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Capital Humano

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Las finanzas en México no dan para asegurar a todas las trabajadoras del hogar: CISS

Otorgar la cobertura completa de seguridad social a las personas que se dedican al trabajo del hogar remunerado que no cotizan con el mínimo podría generar un boquete financiero, considera la Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS).

Alvaro Velarca Hernández, secretario general de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS). Foto: Cortesía

“No nos dan las finanzas para un esquema de atención médica continua” que cubra a las trabajadoras del hogar que ganan menos del mínimo, dice Alvaro Velarca Hernández, secretario general de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS).

Tras décadas de lucha, las trabajadoras del hogar lograron que el Estado reconozca su derecho a la seguridad social, pues desde noviembre las personas empleadoras están obligadas a afiliarlas al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Pero su acceso tiene varios obstáculos. Uno de ellos es que si su salario no llega al mínimo requerido, no estarán aseguradas todo el mes. El IMSS “es un seguro y todos los seguros del mundo al final dependen de que las valuaciones actuariales arrojen buenas cifras para su sostenibilidad financiera”, señala Alvaro Velarca en entrevista.

En diciembre, el Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (Sinactraho) presentó un amparo contra la reforma a la Ley del Seguro Social (LSS), “ya que no garantiza el cumplimiento del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)”.

La fracción VIII del artículo 239-C de dicha norma establece que “el aseguramiento será por el mes completo, siempre y cuando se entere al menos el monto de las cuotas obrero patronales equivalentes al valor del salario base de cotización mínimo integrado mensual de la Ciudad de México”.

Quien no gane ese monto “quedará cubierta por los días que la o las personas empleadoras reportaron”. El Sinactraho señala que ese requisito “excluye de manera irrazonable y sin justificación objetiva el derecho a la seguridad social a por lo menos el 80% de las personas trabajadoras del hogar en nuestro país”.

Las últimas cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) reportan a más de 2.4 millones de trabajadoras del hogar. De ese total, las personas empleadoras han afiliado al IMSS a sólo el 2.4 por ciento.

Limitaciones de la fórmula de afiliación

“Nos gustaría tener un Estado de Bienestar que pudiera brindar todos los servicios públicos de la mejor calidad a toda la población. Pero desafortunadamente tenemos restricciones financieras y no podemos incurrir en cuestiones que, como ya vimos en el pasado, limiten la capacidad operativa del IMSS”, dice Velarca Hernández.

Las políticas neoliberales que aplicaron los gobiernos en el país desde la década de los años 80 minaron el sistema de seguridad social que se había construido, explica.

“La solución que encontró México fue abrir la atención médica los días en los que la persona trabajadora reporta haber trabajado. Pero ojo, esto es únicamente cuando el salario que reporta la trabajadora que todos los días fue a trabajar no alcanza el salario mínimo. Puede ir a consulta médica los días en los que reporta. Nos puede o no gustar, pero una solución que encontró a México”.

Otros países, como Uruguay, “optaron porque el Estado cubra ese diferencial”. Pero esa política puede generar “una brecha de cotizaciones, un faltante, digamos, que alguien tiene que cubrir”.

Otra opción es que las personas empleadoras y el Estado lo cubran, agrega. Sin embargo, “cualquiera de estos esquemas genera incentivos perversos para la no afiliación de las personas, cuando quien cubre el faltante es la persona trabajadora, la persona empleadora o el Estado”.

Asegurar todos los días a las personas que trabajan pocos días al mes “nos va a generar un boquete financiero que en algún momento se va a pagar. Ésas son las disyuntivas de la política pública, hay que saber elegir, porque en ambos casos estás generando incentivos insostenibles en el tiempo y que van a ralentizar las tasas de afiliación”.

El exfuncionario de las secretarías de Economía (SE) y de Relaciones Exteriores (SRE) pide “no desechar ni ver con malos ojos” esta decisión del IMSS. “Hay que estudiar una solución viable que pueda incluso ser un ejemplo para otros países”.

Otros obstáculos para la seguridad social

México ha sido de los países más rezagados en reconocer los derechos de las trabajadoras del hogar, dice Alvaro Velarca. “Es una de las muchas deudas históricas, ésta finalmente se está superando”.

Sin embargo, “es una situación muy desafortunada, dado el peso enorme que tiene México en la región. Lo que hace en México impacta en el resto de los países de Latinoamérica y hemos perdido la oportunidad de colocarnos a la vanguardia como un país que respeta los derechos”.

Cuando se llevó a cabo la primera Conferencia Interamericana de Seguridad Social, en 1942, Chile “llevaba 11 años reconociendo el trabajo en el hogar como un trabajo”. Uruguay y Argentina son otros países pioneros en adoptar políticas que hoy vemos muy progresistas en materia de derechos y protección de las personas del hogar, apunta.

Desde ese encuentro, “los países ya estaban reconociendo la necesidad de afiliar a este grupo de personas”. Para la conferencia de 1964, los gobiernos señalaban las dificultades “para cubrir a este grupo de personas trabajadoras” porque su esquema laboral no encajaba con el modelo tradicional para las instituciones.

Hasta la fecha, ése sigue siendo otro obstáculo para la inscripción de las trabajadoras del hogar al IMSS. Otro, son “las tasas de informalidad tan altas en México, alrededor de la mitad de las personas trabajadoras carecen de seguridad social”.

Muchas personas empleadoras no tienen acceso a ese derecho, por lo tanto, se los niegan a las trabajadoras del hogar. “Tenemos que trabajar para cambiar la sociedad, para eliminar el racismo. Eso no nos toca a nosotros”, considera, “pero lo que sí nos toca a nosotros es cambiar esa subvaloración de la seguridad social que en general percibimos que existe en México”.

La falta de conocimiento en general de lo que implica la seguridad social impide que más personas puedan afiliarse, señala.

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