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UCI busca cautivar el mercado femenil

Quieren lograr el mismo impacto que han tenido los hombres.

Cada año la escena es la misma. A mediados de julio, Francia se pinta de amarillo por todas partes, la gente sale a la calle para alentar a los ciclistas que participan en el Tour, una de las competencias más importantes a nivel mundial.

Ya en Campos Elíseos, el bullicio ensordecedor, y una centena de reporteros y fotógrafos alistan plumas y flashes para el ganador de la Grand Bouclé erguirse con el maillot amarillo, luego de extenuantes 21 días de competencia.

Pero ahí mismo, en la emblemática avenida francesa, la holandesa Anna van der Breggen se convierte en la segunda campeona de Le Course, evento femenil que se corre previo a la última etapa del Tour.

Apenas unos cinco fotógrafos se interesan por la foto de la histórica ganadora que apenas ve a unos cuantos fans que miran, extrañados, a la ciclista. Solitaria recibe en el podio su jersey con los colores del arcoiris.

La escena refleja lo que sucede con el ciclismo femenil a nivel mundial. Y aunque apenas hace unos días la Unión Ciclista Internacional (UCI) anunció la creación del World Tour de mujeres en un esfuerzo por incluir y promover este deporte en el mundo, lo cierto es que, pese a su potencial, no hay un impulso real para el deporte femenil.

No es sólo la exposición que ha tenido el ciclismo varonil en el mundo. Uno de los problemas que ha tratado de combatir la UCI es el tema de los salarios. Mientras un hombre puede hacer carrera y dedicarse 100% a pedalear y vivir de ello, para las mujeres el panorama no es tan alentador.

El sueldo mínimo de un corredor del World Tour es de unos 44,000 dólares, aunque la mayoría gana mucho más que eso. En las mujeres, ni siquiera existe un salario mínimo y, por el contrario, algunas tienen que tener un trabajo de medio tiempo para comprar sus boletos de avión, sus equipos, bicicletas.

Aunque la UCI aseguró que homologará los salarios en ambas ramas, el mayor ingreso monetario para los ciclistas proviene de las remuneraciones que dan los equipos, es decir, los patrocinadores.

Por ejemplo, en el Giro de Italia, el ganador del año pasado se llevó 90,000 euros, mientras que en la misma competencia femenil la vencedora sólo obtuvo 450 euros.

Brian Cookson, presidente de la UCI, reconoció que la evolución no será nada fácil. Yo no creo que sea tan fácil como decir que con el tour femenil todo va a cambiar. Es un gran esfuerzo enorme, logístico , dijo el jefe de la UCI. Todos tenemos un papel que jugar. No podemos cambiar el deporte de la noche a la mañana , concluyó.

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