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Geopolítica

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México recibe a un golpista, golpeado: Rubén Aguilar

Lo interesante va a ser cómo le va a hacer México si el político boliviano asilado en tierras mexicanas empieza a excederse en sus expresiones, advierte el académico.

México cometió un gran error al adelantarse a reconocer el triunfo de Evo Morales en la elección para un cuarto periodo de gobierno, consideró el académico Rubén Aguilar. Foto EE: Hugo Salazar

México ha dado asilo político al expresidente de Bolivia, Evo Morales, quien es un golpista que buscaba perpetuarse de manera dictatorial en el poder, por la vía del fraude y quien, a su vez, recibió otro golpe de Estado, afirmó Rubén Aguilar Valenzuela. 

En entrevista, el académico expuso que ahora lo interesante va a ser cómo le va a hacer México si el político boliviano empieza a excederse en sus expresiones.

Dijo que, si bien Morales se encuentra a miles de kilómetros de distancia de su país, por lo menos ha hecho, y con mucha intensidad, política de Twitter, porque todos los días se victimiza del supuesto golpe de Estado suigéneris que le sucedió y no asume su responsabilidad con su país de que el primer golpista fue él.

Sin embargo, recordó que el gobierno de México ha asegurado que la estancia de Morales en el territorio nacional no afectará el proceso de ratificación del T-MEC. Además, opinó que los estadounidenses están más preocupados por sus temas internos como para interesarse en México.

En opinión de Aguilar Valenzuela, el hecho de que el gobierno mexicano haya traído al país a Morales podría explicarse, porque el gobierno mexicano quiere construir una narrativa de que el presidente Andrés Manuel López Obrador está actuando como el presidente Lázaro Cárdenas, que dio refugio a exiliados en los años de las dictaduras y con ello abonar a la construcción simbólica que hace el mandatario mexicano de muchos de sus actos.

Aclaró que a él le parece correcto que el gobierno mexicano de asilo político por cuestiones humanitarias, independientemente de si el personaje es de izquierda o de derecha y si el personaje es golpista o no.

Incluso recordó que en México ya se tuvo a un dictador sanguinario como el Sha de Irán, Mohamed Reza Pahlevi en 1979.

Pero en el caso de Bolivia, “pareciera que (los colaboradores de López Obrador) estaban ansiosos de que Evo Morales viniera a México para que el presidente pudiera construir esta historia y equipararse al general Cárdenas”.

Fue un error reconocer el triunfo de Evo Morales inmediatamente

Desde su perspectiva, México cometió un gran error al adelantarse a reconocer el triunfo de Evo Morales en la elección para un cuarto periodo de gobierno, de octubre pasado, sobre todo cuando todavía no se acababan de contar los votos y organismos internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA) señalaba irregularidades en el proceso.

“México se adelanta y reconoce a Evo Morales, lo cual implicó reconocer el fraude (…) No había necesidad de reconocer tan rápido el triunfo, se podía haber esperado a que los órganos correspondientes, tomaran posición”.

Además, añadió, el exmandatario ya había incurrido en un golpe de Estado previo, cuando en 2016 convocó a un referéndum para poder ser reelegido, el cual incluso perdió.

En aquella ocasión el gobierno boliviano pregunto: “¿Usted está de acuerdo con la reforma del Artículo 168 de la Constitución Política del Estado para que la presidenta o Presidente y el Vicepresidente o Vicepresidenta puedan ser reelectas o reelectos por dos veces de manera continua?” y más de 50% dijo que no.

El académico indicó que el presidente Morales, a pesar de que previo a ese ejercicio había prometido que, si el pueblo boliviano decía que no, no buscaría reelegirse, se postuló, faltando a su promesa. 

Para ello recurrió a la Corte, utilizando el mismo argumento que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega uso para volver a ser postulado como candidato presidencial: que la Constitución estaba violentando su derecho humano al no dejarlo participar.

En ese caso específico dijo que fue una maniobra fraudulenta porque él controlaba al Tribunal Supremo de Justicia, antes Suprema Corte de Justicia. Al final participa en la elección del 20 de octubre pasado, donde, al conocerse los primeros resultados, no ganaba en una primera vuelta y manipula las elecciones para que los resultados finales le favorecieran.

Para entonces, señaló, la gente se va a la calle manifestándose en contera del intento del presidente de perpetuarse en el poder.

Indicó que si bien la cancillería mexicana no ha explicado de manera clara  por qué actuó como lo hizo, es posible pensar que al gobierno mexicano le pareció que como en México había un gobierno de izquierda, debería apoyar a otros gobiernos de izquierda para crear un frente continental de  izquierda, como lo vino a proponer el presidente electo de Argentina, Alberto Fernández durante su reciente visita al país.

Lo que sí queda claro, añadió, es que está fuera de lugar lo que hizo el gobierno mexicano, tanto al reconocer su victoria y luego ofrecerle asilo político cuando ocurre el golpe de Estado suigéneris, el cual se produjo cuando el alto mando militar de ese país le “recomendó” renunciar para pacificar al país por ser él el causante de lo que ha ocurrido.

En ese caso destaca que a Evo Morales no lo detienen, sino que se va a su casa en la región del Chapare, de donde fue líder cocacolero; no hay orden de detención; el ejército no toma el poder; no hay asesinatos. 

diego.badillo@eleconomista.mx

Periodista mexicano, originario de Amealco, Hidalgo. Editor del suplemento Los Políticos de El Economista. Estudié Sociología Política en la Universidad Autónoma Metropolitana. En tres ocasiones he ganado el Premio Nacional de Periodismo La Pluma de Plata que entrega el gobierno federal. También fui reconocido con el Premio Canadá a Voces que otorga la Comisión Canadiense de Turismo, así como otros que otorgan los gobiernos de Estados Unidos y Perú.

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