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Capital Humano

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Trump 2.0: Los días por venir para el mundo del trabajo

La nominación de la congresista Lori Chavez-DeRemer para dirigir el Departamento del Trabajo confirma que en su segundo mandato Trump pondrá por delante no sólo a las empresas estadounidenses, sino también a sus trabajadores

El próximo presidenta de Estados Unidos prometió la protección del empleo y el retorno de manufactura a su país.REUTERS

Donald Trump tiene una agenda definida para el mundo del trabajo de Norteamérica. Si los tomadores de decisiones de México están esperando capear el temporal sin hacer otra cosa que dejar pasar el tiempo, se están equivocando. O, si creen que habrá ambigüedades que el país pueda aprovechar para seguir obteniendo empleos e inversiones sin tener que comprometerse más en los cambios substantivos en sus políticas laborales –y de relación industrial–, se están equivocando.

La nominación de la congresista Lori Chavez-DeRemer para dirigir el Departamento del Trabajo (DOL por sus siglas en inglés) confirma que en su segundo mandato Trump pondrá por delante no sólo a las empresas estadounidenses, sino también a sus trabajadores. En primerísimo lugar, sus empleos. Esta es una lectura que antes que perder, se debe procesar a cabalidad.

Chavez-DeRemer es una rara avis republicana que cree en los derechos de los trabajadores y los ha defendido en consecuencia. En la Cámara de Representantes copatrocinó –al lado de dos republicanos más– la Ley de Protección del Derecho a Organizarse (PRO, por sus siglas en inglés). La iniciativa más disruptiva en la legislación laboral contemporánea de ese país, pues pretende remover las múltiples restricciones a la libertad sindical que dominan su mundo del trabajo. Es también una de los ocho republicanos que copatrocinó la Ley de Libertad de Negociación en el Servicio Público de la administración Biden. Por eso Chavez-DeRemer es la nominación mejor vista del lado demócrata.

¿Pero por qué Trump quiere a una Secretaria del Trabajo con este perfil? Porque Trump y compañía quieren terminar de ganar a los trabajadores estadounidenses a su causa. Habiendo progresado en ganar una parte de ellos en las elecciones de 2016 y otra parte más en 2024, ahora van por todos. Se trata no sólo de quitar uno de los últimos reductos de soporte del Partido Demócrata y llevarlos a sus filas. Se trata de algo más profundo. Esto es, la intentona de producir la mayor realineación en la historia del mundo del trabajo de Estados Unidos: un mundo donde empresarios y trabajadores abrazan más que la ideología GOP; abrazan la ideología trumpista de “America First”. Estados Unidos primero, antes que nada.

Por eso Chavez-DeRemer verá por los derechos de los trabajadores estadounidenses mientras Trump lleva a cabo sus iniciativas de deportaciones masivas. De los 8.3 millones de trabajadores migrantes que trabajan ilegalmente en EU, aquellos que libren la barredora de la deportación podrán estar más expuestos a que sean esquilmados sus derechos humano-laborales. Chavez-DeRemer tendrá que procesar esto, como tendrá que procesar y buscar equilibrios en las iniciativas desreguladoras del empleo de Trump.

Sus activos estarán del lado de las tareas que le asignará el presidente, que lindarán con las promesas que levantó en campaña para los trabajadores: proteger sus empleos, regresar manufacturas e inversiones a casa, y restaurar la capacidad de que puedan alcanzar el sueño americano.

En este punto, las implicaciones de las tareas del DOL (en coordinación con las áreas del comercio y el tesoro) se desbordarán hacia Norteamérica toda, y tendrán una dedicatoria particular hacia México. ¿Se respetan los derechos laborales en México de forma que es ya un país donde el trabajador medio puede aspirar en su empleo a encontrar su escalera de ascenso en la vida? O ¿México continúa siendo el país que se lleva los empleos e inversiones por condiciones de trabajo y salarios depresivos?

Los cuestionamientos no son ni serán ficticios. Serán la ventana por la que, en 2026, se abrirá el expediente del Tratado de Libre Comercio y se determinará el curso de su renegociación. En el mejor de los casos, se acodará la renovación del Tratado imponiendo compromisos laborales más severos a México, empezando con un Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida con mayores poderes para inhibir las violaciones laborales de empresas específicas. En el peor, no habrá nuevo Tratado. Sí, en cambio, una vara alta de aranceles sobre México y amenazas proteccionistas.

*El autor coordina la Red Innovación y Trabajo en la Industria Automotriz Mexicana (RedItiam) y el Grupo Interdisciplinario de Transporte Eléctrico y Movilidades Avanzadas (TEAMs). Es miembro del TinkTank para el Transporte Eléctrico Estados Unidos-México de la Alianza MX de la Universidad de California y la SER.

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