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Adolfo Lagos, una vida apegada al método

Forjado en las turbulencias que darían paso a la modernización de la banca mexicana, el directivo hizo de su retiro de la banca un punto de inflexión en las telecomunicaciones mexicanas al frente de Izzi.

Foto: EE: Archivo

Lagos Espinosa era metódico. Desayunaba y comía siempre lo mismo. En reuniones con la gente que trabajaba en el banco Santander, los dejaba ordenar. Después pedía a los meseros All Bran con yogurt natural, invariablemente.

A la hora de la comida, caldo de pollo, pescado a la plancha con verduras y por la tarde galletas con dos rebanadas de jamón y queso. Además de un plato de jícama con chile.

Cuando, trabajando en Banca Serfín, lanzaron la tarjeta Serfin Light, tenía todos los días junta telefónica con los directores de zona del banco para saber cómo iban las ventas con el nuevo producto. Nunca tomaba notas, pero se acordaba perfectamente de los números y promesas de sus subalternos. Y así fue con otros lanzamientos como la Black de Serfin y otros productos.

El águila de Serfin

En 1999 Adrián Sada era presidente de Banca Serfin, banco a punto se ser intervenido por el Fobaproa. Adolfo Lagos vio los números, entendió que el banco estaba quebrado y se dedicó a limpiarlo para poderlo vender.

La revista Expansión le propuso una entrevista con una foto poco convencional. Cubeta, trapo, mangas de camisa y limpiando el águila de latón de 2 metros que tenían en una de las salas de consejo del banco. “A toda madre, sí quiero”, contestó a su gente ante la propuesta. La foto fue la portada de la publicación de negocios. Con la venta de Serfin a Santander, la batalla por la dirección general del grupo llegó. Adolfo Lagos perdió con Marcos Martínez. Dejaría el banco; sin embargo, Paco Luzón fue a la casa de Lagos y le ofreció ser el encargado de tarjetas de crédito a nivel mundial del banco español. Estuvo en ese cargo durante seis meses y fue nombrado director de banca mayorista de la institución financiera. En Madrid le nació el amor por subirse a una bicicleta. Con sus colaboradores cercanos formó grupos para hacer bicicleta, los 10 años que duró en España.

De regreso con Izzi

Al cumplir 65 años y ser jubilado de Santander, regresó a México a petición de su esposa para estar cerca de la familia y sus dos hijas, que estudiaban en Estados Unidos.

En el 2013, en Televisa, Alfonso de Angoitia le pide cambios en Cablevisión. Adolfo Lagos, después de más de 90 sesiones de grupo, propone el cambio de estrategia comercial y de nombre. Nacería Izzi, un nombre que no pareciera mexicano y que no sonara a nada con Televisa.

Adolfo Lagos lanzó una campaña de publicidad de gran éxito contra “Carlos”, el otro operador del llamado triple play, voz, video y datos. Como agradecimiento y como era una costumbre con sus colaboradores, al finalizar un proyecto hacía una comida en su casa en la que él cocinaba y servía a sus invitados, la paella que aprendió a hacer mucho antes de viajar a España.

“Abría un buen vino y comía con nosotros”, recordó un colaborador del directivo.

Como en España, creó un grupo con sus colaboradores para rodar en bicicleta en México. Hacía rutas en el país. Evitaba lugares que se habían convertido en peligrosos como el Ajusco, siempre buscaba nuevas rutas, hasta el domingo pasado, cuando una bala criminal cortó de tajo su vida durante su rodada en la carretera Tulancingo-Pirámides.

Adolfo Lagos tocaba el piano, el bajo, le gustaba el jazz y una buena botella de vino que compartía con sus amigos.

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