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Arte e Ideas

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Tajín recargado

Como cada año, Cumbre Tajín reunió a familias, músicos y jóvenes turístas bajo la temática "El renacimiento del ser", tema elegido por los abuelos totonacas.

Al caer la noche, las familias asaltan las jardineras para descansar sobre el pasto, echarse una pestaña, retozar tras la prolongada dictadura del sol que sin embargo no ha impedido a las miles de personas que se han dado cita en Cumbre Tajín ocupar los talleres, observar a los voladores en el centro del parque, chacharear artesanías, o acudir con los abuelos totonacas por sanación o consejo de frente a la nueva cuenta de los tiempos.

En las noches, lo que eran visitas se convertían en verbenas: las familias completas coincidian con los grupos de amigos de otros estados o países que compartían una cerveza mientras allá a lo lejos una banda de rock musicalizaba el ambiente.

Como en toda cosmovision precolombina, esta celebracion nos recuerda la importancia de los mayores, los recolectores de experiencia. Acá los abuelos son parte fundamental del evento, incluso Billy Corgan, líder de los Smashing Pumpkins, aprovecho para acudir con ellos.

Los abuelos totonacas deciden la temática del festival, en esta ocasión los abuelos decidieron dar por nombre a Cumbre Tajín "El renacimiento del ser", una excelente oportunidad para, como tradicionalmente decimos los mexicanos, cargar pila.

Dicen los abuelos que una vez terminado el ciclo es preciso reiniciar la cuenta, la dimensión individual es el espacio ideal para la renovación del mundo.

ARDE COMO EL FUEGO

El fin de semana, la máxima temperatura alcanzo los 42 grados Celsius. La noche aún era calurosa.

Minutos antes del sábado, mientras en el Nicho de la Música, la cantante Regina Spector interpretaba sus canciones, a unos 200 metros ardía en llamas una zona de tres palapas donde se habían impartido más temprano talleres de pintura.

Rápidamente los materiales provocaron una alta columna de fuego que, afortunadamente, el personal de protección civil logro controlar al cabo de unos minutos.

Los jóvenes turistas que se encontraban cerca se tomaban fotos fascinados, posaban ante los teléfonos y decían: " Pero que salgan las llamas", antes de intentar alejarse. Mientras crecía el fuego, la cantante seguía dando su show, el pánico no hizo mella en la audiencia, pero, finalmente se tuvo que suspender la actuación.

Momentos más tarde el gobernador de la entidad ofreció unas declaraciones a la prensa diciendo que el fuego había sido controlado y que no hubo pérdidas graves que lamentar. Remato diciendo: "Y que siga la fiesta". Regina Spector término su concierto y después los Pet Shop Boys pusieron la cereza del pastel de una jornada ardiente.

ÍDOLOS DE LOS 90

La jornada musical del sábado llego 20 años tarde, aunque no por eso estuvo fuera de lugar. Ozomatli y La gusana ciega pusieron los primeros acordes de una jornada alimentada por la nostalgia. Si estas dos bandas tuvieron su mejor época a finales de los 90, las otras dos que cerraron la jornada sabatina tuvieron su esplendor a inicios de aquella década.

Alrededor de las 9 de la noche la temperatura ya era fresca, aún miles de personas caminaban por todo el parque y en el Nicho de la música la banda Blind Melon interpretaba sus canciones aunque la mayoría de estas eran desconocidas para una amplia cantidad de espectadores, excepto por aquella que todo mundo coreo y que es el único éxito de la banda, "No Rain", la legendaria canción del video de " la abejita", compuesta por el extinto líder de la banda Shanon Hoon.

Finalmente, en punto de las 11:30 de la noche, la agrupación liderada por Billy Corgan, The Smashing Pumpkins, subió al escenario para interpretar la mayoría de sus éxitos así como nuevas canciones en un concierto saturado de ruido y rock, el cual fue rematado por dos rolas clásicas para los fans de esta banda que tuvo su época de gloria a mediados de los 90, "1979" y "Today" .

UNA CUMBRE MUY VIVA

En cuatro días de actividades, casi 300,000 personas se han dado cita desde distintas ciudades del país e incluso del extranjero. Todo es curiosidad del lado de los visitantes, por parte de los locales hay infinita cordialidad y ganas de compartir. Las huellas del extrañamiento nunca podrán borrarse y, por lo mismo, los mejores lenguajes son los de la cultura: la música, la comida, la danza, el vestido.

Un tapiz enorme y diverso cubre a lo que podría ser sencillamente una masiva reunión de personas. Más allá de la experiencia con las artesanías al acudir a los talleres, más allá de las habilidades manuales, o la presencia en un concierto de rock o acudir a un temazcal, lo fundamental es la interacción. Personas haciendo cultura. Eso es Tajín, un paraíso de creación, un laboratorio cultural. Tajin se recarga para bien de sus visitantes. Tajín renace cada año. Esta edición nos ha invitado a ser parte de este renacimiento. Nos ha recordado que los ciclos son siempre nuevas oportunidades.

aflores@eleconomista.com.mx

MFH

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