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Capital Humano

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Nueva tabla de enfermedades laborales le quitará el estigma a la depresión

En las anteriores y fallidas revisiones del listado de padecimientos laborales de la LFT hubo rechazo para incluir la depresión, pero la NOM-035 y la pandemia echaron abajo dicha oposición y allanaron el camino para su reconocimiento.

Ilustración EE: Nayelly Tenorio

El turno nocturno le había resultado difícil, pero aquella guardia iba a ser peor, el vigilante sería asaltado por primera vez. Al integrar cuatro condiciones mentales a la tabla de enfermedades del trabajo, “reconocemos que ciertos empleos ocasionan estrés grave o depresión”, dice Hosanna Rodríguez, especialista en Medicina del Trabajo.

Antes de terminar el periodo de sesiones, la Cámara de Diputados aprobó reformas a la Ley Federal del Trabajo (LFT) para actualizar la tabla de enfermedades laborales y amplió la lista de 161 a 194 los padecimientos. La iniciativa pasó al Senado, donde todavía está pendiente su dictaminación.

Hosanna Rodríguez formó parte del grupo de especialistas que, a convocatoria de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) y con la coordinación de Cointa Lagunes Cruz, directora de Normalización de Seguridad y Salud, se encargaron de renovar la tabla de enfermedades.

Ella participó en el grupo de salud mental. Convinieron integrar la ansiedad, el insomnio, los trastornos asociados al estrés —como el burnout— y la depresión.

La tabla de enfermedades tiene un efecto correctivo, pues establece sanciones, pero “ampliar el listado de trastornos mentales” ayudará a que los centros de trabajo se tomen en serio la prevención, dice la especialista. Contribuirá también a eliminar una de las barreras más sólidas para tratar estas condiciones: el estigma.

Después del asalto a las instalaciones que resguardaba, el vigilante desarrolló trastorno agudo de estrés. “Lo vuelven a asaltar, ahora lo amarran, lo amenazan y lo dejan encerrado”, cuenta la expresidenta de la Federación Nacional de Salud en el Trabajo (Fenastac).

Es un caso clínico que no hace mucho tiempo revisó y documentó para investigar y demostrar cómo el trabajo que realizamos impacta nuestra salud mental. “El trabajador ya no dormía; del cuadro de ansiedad pasó a una fase de depresión”. 

El caso del vigilante resulta ejemplar para abordar de manera más amplia la salud mental en el trabajo. “Generalmente esos puestos no son bien remunerados y las personas no pueden pagar una terapia o comprar medicamentos especializados si los necesitan. Pero el mayor agravante en México es la estigmatización”, dice Hosanna Rodríguez.

Los estereotipos sociales y la división sexual del trabajo nos enferman. “Si eres el vigilante, se espera que tengas una gran fortaleza emocional”, que cumplas con una idea de masculinidad vertida en ese empleo, como si además fuera tu vocación, como si los vigilantes nacieran para serlo.

“No es fácil que un hombre reconozca tener un problema de salud mental, menos aún decir que tiene miedo”.

La NOM-035 y la pandemia, los propulsores

Cuando el grupo de salud mental estaba por cerrar el proyecto, “entró un experto y, aunque lo habíamos hablado antes, nos dijo que faltaba la depresión”. Hosanna Rodríguez se refiere a Arturo Juárez, coordinador del Observatorio de Factores de Riesgos Psicosociales y Bienestar Organizacional (OFAPSI).

Pero la depresión había sido rechazada en revisiones anteriores de la tabla en otras administraciones. “Sin duda, creo que esta vez fue completamente diferente por la introducción obligatoria a todo el sector empresarial de la Norma 035” para identificar, analizar y prevenir los factores de riesgo psicosocial.

Dicho precepto ha abierto la conversación sobre la salud mental, “en muchas empresas han tenido que recibir cursos o información al respecto. Éste fue el primer avance, el segundo fue la pandemia. La gran mayoría de las personas, sino es que el 100% de la población, nos vimos afectadas”.

Estos dos puntos ayudaron “a que se hayan catalogado estos trastornos”. Pero estos no serán tomados como un padecimiento del trabajo hasta que no sean aprobados por ambas Cámaras. Por el momento, seguimos con la tabla de enfermedades laborales vigente desde hace 50 años, lamenta.

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