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PACIC se queda corto en impulso a la oferta de granos: analistas
El paquete contra la inflación es bueno porque no contempla controles de precios, pero no prevé medidas que impulsen la productividad y los rendimientos, en la producción agrícola.
La puesta en marcha del Paquete contra la Inflación y la Carestía (PACIC) anunciado ayer desde Palacio Nacional, da tranquilidad a los integrantes de las cadenas productivas porque no echa mano del control de precios como herramienta antiinflacionaria, pero en cuanto a las medidas que contempla para elevar la producción interna de granos básicos, el programa se queda corto, afirmaron analistas.
Entre otros objetivos, el PACIC plantea la meta de elevar en dos millones de toneladas la producción de maíz y en 50,000 toneladas la de frijol, con el objeto de elevar la disponibilidad nacional de estos granos y presionar a la baja el precio.
Para Juan Carlos Anaya, director general del Grupo de Consultores de Mercados Agrícolas (GCMA), se trata de una buena intención, pero el plan es muy general en cuanto a las acciones para elevar la producción.
“Requiere los ‘cómo’ para aumentar la productividad, lo cual se lograría regresando a los programas de incentivos a mejores paquetes tecnológicos, financiamiento y seguros”, dijo.
Y añadió que la utilización del programa Sembrando Vida –que originalmente contempla un pago mensual a los campesinos para la siembra de árboles frutales y maderables–, para la producción de maíz tendría efectos únicamente en la producción de autoconsumo, pero no en la oferta comercial del grano.
Sobre las metas de aumento de producción de maíz y de frijol, apostó que éste solo se podría lograr en el caso de frijol “si el clima y lluvias lo permite en este ciclo, sólo así”.
Una de las mayores limitaciones del plan, a decir de Javier Núñez Melgoza, socio director de Ockham Economic Consulting, es su impacto en precios, pues aun incrementándose la producción de maíz, no es factible que el precio baje, pues las cotizaciones del grano que se toman como referencia las del mercado de futuros de Chicago.
El precio del maíz no se determina por la oferta y la demanda en México sino por el mercado de Chicago. México es un tomador de precio. Estados Unidos representa alrededor de 33% de la producción mundial y México menos de 4% de la oferta. No hay mucho que hacer ahí”, dijo.
Al margen de ello, refirió que la única forma de elevar de forma sostenida la oferta comercial de granos es modificando las condiciones estructurales de producción, lo cual pasa necesariamente por aumentar la productividad.
En el caso del maíz, apuntó, el rendimiento promedio por hectárea de México es de poco menos de cuatro toneladas, alrededor de una tercera parte del rendimiento en Estados Unidos.
Con excepción de Sinaloa –donde el rendimiento es muy similar al de Estados Unidos–, el resto del país tiene limitantes importantes a la productividad, como el tamaño de las parcelas (apenas 2.5 hectáreas en promedio) y el poco acceso a semillas mejoradas.
Transformar este escenario requiere de medidas de largo plazo, que en caso de lograrse, apuntó “no servirían para bajar la inflación”, pero sí para tener un sector agropecuario más competido y competitivo y, por lo tanto, mejor preparado para resistir los choques externos.