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QSM analiza invertir 9 millones de dólares para diseñar y fabricar semiconductores en Querétaro
QSM Semiconductores, que ya cuenta con un centro de diseño en el municipio de Corregidora tras una inversión de 3 millones de dólares, analiza la inversión de otros 9 millones de dólares y la oferta de 100 empleos de alta especialización, para competir en una industria que en 2023 movilizó 36,000 millones de dólares a nivel nacional en México.
QSM Semiconductores, una empresa de capital netamente mexicano y con capacidad tecnológica para diseñar semiconductores, planea la construcción de una planta de fabricación de obleas de silicio que podría ubicarse en los municipios de El Marqués o Colón.
La compañía, que ya cuenta con un centro de diseño en el municipio de Corregidora tras una inversión de 3 millones de dólares, analiza la inversión de otros 9 millones de dólares y la oferta de 100 empleos de alta especialización, para competir en una industria que en 2023 movilizó 36,000 millones de dólares a nivel nacional en México.
QSM Semiconductores recientemente recibió a una comisión del Ejército de los Estados Unidos para conocer de sus procesos y capacidades tecnológicas, un reconocimiento a su esfuerzo en el desarrollo mexicano de semiconductores.
“Vinieron a conocer la capacidad intelectual, la ingeniería y el conocimiento de nuestro equipo de colaboradores, que es donde realmente está el valor de nuestra empresa”, dijo en esta entrevista Alejandro Franco, director general y socio fundador de QSM Semiconductores.
—¿Por qué es importante hablar de semiconductores y prestar atención a esta industria?
—Los semiconductores, los chips, los microchips… Son el cerebro de cualquier dispositivo y su labor es permitir que todos los demás componentes de un aparato funcionen. La existencia de una industria así en cualquier país habla del grado de desarrollo de una economía y sus efectos positivos son transversales para otros sectores. Las personas no saben la cantidad de chips que usan en su vida diaria: un refrigerador, una lavadora, un televisor y el auto, todos tienen chips. La diferencia es que el chip del teléfono es de los más potentes que existen y necesitan una mayor sofisticación, por eso no es lo mismo el chip para un ciclo de lavado, a los de un carro, que tiene entre 3,000 y 5,000 semiconductores.
—¿Y por qué el Ejército de los Estados Unidos se acercó a QSM y no a Intel o MediaTek? Por cierto, ¿qué piensa cuando escucha el nombre de esas marcas?
—El gobierno de los Estados Unidos, su Ejército en particular, conoce que el 80% de los semiconductores se fabrican en Asia y una sola empresa asiática tiene casi el 50% de la fabricación mundial. Por eso ellos necesitan de todas las industrias para mitigar la dependencia que tenemos de Asia. Esto es un tema alianzas y de tendencias tecnológica.
Si ellos vinieron aquí, es para ver en qué podemos ayudar; vinieron a ver qué estamos haciendo y quizá, a tantear nuestras capacidades para ver si podemos colaborar juntos. Esto fue un primer acercamiento.
A Intel y esas grandes marcas las vemos como aliados, como referentes. Miramos sus modelos de crecimiento y si los podemos implementar. Ellos no son una competencia, al menos no de manera directa, porque vamos a atender mercados diferentes con tecnologías diferentes. Nosotros llevamos muy buena relación con Intel y nosotros, claro, estamos viendo qué podemos aprender de ellos. Intel es punta de lanza en alta computación y nosotros visualizamos como prioritario ahora entrar al sector médico, el sector automotriz y la seguridad nacional, mercados diferentes que además usan diferentes tecnologías.
—¿De qué dimensiones serían las oportunidades de negocio que presentan, por ejemplo, esas tres industrias para QSM y otros actores de los semiconductores?
—La demanda nacional de semiconductores está en pleno crecimiento. En los sectores aeronáutico, automotriz, de medicina, transporte terrestre y seguridad es donde se están dando las oportunidades. Ahora mismo en México se importan 36,000 millones de dólares en semiconductores, del que queremos ser parte.
¿Cómo podemos participar? Nuestra empresa tiene dos líneas de acción. La empresa ya tiene un centro de diseño y ahora el siguiente paso es caminar hacia una planta de fabricación, para fabricar nosotros los chips con nuestros propios diseños. Allí es donde está la oportunidad, porque es el valor agregado de la cadena. Muchas otras empresas ya están trabajando solamente en el ensamble, pero el diseño junto con la fabricación casi no existe aquí, y el 80% de hacer el chip es la ingeniería.
Estamos diseñando chips para aplicaciones específicas, lo que el mercado nos vaya pidiendo. Eso significa que estamos haciendo chips como un traje a la medida, porque vemos muy complicado meternos a un mercado de chips de propósito general, porque es un mercado muy detonado ya y allí necesitaríamos mucha infraestructura, mucho capital humano y mucha inversión. Es un ecosistema muy grande para poder entrar, por eso nos decidimos por entrar en el nicho de las aplicaciones específicas. Creemos que el poder de QSM está allí: un sector automotriz o médico, atendido con chips de aplicación específica, su traje a la medida con nosotros.
—¿Fabricar los chips en México es por un tema de costos o más para desarrollar cadena de valor?
—El tema tiene que ver más con el arraigo del talento. Esta no es una industria masiva en generación de empleos, pero sí en altos salarios por la alta especialización. Nuestra empresa tiene hoy 60 trabajadores muy altamente especializados en mecatrónica, electrónica, sistemas, ciencias y física.
Hasta hoy hemos invertido 3 millones de dólares en nuestro centro de diseño y nuestro centro de ingeniería. Eso es hoy, pero mañana queremos caminar hacia nuestra planta, la que tendría una inversión de 9 millones de dólares y 100 nuevos puestos. Allí el grado de contratación será de maestría por la alta sofisticación de fabricar chips. Se necesitará gente que haya estudiado hasta ese grado.
Ya con las unidades en marcha, estamos estimando 160 empleos totales, altamente especializados, y una inversión total de 12 millones de dólares, para crear un espacio para producir hasta 10,000 obleas anuales de silicio. El anuncio lo confirmaremos por allí de junio, pero de que estará, la planta estará en Querétaro; ya estamos viendo espacios en El Marqués y en Colón. Nosotros queremos hacer arraigo en Querétaro, queremos quedarnos aquí.
—Insumos y arraigo, ¿qué tan difícil es conseguirlos en un país como México que todavía es de economía de manufacturas?
—El insumo representa un reto como país. Tenemos la materia prima, pero no la transformamos. México es uno de los principales proveedores mundiales de insumos. México es potencia en silicio. México tiene arena sílica en todo el norte del país, pero nadie o casi nadie la está transformando. Lo que ocurre es que otros la sacan y se la llevan a otro país y las regresan como obleas de silicio. Algo que le interesa a QSM es que no nada más se detone el diseño, sino que se vaya detonando la transformación de la materia prima.
En México existe la capacidad y el conocimiento para esa transformación e interés para hacer proveeduría así. Ese es uno de los retos, porque el otro es el talento que se nos está yendo a Europa o Taiwán, porque hay que insistir que el 80% del costo de producir un chip tiene que ver con la ingeniería y ese tiene que cuidar ese capital humano.
Nosotros, en la parte estatal, estamos recibiendo acompañamiento con las empresas, pues no es lo mismo que me acerque a Bombardier acompañado del gobierno del estado, a llegar y tocar la puerta solo. Y a nivel federal también ha habido apoyo tras la inversión y hemos ido teniendo ya buena respuesta para que el proceso se quede aquí y el talento no se vaya.