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Aseguradoras, con dinero suficiente para pagar daños por huracanes como Beryl
En Quintana Roo, apenas 23% del parque vehicular está asegurado y 31% de las viviendas tienen un seguro que les brinda protección financiera.
Los daños materiales que dejan los huracanes en el país presionan las finanzas de muchas familias, negocios y hasta las de la administración pública. La Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), informó que las aseguradoras tienen dinero suficiente para pagar los daños por huracanes.
En el país los bienes que cuentan en mayor proporción con seguros son los automóviles. Ante los daños causados por huracanes, como Beryl, la mayoría de las pólizas que tengan la cobertura de robo podrían estar cubiertos contra los daños ocasionados por el fenómeno metereológico, detalló la AMIS.
Si los automóviles tienen la cobertura de robo tienen protección financiera en caso de enfrentar daños por granizo, caída de árboles o sus ramas e inundación, aunque no tengan contratada la cobertura de daños materiales.
La asociación recomienda a los asegurados revisar las condiciones generales de sus pólizas para conocer a fondo sus coberturas.
Lo anterior con la finalidad de que conozca hasta donde están protegidos sus bienes.
Este año se espera que pasen por el país entre 35 y 41 eventos hidrometeorológicos como tormentas tropicales y huracanes, según datos de Conagua.
“Frente al paso de huracanes como Beryl –y cualquier otro– lo más importante es la integridad y la seguridad de las personas”, afirmó Norma Alicia Rosas, directora general de la AMIS.
Dijo que tras la atención de las autoridades, se observa que, entre los daños asegurados, los vehículos ocupan una cantidad relevante de reportes tras el paso de Beryl.
Ante esto, hizo un llamado a todas las personas aseguradas que sufrieron afectaciones por este evento, a que se acerquen con su compañía de seguros para validar la cobertura.
Enfatizó, que en el caso de los seguros de autos es común que la protección de los riesgos hidrometeorológicos esté contemplada desde la cobertura de robo.
La importancia de adquirir un seguro adecuado
A nivel nacional, la AMIS tiene registrado cerca de 25% de viviendas aseguradas, la mayor parte ligadas a créditos hipotecarios (cerca de 18%) y el restante 7% a un seguro voluntario.
La industria aseguradora precisó que en Quintana Roo, de las cerca de 575,000 viviendas que reporta el Inegi, poco más de 180,000 tienen seguro, que representa 31 por ciento.
Este porcentaje es mayor al promedio, derivado de las zonas turísticas y del concentrado de vivienda para turismo en la misma zona del estado.
En cuanto a autos, la industria aseguradora tiene registro de 231,000 vehículos asegurados, de los 988,000 que reporta Inegi, apenas 23% de aseguramiento, cifra por debajo del promedio nacional, que es de 33 por ciento.
Sobre las entidades afectadas por la tormenta, la AMIS señala que las viviendas que tengan asegurados los inmuebles y contenidos contra riesgos hidrometeorológicos serán cubiertas y agrega que las aseguradoras se encuentran contabilizando los reportes de siniestros, toda vez que, la prioridad es la seguridad de las personas en las zonas afectadas.
Durante el primer trimestre de este año, las compañías de seguros reportaron el pago de siniestros a causas de estos eventos por 435 millones de pesos, según información de la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF).
Daños más recurrentes en casas
Entre los daños más comunes que enfrentan las viviendas en México están las inundaciones, las cuales provocan afectaciones a muebles, alfombras, paredes y electrodomésticos, destacó Víctor Hugo Reyes, director de líneas personales en AARCO, promotoría de seguros.
Además, explicó que también se enfrentan daños derivados por cortocircuitos, producidos por el contacto del agua con instalaciones eléctricas; y los daños a aparatos electrónicos por las variaciones de voltaje.
Otros siniestros que se originan por las lluvias son los incendios, daños por factores externos, como caída de árboles o estructuras que pueden impactar la propiedad y el deterioro de puertas, bardas y techos por el desgaste ocasionado por las lluvias.