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María, aguerrida, se queda con el bronce

María del Rosario Espinoza ganó la medalla de bronce Glenhis Hernández por 4-2 y con ello su segunda presea como deportista.

Londres. Dice María que fue justicia. Pero lo que ocurrió hoy en el tatami fue una muestra de coraje, talento y muchos años de esfuerzo que se tradujeron en un bronce olímpico, en la histórica medalla número siete de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y la mejor actuación de una delegación olímpica en una justa veraniega, después de la de México 1968, superando a las de Sydney 2000 y Los Ángeles 1984, con seis metales en cada edición.

No contuvo las lágrimas la sinaloense cuando sonó la chicharra y supo que tras una injusticia cometida en el primer combate, cuando superaba a la serbia Milica Mandic en los cuartos de final, tres puntos marcados en un golpe inexistente a su cabeza, le arrebataron la posibilidad de revalidar su título conseguido en Beijing 2008.

Sí, no fue de oro la medalla que hoy se colgó María. Pero para mí fue la gloria , habría de confesar después de su último combate. Y es que a eso sabe el esfuerzo, a eso saben los años de trabajo y las decisiones.

Porque Espinoza, la única mexicana que se ha colgado oro en todas las competencias posibles: centroamericanos, panamericanos, mundial y Juegos Olímpicos, hace más de 12 meses que tomó la decisión de separarse de la selección nacional, para continuar su camino en solitario de la mano de su entrenador Pedro Gato.

Fue esa decisión la que acaso la trajo al podio en Londres, porque ninguno de sus ex compañeros pudo hacerlos. Sólo ella. Fue un año difícil, pero la medalla no es mía, es de mi entrenador, de los chicos que me ayudaron a entrenar, de México .

Pero en Londres, el mérito fue todo de ella. La campeona olímpica de la categoría en Beijing 2008, fue prematuramente eliminada, logró avanzar al repechaje luego de que la serbia Milica Mandic, quien la derrotó en cuartos de final, se clasificara para la final.

Para llegar al combate por el bronce, derrotó a la samoana Talitiga Crawley con un contundente 13-0. Y luego, mostrando lo mejor de su carácter, derrotó 4-2 a la cubana Glenhis Hernández.

Sigue María estremecida, con los ojos rojos y las huellas de la batalla en la cara que le dejó la cubana me pegó con el puño en la mejilla y en la nariz , asegura mientras muestra su enrojecido rostro.

Pero no importa, porque ella ya es historia. Hasta ahora, es la única mujer en una disciplina individual en subir al podio en dos Juegos Olímpicos distintos. Y asegura que va por más mi entrenador y yo lo hemos pensado, vamos por otros cuatro años, queremos estar en otros Juegos Olímpicos y sé que será posible , admite al tiempo que interrumpe la entrevista.

Al teléfono el presidente de México, Felipe Calderón le llena de elogios orgullo es el más recurrente. Y no para de hablar María, de sonreír. Lo ha hecho de nuevo, quizá no como ella quisiera, pero cuando tomé el avión de Londres a México, será una mujer distinta me siento feliz, contenta, siento que valió la pena todo por llegar hasta aquí .

No cesa de sudar y al tiempo que habla se va deshaciendo de su uniforme. Se prepara ya para su cita con el podio, para colgarse al cuello el bronce que para ella es como si fuera un oro. Se prepara ya para su siguiente combate: un nuevo ciclo olímpico que inicia ya. Porque María, mujer de hierro, parece no vencerse jamás.

cristina.sanchez@eleconomista.mx

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