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¿Es un inversionista inteligente?
Quisiera iniciar este artículo citando uno de los principales mensajes del libro The Intelligent Investor de Benjamín Graham, economista e inversionista muy influyente del siglo XX. En este libro nos relata que existen dos clases de inversores: pasivos y activos.
Quisiera iniciar este artículo citando uno de los principales mensajes del libro The Intelligent Investor de Benjamín Graham, economista e inversionista muy influyente del siglo XX. En este libro nos relata que existen dos clases de inversores: pasivos y activos.
La diferencia que existe entre un inversionista pasivo a uno activo es que el primero, también llamado defensivo, busca realizar inversiones de largo plazo de forma selectiva y cautelosa, mientras que el inversionista activo se aprovecha de su conocimiento y herramientas que le permiten beneficiarse de momentos de oportunidad en el mercado, siempre buscando rentabilizar de una mejor manera su patrimonio.
Las condiciones económicas en los últimos años crearon áreas de oportunidad gracias al costo de oportunidad que existe por el bajo rendimiento en los instrumentos de corto plazo contra otras clases de inversiones. Ahora se percibe un mayor optimismo en los inversionistas por participar en otros activos de inversión, inclinándose por estrategias que puedan brindar cierta protección del capital. En la mayoría de los casos, estos sucesos han permitido revolucionar las recomendaciones de inversión, convirtiendo a los inversionistas más receptivos y abiertos a las opciones que los asesores les brindan para buscar un rendimiento positivo en tasa real, optimizando los portafolios de inversión a un mayor plazo y así generar mayor riqueza.
En estos tiempos, el inversionista inteligente se encuentra preocupado por mejorar la rentabilidad en sus inversiones, siendo más accesible en la asesoría en nuevos productos financieros.
Las condiciones macroeconómicas son favorecedoras: tasas bajas, inflación controlada, crecimiento económico en recuperación y apetito por el riesgo. Esta búsqueda de mejores rendimientos, que por consecuencia combatan la pérdida del poder adquisitivo en el patrimonio, ha tenido como resultado una reducción relevante en los inversionistas que concentraban 100% de su capital en instrumentos de corto plazo, obteniendo mejores beneficios en sus rendimientos en comparación con los instrumentos tradicionales.
No se puede cantar victoria todavía; existen muchos inversionistas que siguen apostando por seguir con rendimientos reales negativos con tal de sentirse cómodos y recibir sus intereses a un corto plazo, con una alta probabilidad de seguir perdiendo su patrimonio en términos reales; otro factor que influye es la poca cultura financiera y de diversificación.
En la actualidad, los inversionistas tienen la posibilidad de rebalancear sus portafolios y establecer un horizonte de inversión acorde a sus necesidades. En los últimos años, la oferta y demanda en otros productos de inversión ha crecido significativamente, y ello se traduce en mayores opciones y mejores retornos en las carteras.
Apreciado inversionista, vale realmente la pena dedicar tiempo al futuro de su patrimonio, platique con su banquero sobre las alternativas que existen en el mercado.
*El autor es director de Gestión de Activos de Banca Patrimonial y Privada en Bancomer.