Cuando ?la violencia se hace una rutina

Para cuando Andrés Fassi desembarcó en México, en su país -Argentina- ya habían muerto 175 personas por el futbol. Fassi es el creador de uno de los proyectos deportivos más exitosos de las últimas dos décadas, que incluyó la creación de la primera barra en el balompié nacional. Los estadios mexicanos todavía son un ejemplo de comportamiento , comenta. Lo que quizá no sepa el directivo de Pachuca es que desde hace tres años en cada torneo se presentan cuatro actos ligados a la violencia de los grupos de animación.

El domingo por la mañana la imagen más vista era la del día anterior en la que un policía recargado en el cemento del Estadio Jalisco, con la mirada perdida, tenía la cara ensangrentada. Estaba tirado y solo, mientras sus compañeros colocaban sus ojos en la tribuna superior, el sitio donde minutos antes su colega había sido abatido a golpes y con su propia macana.

Nada iba bien desde el principio. El sobrecupo del clásico Atlas vs Chivas resultó al final una pelea desigual: 1,200 barristas vs 30 policías. La batalla ya estaba decidida desde la estadística. El reglamento de Seguridad de la Liga MX, en su artículo 5, recomienda que por cada 100 aficionados haya dos elementos para su cuidado. Eso no ocurrió aquella noche.

Son muy pocos los inadaptados que perjudican a cientos de aficionados , reflexiona Fassi. El sábado los pocos inadaptados , como les llama el directivo de Pachuca, llevaban consigo 36 bengalas, banderas, máscaras, envases de vidrio, varas, entre otros objetos, todos prohibidos por el reglamento.

Para Manuel González Navarro, académico y psicólogo social de la Universidad Autónoma Metropolitana, el camino no es la represión . En los últimos 39 meses los enfrentamientos entre barras y las campales contra la autoridades suman 28 en total, según un recuento realizado por El Economista. En lo que va del año ya van seis incidentes, la cifra más alta registrada en un solo certamen, donde se incluye el torneo de Copa.

El clásico tapatío era un foco rojo. Hace tres años, pero en el Omnilife, los mismos barristas de Guadalajara habían dado la señal de que estaban dispuestos a recurrir a la violencia.

Fassi, que creó la Barra Ultratuza en 1996 como una estrategia de apoyo sin intención de generar choque, tiene razón cuando dice que en su estadio no llega la violencia desde el 2009, cuando los fans de pumas arrancaron las butacas y las aventaron al campo. El Estadio Hidalgo, junto al Andrés Quintana Roo y Víctor Manuel Reyna, son los que no han presentado actos graves. En el resto -15 de 18 inmuebles- los golpes, la sangre, las detenciones y confrontaciones se han presentado.

Se debe ser vehemente, como lo hicimos nosotros en nuestro estadio y con todos aquellos que violen los códigos y perjudiquen la fiesta de futbol , comentó el directivo del equipo de Hidalgo. Pero el proyecto de ley más serio para controlar la violencia en los estadios está estancado en el Congreso.

El diputado Eduardo Santillán comentó hace unos meses que México vive un rezago de 20 años en prevención de violencia en el futbol y hasta el 2012 sólo ocho de los 18 equipos del torneo tenían debidamente registrados a los integrantes de sus grupos de animación.

El legislador por el PRD en la Asamblea del Distrito Federal propuso una iniciativa de ley en contra de la violencia en los estadios, donde uno de los puntos propone la inversión de cuatro a seis millones de pesos para crear un sistema de registro de los barristas, tener huellas dactilares, iris del ojo, entre otros parámetros. La Liga ha intentado reglamentar en sus estatutos el tema para erradicar la violencia, aunque, como dice Fassi, es responsabilidad de cada uno de los clubes cumplirlos. Está claro que el sábado en el Jalisco tener 550 elementos de seguridad menos de los que se necesitaba tuvo sus consecuencias negativas.

Para Manuel González Navarro la violencia es natural: acuden al estadio porque para eso fueron creados, para atraer los problemas sociales, desgastarlos en los espacios cerrados y para que no trasciendan en la sociedad .

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La Liga anunció ayer por la noche los castigos. El Estadio Jalisco fue vetado un partido y Atlas multado con 336,000 pesos; Guadalajara tiene prohibido vender boletos a sus barras por tiempo indefinido y está obligado a proporcionar datos de los agresores.

La noción de autoridad dentro de los estadios no debe ser tan represora como en otros espacios, porque el aficionado va a desarrollarse como parte del espectáculo , reflexiona el académico González Navarro.

Tener una Liga segura tiene precio: 90 millones de pesos según el proyecto de ley contra la violencia a los estadios, que según Andrés Fassi se ha trabajado al respecto, ha habido reuniones, mesas de trabajo, pero no hay fecha para decretarlo. La última noticia surgió ayer en la noche: los policias hacen pública en las redes sociales su amenaza de vengarse. Así las cosas.

NOS HEMOS QUEDADO CORTOS: DE MARÍA

El presidente de la Liga, Decio De María, reconoció que los protocolos de seguridad han sido rebasados. Nos hemos quedado cortos , admitió De María en una rueda de prensa.

Hemos trabajado con los clubes para controlar a los grupos de animación, pero esto no ha sido suficiente porque aunque estas cosas nos empañan, el fútbol sigue siendo algo familiar y esto aleja a las familias .

En México, casi todos los equipos de primera división cuentan con grupos de seguidores a los cuales, en muchos casos, les permiten la entrada gratis a sus encuentros de local y les apoyan de diversas formas para que acudan a los encuentros de visita.

De María no quiso opinar sobre si los grupos de animación que reciben dinero o boletos deben desaparecer en México.

Lo evidente es que a quienes nos gusta el fútbol no queremos esto , admitió el dirigente. Son situaciones que no pueden continuar, hay que hacer algo y alejar a quienes no compartan lo que desea la mayoría, que es pasarla bien , concluyó.

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