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Un WhatsApp fuera del horario laboral puede ser más grave de lo que parece
Aunque sólo se trate de un recordatorio, enviarle un mensaje a un trabajador después de la jornada laboral puede ser un factor de riesgo para la salud mental.
En más de un año de teletrabajo acelerado por la pandemia, uno de los efectos secundarios ha sido el escenario de hiperconexión al que están sujetos las trabajadoras y los trabajadores. Exceso de correos electrónicos, videoconferencias, mensajes o llamadas son herramientas que pueden ser peligrosas si se combinan con liderazgos negativos.
En enero de este año entró en vigor la reforma a la Ley Federal del Trabajo (LFT) que regula el teletrabajo y con ella se estableció el derecho a la desconexión digital con el objetivo de promover un equilibrio entre la vida laboral y personal de los empleados. Sin embargo, de acuerdo con una encuesta de OCC Mundial, 64% de las empresas reconoce que les ha sido difícil respetar esta norma en algunos puestos debido a que las responsabilidades exceden la jornada laboral.
Pero enviar un mensaje fuera del horario de trabajo, aunque no se trate de una orden y sólo sea un simple recordatorio, puede tener importantes repercusiones en la salud mental de los trabajadores.
“El trabajador que recibe una indicación fuera de su horario de trabajo, aunque se precise que sólo es un recordatorio, recibe un estímulo y su respuesta a éste dependerá de su grado de cognición e interrelación con su trabajo. Al momento de recibir ese estímulo, en nuestro cerebro generamos los disparos de cortisol, que es la hormona del estrés, y, por supuesto, todo el proceso fisiológico que lo acompaña, como el cambio en la respiración”, explicó Jorge Gutiérrez Siles, especialista en temas de bienestar laboral y consultor senior de Kaysa.
En otras palabras, cuando un jefe le envía un mensaje al trabajador después de su jornada para indicarle o recordarle lo que debe hacer al día siguiente, el empleado mentalmente ya está trabajando hipotéticamente la instrucción.
“El cerebro no necesita que sea real lo que está viviendo para ponerse a trabajar. Eso se demuestra con las pesadillas, cuando una persona tiene pesadillas, a veces despierta sudando o muy alterada, esto es porque tu cerebro está procesando toda esa adrenalina. Lo mismo sucede cuando tenemos una indicación, ya está generando un estrés para poder trabajar”, expuso el especialista.
En el marco del foro La Norma de Igualdad Laboral NMX-025 y la Norma de Riesgos Psicosociales NOM-035, como normas complementarias, organizado por Maxam, Jorge Gutiérrez Siles detalló que este nuevo escenario del mundo del trabajo, con mayor énfasis en esquemas laborales remotos y altos niveles de conectividad, demanda un nuevo estilo de liderazgo.
El agotamiento, una realidad latente
Si bien es cierto que la productividad incrementó en muchos casos con el teletrabajo, la otra cara de la moneda es que detrás de esta mejoría en el desempeño hay una fuerza laboral agotada. De acuerdo con el reporte Tendencia Laboral de Microsoft WorkLab, el 39% de los trabajadores a nivel global reportó altos niveles de agotamiento y otro 54% indicó tener exceso de trabajo.
El estudio identificó un aumento de 148% en el tiempo que destinan las personas a reuniones virtuales por semana, lo que implica que los trabajadores pasan 10 minutos más en videoconferencias que lo observado previo a la pandemia.
Por otra parte, en el último año la cantidad de correos electrónicos enviados a clientes comerciales y educativos se incrementó en 40,600 millones y en el caso de la elaboración de documentos, el aumento fue de 66 por ciento.
“Los trabajadores sienten la presión de mantenerse al día. A pesar de la sobrecarga de reuniones y chats, el 50% de las personas responde los chats de Teams en cinco minutos o menos, un tiempo de respuesta que no ha cambiado año tras año. Esto demuestra la intensidad de nuestra jornada laboral, y que lo que se espera de los empleados durante este tiempo, ha aumentado significativamente”, destacó Microsoft WorkLab en su reporte.
Jorge Gutiérrez consideró que los liderazgos tienen que cambiar, pero la transformación también debe ser en la dinámica y organización del trabajo. “El uso de los medios es precisamente eso, medios para incrementar la productividad, pero no quiere decir pueda hacerse un uso indiscriminado sin consecuencia para los trabajadores”.