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Animación digital, negocio de paciencia
Fernando de Fuentes, director general de la pyme que reactivó la industria de la animación en México, asegura que han financiado su expansión con alianzas y recursos propios.
Hace 14 años, Fernando de Fuentes y su socio José Carlos García tuvieron la posibilidad de invertir dos millones de dólares en el primer largometraje de Ánima Estudios “Magos y Gigantes”. En lugar de gastarse todo, decidieron destinar sólo 700 dólares, y apostar por un crecimiento lento, pero sólido. La estrategia funcionó y hoy son una empresa global, que crece con recursos propios.
El director general explica que ello requirió de dos componentes: paciencia y disciplina. Asegura que la casa productora que reactivó la industria mexicana de la animación no ha registrado un solo retraso en la entrega de los 135 episodios de series como El Chavo animado “y eso sólo te lo da la disciplina y el trabajo”.
Además, está el talento. Con 80 empleados de planta –hasta 400 indirectos cuando hay producciones grandes -la rotación de personal es escasa, y la capacitación es constante. “Creamos un buen ambiente de trabajo, la empresa está organizada de manera que todos colaboran con todos y se escucha la opinión de todos…siempre estamos abiertos a oír comentarios y críticas y eso hace que mejore el producto”, expone.
Con esos tres elementos como base, Ánima Estudio alista el estreno para octubre de “La leyenda de las momias”. Además sigue a la caza de nuevos mercados con coproducciones como Teenage Fairytale Dropouts, una serie animada que se transmite en países como India, Israel y Croacia.
De Fuentes asegura que Ánima Estudio es financieramente saludable. “El Chavo animado” ha sido un éxito y apenas el año pasado tuvo una inyección de capital por un monto no revelado de Latin Idea Ventures (LIV). El creativo comenta que no han tenido que recurrir a los bancos.
“La expansión –ha sido- con recursos propios. Al principio fue porque era difícil dar garantías que no fueran personales, no éramos sujetos de crédito. Tienes una película, pero media película no vale nada y tú me puede decir cuánto vale una película completa para un banco. Esto también es nuevo para los banqueros. Hemos crecido con coproducciones, con alianzas con otros países”, expone.
EU, EL DESEADO PREJUICIOSO
El que la animación tenga un lenguaje universal, como asegura Fernando de Fuentes, ayuda a la expansión del trabajo de Ánima Estudio. Sus producciones se transmiten en 100 países y facilita las alianzas con casas productoras, como las que actualmente tiene en Australia, Irlanda y Estados Unidos, y los tiene con un pie en Europa con Ánima España.
El ingeniero industrial y creativo de la empresa considera que Estados Unidos es el mercado más complicado para incursionar. “Son muy celosos de sus productos, es difícil darse a conocer, es un club muy selecto y es donde más prejuicios hay”.
Con películas como “Kung fu Magoo”, “Don Gato y su pandilla” y “El Chavo animado”, consiguió su pase de entrada y nuevas alianzas con Disney, Nickelodeon y Cartoons Network.
BOOM EN ANIMACIÓN DIGITAL
Para hacer películas, la tecnología ya no es una barrera, como sí lo fue hace unos años. Así que, para que una buena producción se mantenga tanto tiempo como sea posible en cartelera es necesario invertir en talento, salarios y un buen guión.
La computadora, enfatiza De Fuentes, es una herramienta para contar historias, por lo que lanza una crítica a las universidades: están demasiado “clavadas” en formar expertos en software, pero olvidan por completo la parte creativa. “Si no tienen las bases para escribir un guión, no son personas que nos sirvan en esta industria”.
Así, la empresa que surgió en el 2002 con ocho empleados y que gastó 700 dólares en su primera película, hoy presume sus credenciales y forma alianzas financieras, las que le permiten invertir 60 millones de pesos a su primera producción en 3D: Wicked Flying Monkyes que estrenará en diciembre.