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¿Qué son los WISP y cómo pueden ayudar a AMLO para llevar Internet a los mexicanos?

Los WISP demandan al IFT más frecuencias de uso libre o de precio asequible para continuar con su crecimiento.

En México, durante el año 2018 un total de 6 millones 990,000 personas habitaban en poblaciones rurales “aisladas”, por lo que llevar Internet allí resulta un reto que han tratado de salvar los WISP. Foto EE: Cortesía WISP / FacebookFoto EE: Cortesía WISP / Facebook

Rolando Guevara es presidente del comité legal y de relaciones con gobierno de la Asociación de Proveedores de Internet Inalámbrico o WISP.MX, una organización de empresarios locales que compran capacidad de Internet en paquetes mayoristas a terceros proveedores para revenderlos después en zonas con poco acceso a este servicio.

Los WISP invierten en antenas, torres, fibra óptica y compiten con operadores satelitales, cableros y telefónicas en el servicio de Internet inalámbrico, pero por la vía del uso de las bandas libres; porque comprar espectro les resulta caro para su tamaño, músculo financiero y modelo de negocio.

Guevara explicó en entrevista con El Economista la razón por la WISP se manifiesta por la disponibilidad de frecuencias de uso libre en bandas altas, a precio asequible para continuar con su crecimiento, además de la oportunidad que representa este servicio para apoyar al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador en su plan de conectar a los casi 50 millones de mexicanos que todavía no tienen acceso a internet.

— Los WISP, ¿qué son y cómo puede entenderse su importancia o la diferencia de su modelo de negocio comparado con el de otros operadores?

— Somos una asociación que agrupa a proveedores de Internet inalámbrico, que priorizan las bandas de espectro de uso libre; por ejemplo, mediante frecuencias en 2.4 GHz y entre 5.2 a 5.8 GHz, con algunos otros intervalos de espectro por allí, y así es como hemos habilitado que haya más servicios de Internet en localidades poco atendidas.

En la Asociación Nacional de Proveedores de Internet Inalámbrico —Wireless Internet Service Provider o WISP en idioma inglés— están alrededor de 70 operadores, ya sea con concesión comercial, con autorización o con título de comercializadora y con el interés de adoptar las mejores prácticas respecto al uso técnico de los equipos tecnológicos y la regulación que fijan las leyes para nuestros agremiados, pero también con afán de proponer al sector. Salvo en Nayarit, cuando menos hay un operador así en cada estado de la República y su trascendencia en otros mercados se explica en que, por ejemplo, en Brasil el tráfico de todos los WISP es mayor al del operador incumbente en fijo.

— Por la naturaleza de su modelo de negocio, ¿cómo se integran los WISP al ecosistema del sector y si usan espectro libre, a dónde más van sus inversiones?

— El sector no tiene una sola cara. Es un ecosistema muy complejo, con redes híbridas. El core de los WISP es Internet y por vía inalámbrica, pero eso no significa que no pueden hacer o que no hagan despliegues con fibra o que no las necesiten para proveer un servicio de calidad. Operan de Tijuana a Mérida y entre ellas, en poblaciones alejadas de zonas urbanas, pero que también, por un tema de espectro, el nicho de mercado es encontrar las áreas donde no haya una saturación para que puedan desplegar esos servicios de calidad.

Entonces aquí la tecnología juega un rol importante: los equipos hacen más eficiente el uso de esas bandas de espectro libre, pero por ser libres no están, digamos, con protección; no son exclusivas y a veces los servicios pueden coexistir con otros. Eso es un reto que salvándose cambia las condiciones de nuestros operadores.

— Entonces ustedes se decantan por la colocación de mayores cuotas de espectro de uso libre ¿Qué piensa de aquellos operadores que se manifiestan por la devolución de espectro en zonas alejadas o no rentables o porque ya no lo utilizan? ¿Les funcionarían a ustedes esas señales?

— Habría que remitirnos al Cuadro Nacional de Atribución de Frecuencias y determinar cuál es la atribución de las bandas; si se pueden utilizar para servicios fijos o sólo para móviles y si esa autorización es a título primario o en título secundario. A partir de allí hay que hacer un análisis de qué es lo que está disponible, en cuánto tiempo podrían estar en explotación y si las frecuencias son compatibles con los equipos que utilizan estos operadores o si hay disponibilidad de equipos para esas bandas. Y si las definen como de uso libre. También hay que ver la planeación a nivel internacional que ya está pensada para esas frecuencias. En todo este tema hay muchos retos y mucho tiene que ver con dinero y regulación también; dinero porque estos son operadores pequeños, medianos y micro. Y regulación porque sí hay otras salidas.

— ¿Y cómo ejemplificaría una de esas salidas en beneficio de los WISP?

— Más allá de devolver espectro, también está la salida del uso secundario del espectro como otra posibilidad. Ese es un tema que está pendiente de regular y profundizar; de hacer una regulación más ad hoc en temas de cobertura, porque sí hay espectro que empresas lo tienen sin utilizar y se tendría que hacer una mejor planeación; sobre todo para los operadores que necesitan bandas altas. La ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión previó el mercado secundario del espectro, pero falta desarrollarlo más, sobre todo para poder apoyar a los pequeños operadores.

Los WISP son concesionarios comerciales, pero no tienen para ir a una licitación como las que ha sacado el IFT, que además son pocas, por lo que la autoridad reguladora debería pensar en proveer otros mecanismos para colocar bandas disponibles y sobre todo bandas asequibles, porque entonces las licitaciones se vuelven inalcanzables para estos operadores. Un mecanismo podría ser el espectro secundario.

—México es uno de los países latinoamericanos con más espectro asignado para telecomunicaciones en IMT —584 MHz—, ¿qué más se podría hacer entonces?

—Los WISP van a un mercado menos rentable y alejado; es otro ambiente al que van y con otro modelo de negocio. Se me ocurre que además de que se pudieran lanzar licitaciones, donde pequeñas empresas pudieran participar, que surgieran proyectos de asociación público-privada (APP), en que, por ejemplo, si la Secretaría de Comunicaciones tiene un espectro, que lo aporte y que por su lado estas pequeñas lleven la cobertura como un fin de cobertura social.

Claro, conocemos de la Red Compartida, pero hay lugares donde ellos, por distintos factores, no pueden llegar con su cobertura y entonces es allí donde entran estos operadores con otro esquema para atender ese otro ambiente. Además, los WISP son de servicios fijos y si bien pueden entrar con un operador móvil virtual, ahora están enfocados en llevar un internet inalámbrico.

— Hablando del tema APP y de estatales, ¿ven ustedes los WISP un lugar para engranarse en el ecosistema de CFE Telecom Internet para Todos?

—Lo que los WISP esperan es que se emita la política sectorial de parte de la Subsecretaría de Comunicaciones y Desarrollo Tecnológico de la SCT, para poder participar con lo que les toca en Internet. Esa es una realidad donde los WISP ya tienen experiencia y le han compartido ya esa experiencia a la Subsecretaría.

Hoy falta que CFE Telecom… se embone con el plan sectorial y cuando lo conozcamos sabremos si podemos colaborar. Nosotros tenemos la esperanza de que podamos ser tomados en cuenta, de que reconozcan que ya existe esta industria y que los pueden ayudar a llegar a sus objetivos.

— ¿Con esto se refieren que tienen potencial como para ser la “última milla” de una estatal como CFE Telecomunicaciones Internet para Todos?

—Nosotros somos ya última milla. Parte de nuestro éxito es que llegamos a zonas no atendidas a donde no llegan otros operadores y eso se hace a través de un esquema de última milla. Los WISP compran capacidad a un proveedor y la distribuyen a través de frecuencias de uso libre en poblaciones menos rentables o con contextos orográficos donde sólo ellos tienen el conocimiento para hacer posible que Internet llegue.

Es una curva de aprendizaje que a los WISP les llevó su tiempo, pero el conocimiento allí está. Y además del know-how con los modelos de negocio, agregaría que existe también el elemento del sentido de compromiso social y sentido de pertenencia, porque muchos de los operadores WISP vienen de esas mismas comunidades y quieren los de allí tengan Internet.

Por eso es que me llego a referir sobre esos operadores como redes comunitarias, aunque tengan un sentido comercial y porque en algunos casos dan servicio gratuito. Veremos si nos consideran.

Periodista de negocios para El Economista, con especialidad en telecomunicaciones e infraestructura. Es licenciado en comunicación y periodismo por la UNAM, con estudios posteriores en el ITESM Campus Ciudad de México, el ITAM y la Universidad Panamericana. Fue colaborador en Grupo Radio Centro, Televisa, El Financiero y Alto Nivel, entre otros. Ha sido moderador en los congresos internacionales de Futurecom y NexTV Latam; y también citado en el “Estudio sobre telecomunicaciones y radiodifusión en México, 2017” de la OCDE, y en distintos informes sobre espectro radioeléctrico de la GSMA y de la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (Asiet).

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