Petróleos Mexicanos (Pemex) cerró el 2023 con menos proceso de crudo en sus refinerías y por tanto, un volumen de combustibles elaborados más bajo que en 2022, aunque resaltó que el residual más controvertido que elabora: el combustóleo, aumentó por quinto año consecutivo, con lo que la estatal llegó ya a una producción 74% más alta que la que tenía en 2019. El año pasado, Pemex mantuvo la trayectoria ascendente que lleva durante todo el sexenio en elaboración de combustóleo en sus seis refinerías y por quinto año aumentó anualmente su volumen para llegar a 260,702 barriles diarios, que son 1.0% anual más volumen de este residual que se obtiene al aumentar las actividades de refinación en las plantas de la empresa. En contraste, Pemex produjo 149,815 barriles diarios de combustóleo en 2019. Cabe recordar que tras los distintos procesos que se realizan en una refinería los productos más inflamables y cotizados van separandose dada su ligereza, hasta dejar los más pesados como los coques y asfaltos al final. Entre estos productos se encuentra el combustóleo que para su uso requiere de mezclas con otros productos, que encarecen su uso, a lo que se suma su alto grado de emisión de gases de efecto invernadero porque tiene contenidos más sólidos de carbono y azufre. Es por ello que prácticamente todos los países industrializados, como los de la Unión Europea, Canadá y Japón, han desechado casi en su totalidad el uso de combustóleo para sus procesos. La mayor producción de combustóleo se debe a que se ha incrementado el proceso de refinación de todo el sistema de Pemex, aunque la empresa reportó un volumen de crudo procesado en sus seis refinerías del país de 791,989 barriles diarios, mismo que fue 2.9% inferior al del año anterior, aunque fue el segundo más alto desde el 2017. Sólo de producción de gasolinas, Pemex reportó un volumen de 252,200 barriles diarios, mismo que resultó 7.0% menor al que tuvo en 2022. karol.garcia@eleconomista.mx