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Inversión fija toma un descanso en julio y consumo se estanca

En el inicio del segundo semestre del año ambos indicadores mostraron señales de fatiga, pero la perspectiva es de retomar bríos hacia adelante, cuando menos en el caso de la inversión, siendo más retador el panorama para el consumo, afirman analistas.

Luego del fuerte dinamismo del primer semestre, especialmente de la inversión, la demanda agregada comenzó la segunda parte del 2023 con un ímpetu moderado; la inversión tuvo su menor expansión mensual desde diciembre del 2022 y el consumo permaneció estancado.

La inversión toma un respiro. Luego de tener en la primera mitad del 2023 su mejor semestre en casi 30 años, los gastos en capital fijo en México desaceleraron en julio.

El indicador de formación bruta de capital fijo (IFBCF) creció 0.5% mensual, lejos del 3.3% de junio y del notable 5.4% de mayo, según el reporte del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), dado a conocer este martes.

Se trató del desempeño más débil del indicador desde julio del 2022 (cuando se contrajo 0.1%), pero en el contexto de haber escalado a registros históricamente altos en los últimos meses (en enero-junio creció nada menos que 18.8 por ciento).

En detalle, la desaceleración la detonó principalmente el componente de inversión en maquinaria y equipo de origen importado, que descendió 3.7% mensual.

Pero la construcción también moderó su paso, específicamente la no residencial, que es la que abarca las grandes obras de infraestructura que han venido detonando la inversión en su conjunto prácticamente en el último año.

Este rubro desaceleró su avance mensual a 2.2%, desde el salto de 7.2% registrado durante junio.

Para Marcos Arias, analista económico del Grupo Financiero Monex, los resultados mensuales del IFBCF global fueron “decepcionantes”, ya que la firma esperaba un crecimiento de 1.2 por ciento.

Sin embargo, matizó que el desempeño de la variable tuvo lugar en un mes en el que la economía solo avanzó 0.2% mensual y previó que se presente una “mejora considerable” en agosto.

En su comparativo anual, el IFBCF creció 29.5% en julio y en el acumulado de enero-julio, lo hizo en 20.3 por ciento.

En ese último lapso el gasto en maquinaria y equipo avanzó 19.9% y la inversión en construcción, 20.6 por ciento.

Consumo, estancado

En tanto, el mayor componente de la demanda agregada, el consumo privado, inició apagado el verano, pues su indicador apenas se movió durante el mes, según otro reporte del Inegi divulgado el martes.

El indicador mensual del consumo privado (IMCP) creció apenas 0.04%, producto de una contracción de 1.1% en el indicador de gasto en bienes de origen importado y un avance de 0.3% en el de gasto de bienes y servicios nacionales.

“Las señales de fatiga en el consumo en esta lectura se dieron pese a que el desempleo (2.9%) se mantuvo cercano a su mínimo histórico, a que la inflación –aunque sigue elevada- continuó cediendo (4.79% a/a, mínimo desde marzo 2021), y a la alta confianza del consumidor (46.3 pts, máximo desde noviembre 2021)”, resaltó Ángel Huerta, analista del Grupo Financiero Ve por Más, en un análisis.

El año pasado el IMCP tuvo un notable avance de 6.1%, constituyéndose como el motor de la demanda agregada y del avance del Producto Interno Bruto (PIB).

Durante el primer semestre del 2023 el crecimiento anual se moderó a 4.5%, que igual fue notable, pero encerró variaciones mensuales más lentas que las de la primera mitad del 2022.

En los próximos meses, estimamos que el bajo desempleo siga dando cierto soporte al consumo privado. No obstante, hacia finales de 2023 y principios de 2024, la variable se desacelerará con mayor claridad”, opinó Huerta Monzalvo.

Prevalece optimismo

Con todo y la pausa de la inversión fija y el consumo en julio, analistas económicos continúan viendo dinamismo en la economía a la luz del comportamiento de otros indicadores menos rezagados que han tenido buenas lecturas.

Uno de ellos es el de las exportaciones de mercancías, que en agosto crecieron 3.8% e hilaron cuatro meses de avances, con la perspectiva de que los productos mexicanos continúen ganando terreno en su principal mercado, el estadounidense.

En esta sintonía, ayer el Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó de 2.6% a 3.2% su pronóstico de crecimiento de la economía mexicana para el cierre del 2023, validando otras correcciones al alza de bancos, analistas y corredurías que se han observado en las últimas semanas.

octavio.amador@eleconomista.mx

Editor de Empresas y Negocios en El Economista

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