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Pemex registra patrimonio negativo histórico

Además de menores ventas, una fuerte depreciación del peso elevó el valor en libros de los pasivos de la petrolera, por lo que registró también su mayor pérdida para cualquier trimestre.

Tras el peor primer trimestre de su historia y en espera de la peor parte de las crisis en los mercados, el alza del precio del dólar frente al peso, la caída en la demanda de combustibles por el Covid-19 y los bajos precios del petróleo sumados al acuerdo internacional para reducir la producción, Petróleos Mexicanos (Pemex) debe iniciar de inmediato cambios en su estrategia a distintos plazos, reduciendo costos, buscando liquidez y proyectando apertura hacia nuevas contrataciones, según expertos.

La estatal petrolera cerró el primer trimestre del 2020 con la peor pérdida neta en su historia para este periodo, de 562,250 millones de pesos, misma que es cinco veces más profunda que las peores que ha tenido, registradas en el 2015 y el 2018, y que además es 62% superior a la pérdida neta acumulada para todo el 2019, que fue de 346,135 millones de pesos.

El patrimonio de la estatal es el menor que se haya observado en la historia, al ubicarse en menos 2 billones 323,523 millones de pesos, producto de la diferencia de un activo de 1 billón 897,868 millones de pesos y un pasivo de 4 billones 221,403 millones de pesos, mismo que dio un salto anual de 19%, el mayor desde el tercer trimestre del 2015 (34.5 por ciento).

La depreciación del peso frente al dólar y sobre todo la caída en los ingresos y los altos costos operativos provocaron este resultado para la estatal, en su mejor momento de producción petrolera en 14 años y con el inicio del repunte de refinación, mismos que por falta de presupuesto y demanda interna por la crisis del coronavirus y el acuerdo con las naciones petroleras de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y no alineados (OPEP+) para reducir la oferta se suspenderán, con lo que con estos resultados este primer trimestre será el mejor del año para la empresa.

Los ingresos por venta de crudo en el primer cuarto del año fueron de 284,110 millones de pesos, con una caída de 20% en comparación con el mismo lapso del año anterior. La caída fue tanto por menor volumen como por un precio más bajo en la exportación de petróleo, que mantuvo un precio promedio de 44 dólares por barril, muy por encima de 15 dólares que se perfilan como máximo para el segundo trimestre, y también por debajo de 55 dólares por barril en promedio del año anterior.

El peso mexicano tuvo una depreciación frente al dólar estadounidense de 27.4% en los primeros tres meses de este año, factor que también impulsó la caída en los ingresos totales de la empresa. Esta depreciación generó a Pemex una pérdida cambiaria que ascendió a 469,206 millones de pesos. “La pérdida cambiaria no pone en duda la viabilidad económica de la empresa”, aseguró Alberto Velázquez, director corporativo de Finanzas de la compañía, durante el reporte a inversionistas de la empresa.

Sobresale también que los impuestos totales de la empresa fueron sólo 21% de los ingresos, al sumar 60,496 millones de pesos, en contraste con 92,444 millones de pesos que la empresa erogó el año anterior, cuando representaron 26% de los ingresos.

Pero además, por primera vez antes de impuestos en un primer trimestre, Pemex llegó a una situación de pérdida, reportando una utilidad negativa de 501,754 millones de pesos.

Cambio de ruta, urgente

De acuerdo con el especialista en el sector energético mexicano Arturo Carranza, es momento de que Pemex tome decisiones oportunas aun con el tamaño de la empresa y las trabas burocráticas que enfrenta como ente gubernamental.

El anuncio de un recorte de 40,500 millones de pesos, 15% de su presupuesto para exploración y producción, es un buen avance hacia esa dirección en el corto plazo, dijo, aunque consideró que llega tarde en comparación con las medidas de reducir hasta 20% del gasto de empresas como Exxon, Chevron o Total, que además comenzaron desde marzo.

“Se han tardado, pero ya iniciaron con la reducción de costos. En el corto plazo falta garantizar la liquidez y que no falte el flujo para seguir pagando a contratistas y proveedores para continuar la operación”, dijo el experto.

Lo anterior se liga con la estrategia de mediano y largo plazos de la empresa. Es momento de flexibilizar sus modelos de contratación en exploración y producción, porque resultan costosos y lentos, pero además se deben revisar nuevamente los ingresos que con asociaciones mediante farmouts con terceros podrían obtener.

Por último, se debe considerar que la pérdida en transformación industrial fue de 80,000 millones de pesos sólo en un trimestre, por lo que incluso el esquema laboral de las refinerías y los tratos con el sindicato deben ponerse a revisión para no añadir más costos a capital de trabajo, que se encuentra inmóvil en plantas sin materia de trabajo mientras se llevan a cabo las remodelaciones.

Ramsés Pech, analista del sector, explicó finalmente que, aun con la reducción del derecho por utilidad compartida de 39% para la producción petrolera de la empresa durante el 2020, sería deseable modificar el régimen fiscal de Pemex para que como toda empresa pague en función de sus ingresos y utilidades reales, que sean reinvertidos en la empresa y no se destinen al gasto corriente de la administración.

kgarcia@eleconomista.com.mx

Karol García es reportera de Empresas y Negocios.

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