabemos que la calidad de la educación la da la institución”, aquella que está preocupada por el aprendizaje, que procura la formación integral, que busca interacción entre docentes y alumnos, estas instituciones serán las que estén listas.
Aunque esto no será fácil, pues exige nueva preparación y representa un cambio radical que no tiene vuelta, también se han encontrado ventajas, por ejemplo, en ahorro de traslados, desarrollo de nuevas habilidades y tecnología. “Hoy podemos hablar de un futuro que integrará la educación mixta o hibrida”, lo que se tendrá que rescatar una vez que pase la emergencia, son las relaciones sociales que solo en el espacio de la escuela se da, “la interacción y aprender a vivir en sociedad, escuchar al otro, discutir opiniones y respetar los espacios físicos, es sumamente importante; de ahí que lo presencial tampoco se pierda”.
El papel de la academia
El rector de esta institución hizo énfasis en el papel que las universidades, incluidas las instituciones privadas, han desempeñado, y que hoy con la pandemia se confirma, las primeras aportaciones en esta época serán tendientes a la investigación educativa y los nuevos modelos, pero también habrá incidencia en temas de salud, datos y búsqueda de soluciones a problemas de la sociedad, “desde la academia todo esto ha demostrado su valía”.
La Universidad La Salle está por estrenar un centro de investigación en innovación, donde una de las áreas importantes será la de salud, revisando diversas enfermedades, incluido el SARS-CoV-2, además de un área química que entrará en el área de los fármacos. “Las instituciones privadas también pueden ser un arma del país para combatir no solo la pandemia, también restablecer el orden económico y social”.
A pocos días de que el doctor González Álvarez fue ratificado en su puesto, asegura que el futuro es prometedor pues al restablecer la nueva normalidad se enfrentarán a una universidad totalmente distinta, “se trata de reinventarse como persona y reinventar la universidad, nuestros estudiantes se fueron siendo unos, pero al regreso tendrán experiencias de vida muy distintas, más pegados a la tecnología y con una sensación de encierro en sí mismo, esto habrá que sacarlo, para que los jóvenes vuelvan a socializar no con la pantalla, sino con los seres humanos. Que se recupere el valor intrínseco de las personas”.