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Futbol, pandillas, pasión y violencia

Líderes de pandillas influyen en los grupos hinchas de los equipos locales de Honduras, causando inseguridad y amenazas al gremio de futbolistas.

Queríamos que compartieran este momento con sus ídolos, los jugadores , dijo Jorge Luis Pinto a los 5,000 aficionados que se reunieron en las calles de Chamelecón, uno de los barrios en disputa por la Mara Salvatrucha y Barrio 18, las pandillas que controlan 220 colonias y barrios en todo el país.

Chamelecón forma parte de San Pedro Sula, la ciudad más violenta de Honduras y la segunda a nivel mundial. Tan sólo el año pasado la localidad registró un índice de 112 asesinatos por cada 100,000 habitante. ¿Cómo sobrevives a un entorno de violencia?

El problema en Honduras tiene que ver con las pandillas, donde líderes se han filtrado a las barras de los equipos y son los que han ido a violentar en los estadios , expresa Eduardo Sosa Barrientos, presidente de la Asociación de Futbolistas de Honduras (AFHO) entrevistado por este diario.

El dirigente dice que el futbolista en Honduras es respetado, incluso por las aficiones rivales, aunque en los últimos años el mismo jugador ha limitado su exposición a la vida pública. Los asesinatos de jugadores como Marvin Paz, Arnold Peralta y Walter López, en situaciones de violencia, han despertado las medidas preventivas a los jugadores.

Según datos de la AFHO, la mayoría de los futbolistas en su país provienen de estratos bajos de la sociedad, lo que se traduce en que 40% de los futbolistas de Primera División apenas cursaron la educación básica, algunos ni siquiera la concluyeron.

Jugadores como Maynor Figueroa, capitán de la selección de Honduras, o Albert Ellis, delantero del Houston Dynamo de la MLS, provienen de barrios azotados por la violencia, por lo que el futbol se convierte en una alternativa en un país donde 55% de las víctimas por violencia son jóvenes, según datos del Observatorio de Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.

La falta de preparación académica repercute en la defensa de los derechos laborales de los futbolistas. Eduardo Sosa indica que al futbolista hondureño le da miedo reclamar sus derechos laborales .

En los últimos años, el sindicato de jugadores ha logrado la aprobación de las autoridades judiciales del país y de los clubes de los equipos. Por lo tanto, al futbolista se le reconoce como trabajador y el incumplimiento de los contratos sumado a la falta de educación en Honduras, ha sido un obstáculo para consolidar el gremio de jugadores. Un ejemplo son los contratos que firman los futbolistas por temporada, en los cuales sólo se les paga entre siete u ocho meses.

El jugador se queda sin nada, no tiene sueldo, ni vacaciones, no tiene prebendas laborales , señala Eduardo Sosa.

Las limitantes económicas condicionan el entorno en el que se desarrollan los jugadores, así como las amenazas y factores de riesgo a los que se exponen. Por ejemplo: en la Primera División de Honduras existen jugadores con sueldos de 3,000 lempiras mensuales, lo que significa menos del salario mínimo estipulado por la ley hondureña para las actividades básicas de la economía del país. Sólo 14 de los 23 seleccionados nacionales de la última convocatoria están afiliados a la AFHO, y son los que participan en el torneo local. En Honduras prevalece un sentimiento donde se ve por el beneficio propio .

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