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OIT anticipa repunte de los empleos informales para compensar rezago laboral
La recuperación del mercado laboral tras el impacto de la Covid-19 ha sido insuficiente para cubrir las necesidades de empleo en todos los sectores, lo que podría impulsar este año una nueva tendencia alcista en los niveles de informalidad en el país, advierte la OIT.
Desde el apogeo de la pandemia de covid-19 a mediadios de 2020, la recuperación de los puestos de trabajo en América Latina y el Caribe “ha estado traccionada por el crecimiento del empleo informal”, señala la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Entre el tercer trimestre de 2020 y el tercero de 2022, las ocupaciones en la informalidad “han dado cuenta de entre el 40 y 80% del aumento neto de trabajo”, indica el organismo en el reporte Panorama laboral 2022: América Latina y el Caribe, publicado hace unos días.
Pero en México, junto con Chile, Costa Rica y Paraguay, “la menor tasa de informalidad se observa en paralelo a una recuperación insuficiente del empleo total. Por lo tanto, estos países podrían experimentar un cierre de esta brecha con tasas de informalidad más elevadas que las observadas en ese año”.
En diciembre de 2021, el 56% de la población ocupada estaba en la informalidad, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). Para diciembre de 2022, esta proporción disminuyó a 55 por ciento.
“El panorama regional continúa siendo muy complejo. Más aun considerando que ciertas ramas de actividad con elevada incidencia de la informalidad aún registran rezagos en la recuperación del empleo muy significativos”, puntualiza la OIT.
En México, desde 1987, la mitad o más de las personas trabajadoras laboran en la informalidad, de acuerdo con el Instituto Mexicano de Competitividad (Imco). Es decir, las cifras disponibles muestran que al menos desde hace 35 años la mayoría de la población trabajadora “han carecido del ejercicio pleno de sus derechos laborales, y por ende enfrentado más vulnerabilidad que sus pares formales”.
El informe de la OIT indica que a mediados de 2022 la tasa de informalidad regional fue de casi 50%, “cercano al registro de 2019. O sea, casi uno de cada dos trabajadores en la región es informal”.
La tasa de México es de 55%, así que supera el promedio. Pero en Bolivia (80%), Perú (72%), Ecuador (70%) y Paraguay (68%) la gran parte de la población trabajadora tiene condiciones laborales inseguras y contrarias a los derechos humanos.
Y con excepción de Argentina, Brasil y República Dominicana, en el resto de los países las mujeres trabajadoras tienen tasas de informalidad más altas que la de los hombres.
En México, el 56% de las mujeres con un trabajo remunerado están en la informalidad. Es decir, no cuentan con acceso directo a una intitución de salud, ni ellas ni sus empleadores cotizan a una institución de seguridad social para que ellas puedan acceder a un crédito para la vivienda o ahorrar para su retiro.
Aunque la cifra para los hombres es menor, no está demasiado alejada, pues el 55% tampoco tienen seguridad social, de acuerdo con la ENOE.
La ola de la Covid-19 pasó, pero ¿qué dejó?
La recuperación del empleo ha estado liderada por la informalidad “en un contexto regional heterogéneo”, pero ¿se podría definir exactamente a qué se debe esto?
La OIT ofrece algunas explicaciones. Por un lado, cuando los contagios fueron disminuyendo y las empresas relajaron las medidas de resguardo, volvieron a llamar al personal al que habían despedido o suspendido.
“El incremento del nivel de actividad no requirió en igual medida de nuevos trabajadores formales en tanto las firmas inicialmente hicieron frente a la creciente producción elevando las horas trabajadas, incluyendo la vuelta al trabajo de los asalariados suspendidos y ausentes temporales”, detalla.
La seguda razón es que, ante la reapertura de muchas actividades económicas, las personas trabajadoras por cuenta propia “tuvieron la posibilidad de volver a desarrollar actividades que habían sido interrumpidas por las restricciones a la movilidad”. Y este grupo aumentó con la pandemia y la mayoría es informal, señala la OIT.
Por último, “el aumento de la cantidad de puestos asalariados informales también puede asociarse, en alguna medida, con las reaperturas de negocios pequeños que exhiben, en general, una mayor incidencia de la informalidad”. En ese sentido, el organismo espera que esta condición laboral persista en la región.