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La incertidumbre de ser MVP
Pocos han sido los futbolistas que han logrado brillar tras ser elegidos mejor jugador de la justa mundialista juvenil. Hoy, Paul Pogba va por el éxito en su carrera.
Paul Pogba no sólo levantó como capitán de Francia el trofeo de campeón del Mundial Sub-20 de Turquía, al vencer en penales 4-1 a Uruguay tras igualar sin tantos en el tiempo regular, también consiguió la distinción del mejor jugador del torneo, que para algunos de los futbolistas que ganaron la misma insignia en el pasado, no significó certeza de éxito en el futuro.
El mediocampista se convirtió en el líder de la escuadra campeona, controlando la táctica del equipo e implementando la mejor estrategia para los franceses. El portal oficial de la FIFA lo califica como el mariscal indiscutible del certamen. Ahora enfrenta al reto de la consolidación.
Pogba se formó en equipos de la Segunda División francesa y para el 2008 emigró a Manchester United, siendo una apuesta a futuro por su talento; sin embargo, no tuvo oportunidades de jugar, sólo siete partidos con el primer equipo, por lo que fichó con Juventus donde fue indispensable en la obtención del bicampeonato 37 partidos y cinco goles.
EL ESTIGMA DEL MVP
La misión no es sencilla para los jugadores que obtienen el trofeo de mejor jugador de un Mundial juvenil.
En las últimas 11 ediciones sólo cuatro futbolistas pudieron reeditar la calidad que mostraron en el Mundial Sub-20 con sus clubes y selecciones. Seydou Keita, Javier Saviola, Sergio Agüero y Lionel Messi pueden presumir éxitos individuales y colectivos después de ser nombrados MVP.
Emilio Peixe, Balón de Oro del Mundial Sub-20 de Portugal 1991, condujo a su Selección al campeonato, pero después del torneo no pudo tener estabilidad. Su mejor época la vivió con Sporting de Lisboa, hasta 1995, con 114 partidos disputados, pero tras su traspaso a Sevilla comenzó su decadencia. Apenas jugó cinco partidos en un año. Regresó a la Liga de su país, pero tampoco pudo brillar. Ahora es entrenador asistente de la selección Sub-20 de Portugal.
Adriano y Ciao, mejores jugadores de los mundiales Australia 1993 y Qatar 1995 respectivamente, quedaron atrapados entre la competencia y excedentes de jugadores brasileños en aquellos años. Sus trayectorias quedaron marcadas por numerosos cambios de equipos e incursiones que no dieron resultados en el futbol europeo.
A LOS DELANTEROS LOS ABANDONA EL GOL
Los campeones de goleo tampoco tuvieron el éxito esperado, nuevamente Messi, Agüero y Saviola, además de Joseba Etxeberria, tuvieron buenos rendimientos después de ganar la Bota de Oro del Mundial juvenil. Siete futbolistas se perdieron entre la inconsistencia.
Sergei Sherbakov logró cuatro goles en el Mundial de Portugal 1991 pero dos años después sufrió un accidente automovilístico que lo dejó paralizado de las piernas, no volvió a jugar. Adaílton fue Bota de Oro en Malasia 1997 con 10 goles, no obstante, su experiencia en el futbol europeo se limitó a tener buenos números con equipos de poco prestigio como: Hellas Verona y Vaslui.
En el Mundial Sub-20 de Turquía se rompió con la inercia de otorgar Balón y Bota de Oro al mismo jugador. Adiyiah en el 2009 y Henrique Almeida en el 2011, los últimos.
Ahora Paul Pogba y Ebenezer Assifuah, campeón goleador, tienen la misión de romper con la constante de fracaso en las figuras de los mundiales juveniles, como se ha dado hasta ahora.
eduardo.hernandez@eleconomista.mx
rgs